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—¿Tienes tiempo libre?—

—Umm, justo ahora estoy saliendo de un ensayo, así que sí. Estoy libre Gyu—

—Genial, en un rato paso por la empresa—

—Bien, hasta luego— sonó un tanto molesto. La última vez que hablamos fue después del incidente en su casa.



—¿Sucedió algo?— Soobin con una bandana y ropa holgada preguntó mientras caminábamos por la zona.

—No— dije mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta. Por alguna extraña razón hoy sentía más frío que otros días.

—Vamos Gyu, habla—

—Bien, bien—

—Es sobre Micha—

—¿Le pasó algo?—

—No, es solo que— tomé aire profundamente, tenía miedo de hablar.

—¿Sí?—

—Ya le pedí perdón—

—Vaya, eso es genial. Si ella ya no está molesta, yo tampoco lo estaré—

—Genial—

—¿Y cómo van las cosas con Hyebin?—

—Super bien, somos muy felices—

Ambos caminamos en silencio durante un rato. Era incómodo, quería decirle cómo me sentía, pero temía que él también se aleje.

—Beomgyu ¿Somos mejores amigos?—

—Sii...— dije mientras asentía. El ambiente era raro.

—Yo creo que no. Verás, yo no he sido un buen mejor amigo desde el principio, el negarte frente a los demás y ocultarte cosas importantes como la relación con mi novia. Eso no es de mejores amigos—

Nos detuvimos en el parque, mientras mirábamos a un grupo de niños jugar fútbol.

—Tienes razón, yo tampoco he cumplido como mejor amigo hyung—

—Creo que es momento de hacer bien las cosas— una sonrisa con sus delgados labios se formó en su rostro.

—Estoy de acuerdo— respondí de la misma forma.

—¿Sin secretos y con mucha sinceridad?—

—Así será—

Nuestro peculiar saludo selló aquella promesa.

Ahora debía ser sincero, iba a empezar a hacer las cosas bien o eso espero.

Un impulso abstracto me motivó a contarle lo que estaba pasando.

—Hyung, yo— un balón de fútbol chocando contra mis pies interrumpió lo que iba a decir.

Un pequeño niño se acercó a nosotros a pedir disculpas.

—Lo siento, señores—

Soobin y yo nos miramos impactados.

—¿Señores?— dijimos al unísono para luego echar a reír.

Si bien quería decirle todo mi sentir a mi mejor amigo, sentía que arruinaría el bello momento que estábamos viviendo después de tanto. Mientras Soobin hacia de portero en aquella cancha de fútbol yo jugaba con el grupo de niños pequeños. Un pequeño flashback llegó a mi mente. El recuerdo de como Soobin y yo nos conocimos.





—Mamá, te extraño mamá— el pequeño niño de cabellos negros derramaba sus lágrimas en un rincón de aquella fría sala donde se velaban los restos de su fallecida madre. 

Nuestros padres siempre fueron buenos amigos, yo había salido de la escuela recién.   Papá no pudo recogerme y mi maestra me había llevado a dónde dijo mi papá que iba a estar. Llegué a ese lugar donde todos vestían de negro y blanco, un frío ambiente se sentía.

Busqué con la mirada a mi mamá, quien se encontraba consolando al papá de Soobin.
Nunca había visto al señor Choi tan destrozado, él se caracterizaba por ser un señor muy feliz. Pero con mi poca edad no lograba comprender que pasaba. No quería estar en ese lugar, sentía ganas de llorar después de haber visto a tantas personas derramar lágrimas desconsoladamente.

Busqué la salida hacia el jardín, y antes de cruzar aquella puerta. Los lloriqueos de aquel único niño llamaron mi atención.

—Hey, no llores—

El niño se dió cuenta de mi presencia. Se detuvo un momento y limpió las lágrimas que se resbalaban por sus mejillas.

—No llores, mira, si dejas de llorar te regalaré...ummm. ¡Ya sé! Este chocolate— en mi bolsillo había guardado una pequeña barra de mi chocolate favorito. El niño se quedó impresionado viéndolo.

—Papá no me deja comer dulces— dijo entre sollozos.

—Pero nadie se lo va a decir. Además ¡Yo te estoy invitando!—

Los ojos de Soobin brillaban mientras deboraba aquel dulce manjar.

—Soy Soobin— dijo estrechándome su mano.

—Soy Beomgyu— estreché su mano con una leve sonrisa. —¿Quieres ser mi amigo?—

—Si quiero— dijo con su graciosa dentadura, a Soobin le faltaba un diente.

—Está bien, pero promete algo. Promete que ya no vas a llorar—

—Umm, pero mamá dice que cuando te sientes triste debes llorar—

—Mi mami me dice igual, pero que no debo llorar mucho si no mis ojos se harán muy grandes y rojos como los de un búho— con mis pequeñas hice unos binoculares. —Algo así—

—¿Así?— el pelinegro hizo lo mismo. 

—Sip, algo así. Y por cierto, Soobin ¿Por qué llorabas?—

—Porque extraño a mamá, papá me dijo que se fue de viaje por un largo tiempo y que tardará en regresar. Él dice que me está vigilando desde el cielo, para que me porte bien y sea una niño bueno—

—Oh, de seguro debe ser muy lejos. De seguro se fue en avión—

—Si, dijo que de fue en avión hacia allá— Soobin con sus pequeños dedos señalaba las nubes. —La extraño mucho—

—Te entiendo, yo también estaría triste si mi mami se fuera lejos. Pero, oye, tu papá dijo que ella volvería ¿no?—

—Sip—

—Entonces solo tienes que esperar un poco. Y cuando vuelva la recibes con un buen abrazo. Mientras tanto...umm...yo Puedo venir a jugar contigo—

—¿De verdad lo harías?— sonaba tan feliz.

—Claro que sí, le diré a mi papi que traiga todos los días a tu casa—

—¿Lo prometes?— su pequeño dedo meñique saltó a escena.

—Lo prometo— mi dedo se entrelazó con el suyo y sellamos la promesa.

—Lo prometo— mi dedo se entrelazó con el suyo y sellamos la promesa

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L I M E R E N C E  [ Choi Beomgyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora