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Lena Luthor

Odio pensar demasiado, generalmente cuando alguien lo hace muy seguido termina llegando a conclusiones tristes, yo odio estar triste, pero también se que como seres humanos las emociones son un tópico natural. A veces recuerdo mi infancia, los momentos de mi nacimiento hasta los doce años fueron meramente buenos, mis padres siempre trabajaron demasiado para mi gusto, jamás estuvieron presentes en mis momentos importantes como obras escolares, recitales, concursos de inteligencia, el único que siempre estuvo allí fue Lex. Cuando cumplí los doce años, el día de mi cumpleaños para ser exacta Lex y yo salimos a celebrar mi cumpleaños al centro comercial, a escondidas de nuestro mayordomo; fue una mala idea. A eso de las tres de la tarde escuchamos los estruendos y gritos de las personas seguidos de una muchedumbre corriendo aterrados, nosotros hicimos lo mismo aún sin saber que pasaba, Lex vio en el cielo la epica pelea entre un Superman más joven y dos personas con trajes verdes, el supo de quien se trataba; visitaba más la empresa de mis padres y había visto esos trajes antes en los laboratorios. Esa tarde Lex juro mantenerme a salvo de mis propios padres. Esa noche mis padres no regresaron a casa. Mi hermano con apenas veinte y tres años tuvo que hacerse cargo no sólo de la empresa de mis padres si no también de mi. Ambos juramos jamás ser como nuestros padres, ambos pensamos que lo mejor sería renombrar la compañía, todos desconfiaban de nosotros por ser Luthor, nuestra meta fue ganar la confianza de Metropolis de nuevo, usamos L-Corp, una simple palabra que no prometía un futuro brillante para nosotros y la esperanza de ser respetados de nuevo. Yo no fui de mucha ayuda pero siempre intente aligerar las cosas para Lex, suficiente tenía con todo el desafío de la empresa para tener que preocuparse por una adolescente rebelde.

Flashback
Hace diez años
Metrópolis

Lex Luthor camina nervioso por la enorme oficina de grandes ventanales, su corazón está latiendo al mil, su mente es un completo desastre, no es como si después de la traición de sus padres su mente hubiera tenido un descanso apropiado; tres semana había pasado desde el incidente con sus padres, el joven apenas había terminado su carrera en administración de empresas y ya debía manejar una empresa internacional y multimillonaria. Se había dedicado todo ese tiempo a revisar todos los activos de la empresa, el joven se dio cuenta de la infinidad de armas de kriptonita que sus padres tenían escondidas en las sucursales de la empresa. Lex luego de pensar varias noches que hacer con ellas le había pedido a su secretaria Eve que toda la kriptonita fuese recolectado y llevada a la sucursal en Metrópolis. Apenas ayer hizo un viaje al Daili Planet, buscando a Jimmy Olsen, el mejor amigo de Superman. El moreno al verlo realmente se sorprendió y más cuando Lex con suma amabilidad le pidió que le mandase un mensaje al hombre de acero. Jimmy al principio estuvo renuente a aceptar; se había hecho un tan mal concepto de los Luthor gracias a Lilian y Leonel que pensó que sus hijos serían iguales. Más sin embargo las palabras del hijo mayor de los Luthor le convencieron;

-. Por favor señor Olsen, se que cuando escucha mi apellido sólo puede ver a dos personas psicópatas que destruyeron la mitad de la ciudad y casi matan a su mejor amigo pero le pido que Por favor mire más allá de sus prejuicios; soy un joven de 23 años que debería estar celebrando por su recién graduación, en cambio estoy atado a la carga que conlleva ser un Luthor, con la responsabilidad de una empresa millonaria a mi cargo y no sólo eso, si no que también me convertí en tutor de una niña de doce años y a eso agregandole que debo recuperar la confianza de Metrópolis. - cuando el joven término de hablar.

El fotógrafo se quedó pensando por largo rato, vio algo diferente en la mirada del joven; pudo ver estrés, tristeza, decepción y miedo pero no pudo ver una sola pizca de la maldad que veía en los ojos de Lilian o Leonel. Le había dicho que haría lo posible por ayudar. Ahora mismo el joven hijo de los Luthor estaba esperando la llegada de Superman, en su oficina habían siete grandes cajas de plomo. La característica brisa pudo sentir, frente a el estaba un joven de su edad aproximadamente y una joven rubia de unos diez y nueve años. Habia escuchado de la joven, era familiar del hombre de acero, tenía sus mismos poderes, pero ella era heroína de National City, aunque agradecía que estuviera allí ya que su último encuentro fue fugaz, ahora tenía la oportunidad para agradecerle a la rubia. Ambos tenían la misma pose intimidante de brazos cruzados, el joven trago en seco. El joven Luthor estaba a punto de hablar cuando la puerta es abierta, el voltea su rostro para ver a una pequeña niña pelinegra caminar hacia el con la cabeza gacha y lágrimas en sus mejillas. A Lex le importó poco que los dos héroes estuvieran esperándole, se acercó a su pequeña hermana, ella le abrazo fuertemente.

La Dulce Mentirosa I: La Invasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora