「39」

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Minho llegó a casa de Jisung por fin, su mochila colgada en un solo hombro y muchos planos enrollados en la mano, llamó a la puerta, siendo recibido por su novio.

Minho lo abrazó, y Jisung dejó su mejilla descansar en la cabeza de Minho.

—¿Estás bien? —le preguntó Jisung después de uno o dos minutos de estar abrazados.

Minho se apartó, poniéndose en puntas para besar los labios de Jisung, miró la marca del rubio, repentino alivio en su rostro.

Estaba tan feliz de tener algo que lo uniera a Jisung, de sentir su marca bajo sus dedos y saber que era suya, solo de ellos dos. Durante lo restante del día antes de ese momento en casa de Jisung, apenas había separado sus dedos de la marca, asustado de que desapareciera.

—Entremos —respondió Minho.

Fueron directo a la habitación de Jisung, y Minho tomó un CD al azar poniéndolo solo para llenar el aire, puso su mochila y los planos en el piso.

Jisung lo esperó sentado en la cama, ya sospechaba que algo le pasaba a Minho, desde que no separó la mano de su marca en cinco minutos seguidos, y luego cuando lo abrazó apenas lo vio.

Minho estaba frente a Jisung, mirando su rostro, los delicados rasgos, los ojos desenfocados, los cabellos cayendo libremente por su cara, acarició la mejilla del rubio, Jisung tomó su mano y tiró de él, haciendo que Minho se sentara en su regazo.

Algo en su memoria lo transportó a cuando era pequeño, antes de que Shuhua naciera, Miyeon sorprendentemente no era una bebé que diera muchos problemas, Minho había caído y se había raspado la rodilla, incluso después de que su mamá la curara, Minho seguía llorando hasta que ella lo acomodó en sus piernas y de alguna manera el calor de su mamá lo había calmado y se había dormido. Era parecido lo que sentía ahora, el amor de Jisung envolviéndolo, casi con protección, dejó caer su cabeza en el hombro de Jisung, miró la marca de Jisung, sin intención de hacerlo, era tan familiar, después de todo la había visto 21 años en sí mismo.

—¿Recuerdas el chico de que te hablé? ¿Jackson? —Minho preguntó, su voz pequeña, solo para que Jisung escuchara aunque estaban solos.

Jisung asintió, apretó los brazos alrededor de Minho.

—¿Te hizo algo?

—No —Minho respondió —Solo... Hoy vino a hablar conmigo de nuevo, algo raro, como siempre, y cuando se iba a ir yo solo... él... No tenía marca, ni rastro, piel y más piel, ni una cicatriz. Nada.

Jisung frunció el ceño. —¿Eso es posible?

—Supongo... Yo... —Minho negó con la cabeza —¿Porque estaría él en este movimiento si no tiene una marca?

—¿De pronto está molesto de haber nacido sin ella? —preguntó Jisung, Minho se encogió de hombros.

—No lo sé, solo... me inquieta.

Jisung lo abrazó, besó su frente, y Minho en verdad estaba a punto de dormirse.

—Tengo sueño —murmuró.

—Duerme.

—No, yo... Quiero estar despierto todo el tiempo que esté contigo, para compensar el que no estamos.

Jisung sonrió.

—Estás cansado, duerme —Empezó a acariciar los mechones castaños —No me importa.

Así que Minho se durmió, en brazos de su alma gemela.

De alguna manera, Jisung se había movido a él y a Minho a estar acostados en la cama, Minho estaba de lado, los ojos cerrados y un brazo alrededor de sí mismo, sus piernas subidas casi hasta su pecho, su otro brazo estirado hasta Jisung, su mano en el pecho de su novio, quien estaba de frente a él, aun acariciando su cabello, que se sentía suave entre sus dedos, la respiración de Minho era lenta, estaba dormido tan profundamente que podría pasar hasta el día siguiente sin problemas.

Sana se recostó en el marco de la puerta, mirando a su hermano y a Minho, sonriendo levemente, se aclaró la garganta haciendo que la mano de Jisung detuviera sus acciones.

—¿Sana? —preguntó Jisung.

—Ven aquí, Sungie —pidió Sana.

Jisung en realidad no queráa hacerlo, sin embargo se sentó, la mano de Minho cayendo en el colchón, Jisung caminó hasta la puerta, conociendo su habitación ya lo suficiente para saber cuantos pasos eran hasta la puerta. Ignoró el repentino frío sin Minho.

—¿Está bien? —preguntó Sana.

Jisung asintió. —Tuvo que pasar la noche haciendo tarea, así que no durmió mucho.

Sana vio los planos en el piso. —¿Puedo ver su trabajo?

Jisung se preguntó si a Minho le molestaría, decidió que no era común que el castaño se molestara, así que asintió, Sana los recogió y luego caminó con Jisung hasta la sala, se sentaron en el sofá, Sana abrió el rollo, admirando el diseño de un edificio que había visto apenas en fotos, el Empire State de Nueva York. Admiró los trazos de Minho, cada medida y detalle que se había esforzado en dibujar. Pasó al siguiente, que debía ser creación de Minho, que parecía un hotel, con rasgos antiguos, pero aun así moderno, el papel se sentía más débil por lo que supuso que Minho lo había hecho hace tiempo, pasó al siguiente que era una copia del anterior con algunos cambios y más nuevo.

—Es increíble —Sana dijo, enrollando los planos y dejándolos encima de la mesa.

—¿Lo es?

Jisung quería ver, saber que tan bueno era Minho, ser capaz de admirar su trabajo, y decirle cumplidos.

—Sí —Sana asintió —Como... realmente bien, sabe dibujar muy bien, y sus ideas... es genial, espero que logre hacerlo.

—Lo hará —dijo Jisung, con seguridad.

Jisung volvió a la habitación cuando Sana dijo que tenía que hacer algo del trabajo, fue hasta la cama y se acostó para volver a estar igual que antes con Minho, aunque el castaño lo miraba con una sonrisa y lo sorprendió cuando se recostó encima de su pecho, rodeando su cintura y poniendo una pierna sobre las suyas.

—¿Te desperté? —Jisung preguntó, su mano en la cadera de Minho.

—Mhm no —Minho puso un beso en el pecho de Jisung por sobre su camiseta —Desperté porque no estabas.

Jisung sonrió, puso un beso en la frente de Minho.

—Puedes quedarte aquí hoy, si quieres —dijo el rubio, porque realmente no quería despedirse de Minho.

Minho solo asintió, y se acercó aún más a Jisung, no había sentido en ir a su apartamento si cuando estuviera allí solo pensaría en Jisung.

INKED ♡━мιиѕυиg.|| αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora