- 04 - Decisiones que delimitan los caminos

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Su sonrisa parecía de gatito kawai de anime, mientras estaba parada en el medio de la sala de su nuevo departamento, su ventanal tenía un balcón que ahora le ofrecía una vista de lo más increíble.

Estaba cayendo nieve. A cantaros.

¡Y a cantaros!

Resultaba que le había alquilado a Nick Marshall, el marido de Eloise Ritman, uno de sus departamentos en Nueva York, era una torre segura que le daba la privacidad que el departamento anterior no poseía, pero nunca pensó que la torre iba a tener una visa tan impresionante de una de las ciudades más impresionantes del mundo.

Diciembre había comenzado con demasiados cambios, primero y principal, Cyntia, presentó un proyecto estilo "Amor a segunda vista" lo cual resultó ser una obra dirigida para adolescentes de entre dieciséis y veinticinco años, lo cual, la convertía en una de las escritoras de la editorial, aunque no tenia completo acceso a las computadoras de la editorial, si la volvía en una interesante competencia.

Obviamente no era una mala persona, solo era como ella, una mujer romántica que solo quería cumplir sus sueños, aún así, todos tenían sus recaudos cuando de sus trabajos se trataba.

Su libro ya estaba casi listo, el modelo ya había sido fotografiado y la tapa estaba lista, había sido un trabajo duro, porque eran tres la fotografías que habían sido seleccionadas, pero la ganadora fue una en donde se mostraba toda la sensualidad y fortaleza del personaje. El resultado fue un libro de tapa dura, quinientas páginas y un hombre de increíbles ojos azules mirando directamente hacía el frente, como mirando directamente a los ojos de a lectora que iba a tomar el libro en sus manos. Una obra maestra de una fotógrafa que había captado automáticamente la idea que se quería dar a primera vista con la historia.

Por otro, lado a unas calles de distancia, Jonas miró la ciudad desde la impresionante altura de su departamento frente al Parque Central. Todo le parecía tan insignificante desde cientos de metros de altura, pero nada lo era, todo y cada uno de los individuos bajo aquel enorme balcón, tenían una historia que los hacía únicos.

Como él.

Habían pasado sólo cuatro años desde que Thali se casara con Mateo Hurtman, desde que todo el maldito grupo de personas que traficaban mujeres cayeran uno a uno para develar el número real de victimas y devolver a cada joven a su hogar con sus familias.

A pesar del gran logro de las fuerzas que se ocupaban del caso, Jonas no iba a volver a ser el mismo, la traición de un ser amado... ¿cómo se supera semejante traición?

El dolor que lo abrumó fue de tantos niveles que era difícil de ponerle palabras, la mujer que amaba le había arrebatado a su sobrina y le había quitado todo, había estado prisionera en su propia casa, bajo sus propias narices y él... ¿él?

El corazón se le endureció de dolor, Thali había estado seis meses viviendo, o mejor dicho, sobreviviendo, en el sótano de su propia casa, sin agua, sin comida decente, sin la menor higiene.

Cuando fueron los forences a investigar descubrieron que no fue la única víctima que había estado en ese mismo lugar. Ese día había una joven, una bonita niña que murió ahí.

La culpable: Su esposa, la mujer que amaba había hecho la vida de miles de inocentes un infierno. Las prostituía, las sacaba de un lugar y las llevaba a otro, las mataba de hambre, de sed, les robaba todo, el amor, la protección, la dignidad, sus derechos...

Su derecho a elegir el cómo, el cuándo, el dónde y con quién.

SU derecho a vivir.

Cuando su abogado le avisó que la salud de Sofía estaba empeorando sus hombros adquirieron un peso obligado, no quería hacerse cargo de ella, pero su deber moral...

Por ti, amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora