L I M E R E N C E [ Choi Beomgyu]

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—¿Sí?—dijimos al unísono.

—¿Pasó algo entre ustedes?—

Soobin y yo nos miramos sin decir ni una palabra. Sin darnos cuenta habíamos alcanzado a los demás. Nuestros amigos se quedaron perplejos viendo la unión de nuestras manos.

—Bien, bien—Yeonjun de acercó a Soobin y golpeó su espalda suavemente—
—Si la vuelves a lastimar, nada me detendrá para romper tu linda cara Choi— Yeonjun miraba con seriedad a Soobin, con una seriedad acompañada de una sonrisa ladina.

—¡Felicidades!— dijo Hyuka abrazándonos fuerte. —Hyung, si le haces algo. Dejaré de ser el tierno Huening Kai contigo— Kai intentó sonar amenazante, yo quería evitar no reír.

—Me iba enojar porque no me contaron, pero al ver que todos estaban igual de sorprendidos que yo, decidí perdonarles— Eunbyol miró intimidante a mi novio.
—Sabes, yo practiqué artes marciales hasta hace un año, fácilmente podría romper todos tus huesos Bin. Cuídala o te la vas a ver conmigo—

—No te preocupes, lo haré bien esta vez— el de cabello lavanda besó mi mano levemente, provocando mil sensaciones dentro de mí, una de ella era la vergüenza.

Beomgyu nos miraba con una expresión indescifrable, parecía no poder creerlo.

—Espero les vaya bien— dijo serio y con la mirada en el suelo.

—Gracias, Gyu—

Aquellos sentimientos que tenía por Gyu eran diminutos. No fue fácil sacarlo de mis pensamientos, pero las cosas ya estaban hechas. Tenía a Soobin, quien nunca me había dejado de gustar y a Beomgyu quien fue un amor efímero, pasajero.

—No fue lo que esperaba—

—Las miradas de los chicos me daban miedo—

Soobin y yo conversábamos mientas en el metro de la ciudad todos se amontonaban.
Éramos jóvenes estudiantes, sin empleo y por lo tanto si queríamos salir o comprarnos algo debíamos ahorrar. Por eso optamos en viajar en metro, era más económico que ir en taxi todos juntos.

—¡Beomgyu-ah!— dijo su muy linda novia quien nos esperaba en la entrada de la plaza.

—Hola linda—respondió el peliplomo.

—Hola Hyebin— dijo uno por uno

Hyebin, tenía mi misma edad. Íbamos a la misma escuela pero a diferentes salones. Es una chica muy amable y muy muy muy linda. Media escuela moría por ella, era la hija del director, por lo tanto sus notas eran las mejores.
Su cabellera negra y lacia, su piel de porcelana como le decíamos, la hacía ver como una muñeca.
Ella y Beomgyu encajaban a la perfección, el uno para el otro, el ying y el yang, los panqueques y la miel, la palta y el limón.
Eran una pareja tan visual y tan tierna.

Aquella feria de cultura suramericana era genial. Nunca habíamos visto danzas tan exóticas y comidas tan deseables.
Habían extranjeros de nuestra edad quienes se sentían muy cómodos con tener un poco de sus países en esta ciudad.
Era divertido ver a Yeonjun intentando bailar tango con la chica de Argentina, Yeon era un bailarín nato sin duda.