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—Yo—

—Yo no te lo diré. No viene al caso Soobin, solo te decía antes de que cometas una locura—

—Si lo que dices es cierto...— parecía un tanto convencido.

—¿Sí?—

—No. Lo siento. Tengo que escuchar eso de sus propios labios—

—Soobin, nunca antes he hablado más en serio. Ya no profundices la herida, por favor. No sabes lo difícil que fue para Taehyun y para mí verla de esa manera—

—Y les agradezco mucho, pero es que yo no quiero...no quiero dejarla ir—










































—¿Podemos hablar?— intenté una vez más poder hablar con Micha.

Un tierno —pasa— se escuchó después de tantos intentos. Entré a su habitación y la encontré envuelta en sábanas mientras miraba una película en su laptop.

Me senté al borde de su inmensa cama mientras observaba su lindo rostro que brillaba con la luz del computador.

—Perdón—

Ella pareció no oírlo.

—Micha—

—¿Sí?—

—Perdón—

Un fuerte suspiro soltó, mientras con tosquedad cerraba su aparato.

—Esta bien Gyu—

—Gracias—

—De todas formas no podía enojarme tanto tiempo— una delgada línea formó con sus labios, un intento de sonrisa. Pero en su cara se notaba cierta preocupación, cierto desanimo que me indicaba que las cosas no estaban bien.

—¿Puedo abrazarte?—

Ella asintió, para quitarse todas las sábanas de encima y finalmente acercarse a mí.

Sus delgados brazos me rodearon mientras  se encontraba sentada en mis piernas.

—No volvamos a separarnos así—

—Solo han pasado unas cuantas horas Gyu—

—Lo siento, pero yo no puedo vivir siquiera unas cuantas horas lejos de ti, realmente se sintieron como meses o hasta incluso años—

—Yaa... estás exagerando—

—Bueno sí, pero igual. Te extrañé mucho— sus pequeñas manos jugaban con mi cabello, mientras yo disfrutaba de su rico aroma.

—Gyu, no vuelvas a ocultarme cosas así—

—Lo prometo— dejé un pequeño beso en la punta de su nariz mientras una pequeñas sonrisas escapaban de sus labios.






















































Un portazo se oyó, mientras Taehyun, Michaela y yo mirábamos una película.

—Hola, ya volví— dijo Soobin quien se quitaba los zapatos y se ponía las pantuflas. Entre sus manos traía una bolsas.
—Compré helado de muchos sabores—

—Wow, cada vez me agrada más que estés aquí— Taehyun se jactaba mientras buscaba su sabor.

Michaela y yo nos pusimos en pie para de igual manera buscar nuestros sabores. Soobin miraba con atención nuestros movimientos acompañado de una sonrisa envidiable.

Tomé el envase que contenía helado de mango, mientras Michaela seguía buscando.

—Oh, espera— Soobin buscó una de las bolsas y sacó un envase de otro color.
—Este es para ti—

Michaela lo recibió, con una ceja arqueada y con algo de incertidumbre.

Quitó la tapa, y empezó a dar saltitos. Soobin lucía una muy hermosa hilera de dientes mientras ella saboreaba aquel especial sabor que solo vendían en aquella heladería de Seúl. 

—¿Cómo lograste traerlo?— soltó emocionada. En estos días había intercambiado muy pocas palabras con Soobin, pero estaba vez me sorprendió.

—Pedí delivery—

—¿Desde Seúl?— sus ojos estaban realmente abiertos. Estaba sorprendida.

—Umm...¿Sí?—

—Wow, eres genial— metió una gran cucharada a su boca y con las mejillas llenas le sonrió al peliplateado.

Es solo helado, no es para tanto.

Con algo de enojo volví al sofá para continuar con la película. Taehyun se sentó a mi lado, al igual Micha. Pero como ya no había espacio, Soobin se sentó en la alfombra a los pies de mí no aún novia.
Fue una maratón de películas de Shrek muy divertida, pero aún no podía quitar de mi mente aquellas sonrisas que Soobin y Michaela se dedicaban durante los filmes.








L I M E R E N C E  [ Choi Beomgyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora