Capítulo 23

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PARTE 2

Kristell

Mi tía regresó a la habitación, lo hizo bien tarde. No se que es, lo que le tomó  tanto tiempo. Espero que no haya estados con mis padres.

A mitad de la noche el dolor de en las costillas, me estaba matando, mi tía tuvo que llamar a las enfermeras de turno. Tuvieron que darme calmantes para el dolor, ya que; el que me dieron antes de dormir, ya había pasado su efecto.

Cuando mis ojos ya estaban a punto de cerraste escuché a tía hablar, creo que, nunca voy a poder sacarme esas palabras que pronuncio con tanto dolor.

¡Mi niña; porque te hizo todo esto!

No me acuerdo si le respondí o no. Pero espero que los efectos de la patilla, no me hayan hecho una mala jugada y haber sido real lo que dijo.

La enfermera me despertó, a las 6 para revisar los moretones que están en todo mi cuerpo, espero tener un mejor aspecto que el de ayer. Mi ojo todavía no lo puedo abrir por completo y me es difícil moverme sin sentir dolor en mis costillas.

-Todavía el doctor no te va dar de alta – explica – Por lo menos tiene que bajar la inflamación en tus costilla y ver que ese moretón en tu rostro, deje de verse mal.

Asiento a lo que nos explica y lo entiendo, los golpes que mamá me dio, me han dejado destruida. Física y mentalmente.

Intento dormir otro rato más, pero es imposible. Por mientras que mi tía se fue a la cafetería y yo espero que me traigan el desayuno, observo por la ventana. Parece que el día de hoy va a llover, hay nubes grises por todo el cielo, ni decir de los árboles, que sus hojas se están moviendo por la brisa.

Le sonrío a la enfermera que entra con el desayuno, lo deja en la mesa de al lado de la cama y me ayuda a sentarme bien, con dificultad lo logro y le agradezco antes que se retire y dejarme sola en esta habitación.

Peino con mis dedos mi cabello que está todo enredado, seguro que se ve como un nido de pájaros. Trato de hacerme una trenza, pero falló en el intento ya que no tengo como agarrarlo.

Suspiro con molestia, ya que no tengo de otra lo pongo todo para atrás.

Mi desayuno consiste en un vaso con avena y otro de agua, junto a este a un plato con pan  con huevo duro. También hay pequeño pomo con las pastillas correspondientes que me toca a esta hora.

Me tomo todo con paciencia al pesar del hambre feroz que tengo. No estaba nada mal y mi estómago a quedado satisfecho. Coloco la charola en la pequeña mesa y espero a que se la lleven.

No tengo un espejo para ver como amaneció mi ojo, sigue haciéndome difícil abrirlo con totalidad . Si estuviera mi madre en este momento  diría que es toda una obra de arte.

Aún me duele todo lo que a hecho. Mis dibujos que tanto me costó  hacerlo y tienen un gran significado para mi, ahora no son nada. Están hechos trizas.

Escucho la puerta ser abierta y por ella entra la señora Roberta. Por su cara me doy cuenta que el moretón sigue ahí.

-¡Mi niña! – me mira con tanta tristeza - ¿Quién te hizo tal cosa?

-Fue mi mamá – le confieso.

Entre lágrimas, le cuento poco a poco como se sucedieron los hechos. Desde que comenzó con el primer jalón de brazos, cuando solo era una niña hasta lo último que paso para dejarme en esta habitación.

Mi Hermosa Salvación - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora