INKED ♡━мιиѕυиg.|| αdαpтαcιóɴ

「81」

Jackson estaba sentado junto a Mina en una de las mesas del lugar, Minho se acercó sin saber muy bien que decir, mucho menos que pensar. No podía sentirse de otra manera que a la defensiva, se sentó al frente de ellos.

—Si esta es su manera de decir que están juntos está perfecto, chicos, tienen mi bendición —Dijo Minho tratando de ser gracioso, decidiendo que tenía otras cosas por las que preocuparse mucho más importantes que la estúpida conspiración de Jackson.

—No es eso, Minho —Mina murmuró sin rastro de diversión, sabía que Minho se ponía sarcástico de manera violenta cuando se sentía amenazado.

—Ilumíname, entonces —Minho dijo, ansioso por volver arriba.

—Jackson... —Mina le hizo un gesto para que hablara.

Mientras que Jackson y Mina discutían, Minho ordenó dos croissants para llevarle a Eun Hye, chequeando que no hubieran llamadas en su celular, estaba a punto de decirles que si no pensaban decir nada lo dejaran para otro día, pero Jackson empezó a hablar.

—Yo era sordo —Minho lo miró con atención, sus pensamientos eclipsados por las palabras de Jackson —Pasé toda mi adolescencia buscando una razón, no entendía como yo había nacido así cuando toda mi familia era perfectamente sana, nunca pensé que fuera la marca, porque, ya sabes, nos hacen creer que son naturales. Mi madre no sabía lenguaje de señas, por eso no supe hablar prácticamente hasta que tuve once. Una profesora de mi hermano le recomendó un colegio para sordos, y ella tenía influencias por lo que no fue tan costoso como lo hubiese sido.

» Allí aprendí lenguaje de señas y a leer los labios, por primera vez sabía lo que mamá decía, y era bueno, abandoné mis investigaciones porque finalmente parecía normal, hasta podía hablar un poco. Unos años después, una chica llegó para ser voluntaria en el colegio. Era mi alma gemela. Ella aprendió lenguaje de señas por mí, seguimos hablando incluso después de graduarme, todo estaba bien, excepto que todos hablaban de lo linda que era su voz, decían que cuando ella cantaba, se sentía paz.

» Y yo quería escucharla. Así que volví a investigar, no te diré como descubrí que eran las marcas, pero lo hice, y hablé con un compañero de la universidad que estaba a punto de graduarse de Biología Genética, tras explicarle, aceptó hacer el experimento en mí. Pude escuchar, y era verdad, su voz era maravillosa.

—¿Cuál fue el problema? —Minho preguntó, interesado, su rencor por Jackson olvidado de momento.

—No sé bien qué pasó, no estudié lo suficiente para saberlo. Empecé a odiarla, sin razón alguna traté de reprimirlo, pero noté como todo empezaba a cambiar entre nosotros. Las peleas empezaron.

» Nuestras marcas desaparecieron, porque nuestra conexión lo hizo. Un día cuando desperté ella no estaba, supongo que no pudo soportar que yo la odiara.

—¿Y qué sentiste?

—Para ser honesto, me sentí aliviado, pero tenía que consumir mi odio en algo más, así que empecé a averiguar sobre la conspiración.

—¿Crees que fue por la operación? —Minho cuestionó, un sentimiento pesado en su estómago. Sentía que podría vomitar en cualquier momento.

—No hay otra explicación.