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Volvamos 3 años atrás

—Mamá, realmente me gusta esa chica de mi clase, creo que la invitaré a salir— dijo un Hyunjin emocionado mientras almorzaba con su madre y su hermano.

—¿Cómo dices que se llama?— preguntó su madre a quien le hacía ilusión que su hijo esté enamorado.

—Michaela, Hwang Michaela— respondió con una gran sonrisa.

Soobin hacia como si no le importara la conversación en la mesa, pero en realidad estaba escuchando todo. Estaba armando un plan para golpear bajo a su hermanastro.

Soobin siempre le hizo la vida imposible a Hyunjin, estaba planeando hacerle algo que lo lastime mucho.¿Por qué?. Pues por haberse metido en su familia y por haberse convertido en el preferido de su padre, con quién su relación no era muy buena desde que su mamá falleció.

El pelinegro sabiendo que a su hermano le gustaba esa chica empezó a dejar cartas y regalos en el casillero de la mencionada.

La chica no estaba para nada mal, era muy bonita y tenía una cálida personalidad.
Los meses pasaron y ella ya estaba completamente enamorada de su admirador quien la había citado en el río Han para por fin conocerse.

Soobin había empezado a gustar a de ella sin darse cuenta, y su plan casi se viene abajo. Pero el pelinegro no estaba dispuesto a dejarla ir ahora que ella estaba en sus manos.

Ambos cayeron en el juego del amor y el estafador termino siendo estafado.


Ya eran las 7, Michaela estaba sentada en una banca esperando al susodicho, se sentía feliz y nerviosa, quizá este sea su primer novio.

—Hey— oyó decir por un chico.

Ella instantáneamente giró a ver de quién se trataba.

—¿Choi Soobin?— sus ojos se abrieron como dos canicas.

—Hola—dijo con una tímida sonrisa. La chica lograba quitarle toda su seguridad.

—Todo este tiempo, quien me ha enviado cartas ¿fuiste tú?— sus ojos brillaban, Soobin había sido su crush desde que llegó a la escuela y estaba feliz de que fuera él.

—Yo estoy enamorado...— cubrió su rostro
—De ti—

Michaela se hizo roja como un tomate, no esperaba una confesión tan repentina.

—También me gustas— dijo con timidez.

Ambos estaban sonrojados y nerviosos. El pelinegro y ella caminaron hasta llegar a la orilla del río. Ambos tenían algunas cosas en común, y el pelinegro no lograba comprender como la chica podía hacer que sus problemas desaparezcan un momento. Soobin era conocido por ser muy popular y por ser muy seguro y nada temeroso de lo que hace, pero Michaela lograba tirar su seguridad a lo más fondo del suelo.
Soobin la quería, la quería solo para él.

Ambos miraban a la orilla que se iluminaba con las luces de la ciudad.

—Se mi novia— dijo sin pensarlo dos veces.

La chica abrió los ojos como canicas, sus mejillas se ruborizaron, tomó una bocanada de aire y...

—Está bien— intentó tapar su cara con sus manos pero el pelinegro la detuvo.

Tomó una de sus mejillas delicadamente y depositó un tierno beso en los labios de la chica.
Ella estaba en completo shock, este había sido su primer beso, en su primera cita y con su primer novio.

Ya había pasado un mes, y Soobin la llevaría a conocer a sus padres. La escuela desconocía la relación de ellos, pero pronto Soobin lo haría oficial frente a su familia y frente a toda la escuela y sus fans.

Soobin y Michaela caminaban hacia el comedor de la casa de este. Sus manos sudaban y estaba muy nerviosa.

—Tranquila— dijo un Soobin quien no podía aguantar más para ver la cara de su madrastra y su hermanastro.

La familia estaba ya en la mesa esperando a los jóvenes, Hyunjin estaba emocionado por conocer a su cuñada, él tenía la esperanza de que ella cambie a su hermano.

—Buenas noches— dijo Soobin. Atrás de él estaba Michaela. —Papá, ella es mi novia— se hizo a un lado y dejó ver a la muchacha.

—Oh, Soobin felicidades— dijo su madrastra quien no tenía idea de quién era la chica

Hyunjin se quedó estático, no lo quería creer. Su enojo se hizo presente rápidamente, sus orejas rojas lo delataban y su mirada era más que obvia.

Soobin miró a su hermanastro, se sentía muy satisfecho de haber causado eso. Ahora solo faltaba que la madre de este sepa quien es ella.

—Y querida— dijo el papá de Soobin, un hombre muy guapo y elegante —¿Cómo te llamas?—

—Soy Michaela, Hwang Michaela— respondió tímidamente y con una sonrisa leve.

La madrasta miró a Hyunjin atónita, no lo podía creer. Los señores Choi estaban encantados con la jovencita, la mamá de Hyunjin se sentía algo incómoda pero sabía que la chica no tenía nada que ver en ello. Hyunjin no habló mucho durante la cena y si lo hacía era solo a Michaela.
Soobin se sentía como un ganador, por haber roto el corazón de su hermanastro. De ahora en adelante, no solo tendría a Michaela cómo su trofeo, si no que tenía a alguien quien le haga olvidar todos sus problemas.















Pasó un año y medio.
El pelinegro se empezó a dar cuenta que su hermano ya no estaba tan interesado en su novia. Por otro lado, ella se había vuelto aburrida. No quería hacer lo que Soobin deseaba, cosa que le enojaba.
Es por eso que de vez en cuando, salía a despejarse y salía con otras chicas a espaldas de su novia.
Cuando se sentía triste o deprimido la buscaba, ella era como su medicina para la tristeza. Pero cuando está tristeza se iba, ella pasaba a convertirse en nada a comparación de otras chicas.

Así pasó el tiempo, la chica lo descubrió miles de veces y esas miles de veces lo perdonó. Soobin la había hecho muy dependiente de él.

Hasta que ella se cansó, y a Soobin se le escapó de las manos. Ya no podía controlarla más, así que decidió dejarla. Después de todo ya no le servía y pensaba que habrían chicas mejores.


L I M E R E N C E  [ Choi Beomgyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora