Maratón 1/3
Esto es algo que pasa todos los días en todo el mundo, miles de niñas y mujeres son arrancadas de sus casas con atractivas propuestas laborales para salir de la pobreza, pero al final nada es lo que parece y debido a la necesidad de sacar a su familia del hambre ellas caen.
A veces sobreviven.
A veces no.
Cuando le digas PUTA a una mujer que trabaja en la calle, piensa ¿Lo hace porque quiere? ¿Ve a su familia? hay muchas cosas que por culpa de los estereotipos no vemos y la trata es uno de ellos...
Si sabes de alguien que esté pasando por este tormento, denuncia. La denuncia es anónima y podrías salvar la vida de muchas chicas.
Jonas le secó la sangre del muslo de su esposa, la inserción había sido dolorosa, pero Meli era una chica valiente. Luego de ponerle una bandita de Capitán América –Héroe favorito de su esposa– le acarició la zona detrás de la rodilla (también llamada poplitio, pero poco utilizada ya que causa risa en las personas).
—Dime la verdad ¿duele? —pregunto Jonas.
—Ya pasó.
Nick sonrió.
—El chip esta calibrado y responde correctamente.
Andreas estaba con la computadora y Michelle con una tableta que fácilmente podría pasar como un celular de alta gama. Todos estaban configurando sus aparatos para tener la posición exacta de Melody en todo momento y lugar.
Una vez que todo fue sincronizado y los guardias de seguridad avisados todos se quedaron tranquilos y cada uno se fue a descansar, Cecilia ya no estaba en la casa y no había nada de cenar y Meli no tenía ganas de cocinar, entonces fue al depósito y vio unos Maruchan, como no le agradaba la idea de hacerlo en el mismo recipiente de plástico, puso agua a hervir y separó los ingredientes para hacerlo en una cacerolita pequeña, mientras el agua hervía sacó dos tazones, unos palitos que, a saber por qué razón, Jonas guardaba en una linda cajita de vajilla oriental, cuando el agua estuvo en su punto, partió los nudles y colocó todo según como indicaba la receta.
Jonas bajó y vio que Meli ponía la mesa.
—¿Compraste Ramen?
—Se me había antojado.
Aunque no era un ramen elaborado de manera casera, a Jonas se le antojó de lo más delicioso, y cuando lo probó...
—Delicioso amor, no sé como lo hiciste, pero no sabe como si lo hubiera hecho yo mismo —admitió—. Muy bueno.
Cuando acabaron de comer, Jonas lavó todo lo que había usado y Meli fue a preparar la habitación para dormir. La primavera estaba siendo gentil en Gold River y el aire que entraba por la noche en la habitación era hermoso, el perfume de las flores que había cultivado en todas las macetas de la casa estaba por todo el lugar, los arboles de los alrededores estaban también floreciendo y eso se sentía bien.
Texas era su casa.
Así le había dicho a sus padres días atrás, estaba en casa y que con Jonas se sentía bien, el era todo lo que había esperado y más. Al decir eso su padre pareció complacido, pero había una brecha en ellos que dudaba que alguna vez se pudiera reparar y ambos, tanto como su padre como su madre, lo sabían.
Jonas entró a la habitación y la vio parada en la ventana, su vientre era maravillosamente visible y el bebé y ya contaba con cinco meses de embarazo. Poco a poco había notado en su esposa un cambio que la hacía parecer más tranquila, la razón era que había arreglado algún que otro problema con sus padres, pero la confianza que ella tenía en ellos jamás iba a volver a ser la misma.
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Por ti, amor
RomanceQuizá no la odiara tanto. Quizá solo la necesitara. Desde el primer momento hubo hostilidad, pero los sentimientos esconden otros más pequeños que suelen crecer sin explicación alguna. Mel era una persona con una gran fuerza, Jonas había perdido la...