INKED ♡━мιиѕυиg.|| αdαpтαcιóɴ

「75」

Jisung y Minho están en su cama, Delta está dormida a sus pies y Minho está encima del. regazo de Jisung, rodeando su torso con las piernas.

Era uno de esos días en los que las palabras simplemente no eran suficientes.

Minho recorría las palmas de sus dedos sobre el rostro de Jisung, de la manera en que el rubio había hecho para conocerlo en su primera cita, y que hacía cada vez que podía.

Minho podía ver las pestañas de Jisung suavemente rozando sus pómulos, el suave rosa que cubría sus mejillas, los cabellos alborotados que caían sobre su frente, los rojos labios irritados por exceso de besos.

Las manos de Jisung caían delicadamente en el trasero de Minho, que estaba cubierto por los bóxers, disfrutando de la suave piel de su espalda, la curva de sus caderas, de vez en cuando sus muslos.

No había nada sexual en sus toques y estaba bien, había momentos que tenía que ser así, solo tocar y sentir la presencia del otro a su lado.

El dedo de Minho delineó la marca de Jisung, que contrastaba con su piel, podía ver una vena atravesarla y pensó en cada latido de su corazón que le permitía estar allí entonces. Minho hablaba poco sobre el pánico que le daba el inminente experimento que iba a ser hecho en Jisung, no le decía sobre aquellas noches en que no dormía pensando en que debía aprovechar cada segundo al lado de su bebé, no le hablaba de cuanto agradecía cada respiración, cada latido, cada toque, cada beso.

—Te amo —Minho rompió el silencio, su voz era suave, casi rota, costaba escucharlo—. Eres el amor de mi vida.

Minho era consciente de que era dependiente de Jisung, pero sabía bien que no tenían una relación tóxica, que aunque fuera algo dependiente, los hacía a ambos mejores personas, sacaba lo mejor de sí y les permitía amar con todas las fuerzas. Por eso tenía miedo, porque sin Jisung su vida perdería sentido.

Jisung no respondió a las palabras de Minho, porque no quería dejar de reproducirlas en su mente, no recordaba alguna vez haber estado tan relajado.

Aun así, su respuesta era fácil, no había duda en que Minho también era el amor de su vida.