Mi Hermosa Salvación - Terminada

Capítulo 27

Kristell

Me siento confundida, al despertarme recuerdo el sueño que tuve anoche. Y es extraño que sea la segunda vez que sueño con el mismo niño de mirada extraña. Creo recordar que tenía un ojo celeste y otro verde.

¡Definitivamente eso es extraño!

Me levanto para tomar un baño, busco entre el ropero una ropa cómoda y una toalla. Salgo al pasillo para ir directo al baño, hago mis necesidades, luego me despojo de mi pijama y entro al agua artificial. El agua fría ayuda a sanar más rápido mis costillas, me baño muy rápido. Cierro la llave de la ducha y agarro la toalla que se encuentra colgada al lado de donde estoy.

Para no hacer un charco en el piso, me seco el cuerpo dentro de la ducha, piso el trapo que está en el piso y me cambio ahí mismo de ropa, para no mojarme enrollo la toalla en mi cabeza.

Camino hacia el lavado y me dedico a lavarme los dientes, le doy una sonrisa mostrando todos los dientes al espejo frente a mi al terminar. Ya que estoy aquí, decido limpiar el baño y no me lleva mucho tiempo ya que no estaba muy sucio.

Al salir del baño me encuentro con la señora Roberta y la saludo.

-Buenos días señora Roberta – juntas caminamos hacia mi habitación - ¿Cómo amaneció?

-Bien mi niña – toma asiento en la cama - ¿A qué hora llegaste a noche?. Me quedé dormida temprano y ya no me desperté en toda la noche.

-A la media noche. ¿No está molesta verdad?

-Claro que no, tienes que vivir y de vez en cuando salir a fiestas. No es malo, más bien  te relaja de la rutina de todos los días.

-El equipo ganó y el papá de Thiago quería que todos vayamos a celebrar a su casa y la hora se fue volando – le explicó – Le dieron la beca a Matthew.

-Es fantástico, ese chico se lo merece – sonríe con alegría - Bien mi niña es hora de ir a prepara el desayuno. No me puedo quedar a seguir platicando ya que Joel tiene que ir a trabajar.

-Me gustaría ir con él – la miro con súplica – es Sábado y me aburro estar encerrada.

-Lo hablamos en un rato.

-Esta bien, me peino y voy ayudarla – se pone de pie y sale de la habitación.

Me quito la toalla de mi cabeza y busco el peine en la mesa de noche, desenredo el nudo que tengo con suavidad. Ya lista camino hacia la cocina.

Le ayudo en lo que falta, coloco todo en la mesa y me siento al lado de Joel, que llego hace unos minutos.

-¿Dónde está el señor Edgar? ¿No va a tomar desayuno?

-Papá salió temprano, tiene mucho trabajo en la firma.

Asiento por lo que dijo Joel, tomo un pedazo de pan y me lo meto a la boca. Desayunamos en silencio por unos minutos.

-¿Ya decidió si voy a ir con Joel?- la miro ansiosa.

-Esta bien. Pero ten cuidado, no vas hacer otra cosa que estar sentada en el caunter.

-Se lo prometo.

Al salir de casa tomamos un taxi hacia la florería, le pago al taxista y Joel se dedica a abrir. Como no vengo hace mucho, veo más flores de lo normal, me pongo el delantal y agarro una escoba y comienzo a barrer.

-Mamá dijo que te quedes sentada – me quita la escoba.

-Quiero ayudar a limpiar – me justifico.

-Kristell.

-Esta bien, esta bien – levanto las manos dándome por rendida – Das miedo cuando me miras así.