Capítulo 29

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Kristell

Termino de dar los últimos toques al dibujo, difumino ciertas partes que tuve que corregir, por que cierto chico no paraba de moverse y se me hacia muy difícil de dibujar. Le sonrió y se le muestro, es un nuevo reto para mi, no estoy acostumbrada a que me miren cuando estoy en mi momento de inspiración.

Cuando soy yo de verdad, por que todo lo que dibujo tiene un pedazo de mi persona.

-Woah… Esto es asombroso – dice Joel.

-¿Te parece? – le preguntó un poco indecisa.

-Si, esta genial. Cuando me dijiste que sabías dibujar, no sabía que lo hacías tan bien – me entrega el cuaderno en el que está dibujado el retrato - ¿Me lo puedo quedar?.

-Claro que sí, es todo tuyo.

Arranco la hoja con mucho cuidado y se la entrego. Guardo y limpio el desorden que hay en la habitación.

Llevamos tres horas dentro de estas cuatro paredes por culpa de Joel. Son las diez de la noche y mañana tenemos que despertar muy temprano, van llegar más flores y como comienza el verano, hay mucho más trabajo que en el invierno.

-Es una pena que no obtuvieras la beca.

Joel tiene toda la razón, pero así es la vida y uno hay que luchar por sueños.

-Buenas noches Joel – le digo – No te olvides de poner la alarma, no podemos llegar tarde a la florería.

-Si, si.

Se va, cerrando la puerta. Me cambio de pijama y voy al baño a cepillarme los dientes, con cara lavada y dientes brillantes, camino de vuelta a mi habitación.

Ya acostada en la cama, me acuerdo sobre las palabras dichas que hizo Emma en la fiesta de graduación que fue hace dos días. Y tiene toda la razón, esa noche disfrute de lo máximo todo lo que quedaba de ella.

Sin dejar de pensar en sus palabras y ser consciente en la decisión que tome de trabajar y juntar el dinero para luego ingresar a una Universidad.

A la mañana siguiente me despierto gracias a la alarma del celular, son las 6 de la mañana y el sol ya alumbra por mi ventana.

Hago mi rutina de todas las mañanas y como ya no hay tiempo para tomar desayuno, le digo a Joel que compremos algo por el camino.

En todo el camino lo riño y si por su culpa el probador que nos trae las flores, se va y nos deja sin flores, se las va a ver con su abuela. Y nos es la primera vez que se levanta tarde, desde que lo conozco, sufre por madrugar.

Felizmente que el señor no se fue.

-Disculpe, ¿Esperó mucho tiempo? – pregunto.

-No, acabo de llegar – asiento.

Mientras yo me encargo de abrir, Joel le ayuda al señor a dejar los ramos de flores y las macetas. Después de treinta minutos de recoger toda la mercancía y haberla ordenado en la tienda, se abre la puerta para atender a los clientes.

Se nota que el verano a comenzado con fuerza, hace un calor infernal, lo bueno que las puerta están abiertas y hay un poco de aire. Pero dentro de unas horas, al medio día, ya no corre nada de aire.

Le dejo encargada la tienda a Joel, mientras voy a la panadería que está una cuadra a comprar nuestro desayuno.

Entro al local y camino en donde esta la chica con la máquina registradora, pido dos batidos de fresa y tostadas con mermelada. Mientras espero que llegue el pedido, me acerco a la ventana y veo a gente caminar por la acera, frente a la cafetería veo un auto que  parece que es de mis padres. 

Mi Hermosa Salvación - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora