Casey Bentley miró el camino con el cejo fruncido, había huellas en la nieve y no eran las de Melody Mendez, no, este pie parecía más pequeño y no iba bien calzado a juzgar por la forma de la suela que había quedado dibujada en la superficie.
Detuvo su andar junto a uno de los árboles, al parecer el dueño –o dueña– de esos pequeños pies había tropezado dejando huellas de sus manos y algo de sangre en la nieve.
Siguiendo su instinto, comenzó a caminar en dirección a las huellas, que subían una pequeña colina de la cual se podía ver su casa, las huellas se perdían en la nieve, había caminado tambaleante mientras ascendía, como si... ¿Cómo si no viera con claridad?
Tras hacer unos metros más vio algo en el suelo, como un destello rojo, una persona. Aceleró los pasos y vio a una joven tirada en el suelo, desmayada con un corte en la frente que estaba cambiando de color a morado, mientras aun seguía sangrando, tenía algunos golpes en la cara, pero aun así su ropa no estaba rasgada, probablemente habría tropezado con algo.
Se agachó para ver de cerca el golpe en la frente era bastante serio, necesitaría atención médica, por esa razón la tomó en sus brazos y caminó presuroso hasta la camioneta que estaba a pocos metros, en la pista de aterrizaje que había usado Gregorio Hurtman para despegar. Colocó a la jovencita en el asiento de atrás, la aseguró con el cinturón y puso en marcha el auto mientras marcaba a su ayudante.
—Necesito que llames al doctor Rivas. Encontré a una jovencita en la propiedad, al parecer tuvo un accidente.
—Si señor —dijo el otro mientras sacaba la agenda del escritorio y comenzaba a marcar desde el teléfono fijo.
Casey miró a la chica fruncir el cejo, estaba despertándose, mejor se daba prisa.
—Revisa en circuito cerrado del aeródromo y los alrededores, quiero ver que le pasó y así ahorrarnos un juicio o algo por el estilo.
—Hace unos minutos uno de los vigilantes me aviso que vio a un tipo cabalgar, pero se alejó rápido. Al parecer es el hijo de Alicia que se está por casar con esta chiquita... la tontia ¿Cómo se llama?
¿De que estaba hablando ese idiota? Ahh se debía de estar refiriendo a la hija mayor de los McQeen.
—No me importa quien sea —dijo pasando el portón de la parte trasera de la propiedad— quiero que la vea un médico, tiene un golpe horrible.
Estacionó el auto y bajó a la jovencita, era pequeña y livianita, como cargar a una niña. La aludida frunció el cejo y una mueca se dibujo en sus labios, parecía a punto de llorar, pero aún así seguía con los ojos cerrados.
La dejó con cuidado en el sillón y una de las muchachas de la limpieza le tendió un paño con hielo.
—Es Teddy —dijo la joven mientras le quitaba el pelo del rostro— mi hermana, la más chica iba con ella a la escuela. Decía que era una cerebrito insoportable...
Cassius miró a la muchacha, no conocía a las hijas de los McQeen, sabía que su casa quedaba próxima a la de Keegan, pero nunca se había relacionado con ellos, sólo sabía los típicos rumores de viejas, que la chica era medio tontita y que sus padres le habían buscado un marido para sacarla de la casa ya que era la única que estaba viviendo con ellos.
Le puso el hielo en el golpe y ella abrió los ojos.
—Hola. Tranquila, te diste un buen golpe —le dijo cuando ella comenzó a forcejear y desesperarse— shh, shh calmate.
—¿El está aquí?
—¿Quién?
—Norman
—Estás sólo tu ¿Cómo te llamas?
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Por ti, amor
RomanceQuizá no la odiara tanto. Quizá solo la necesitara. Desde el primer momento hubo hostilidad, pero los sentimientos esconden otros más pequeños que suelen crecer sin explicación alguna. Mel era una persona con una gran fuerza, Jonas había perdido la...