Recuerdos perdidos III
El cuerpo tembloroso de Hekapoo lo hizo apresurar el paso. Su espalda resentía la quemadura que había recibido y más aún sosteniendo el peso de ella; pero no iba a quejarse, no sabiendo que era su culpa el haber quedado atrapados allí, y menos después de lo que tuvo que batallar para convencerla de dejarse cargar hasta la cueva.
Supuso que no querría hablar más de su condición, mucho había hecho con confesarlo por lo que decidió no ahondar en el tema; ni en ese ni en otro, pues no intercambiaron palabra alguna en todo el trayecto. El silencio pudo haber sido incómodo, pero no tenía la condición mental para siquiera considerarlo, después de una confesión de ese tipo su mente flotaba en penumbras, tanto que ni el diluvio ni los estallidos del cielo lo sacaron del trance.
Los cobijó la calidez del interior cuando llegaron. Marco bajó a Hekapoo en una pequeña saliente de tierra pegada a la pared de la cueva, por un segundo conectaron miradas, el desánimo se manifestaba en ese pálido rostro, el párpado visible ligeramente caído aunque con una mirada solemne e imponente. Tuvo la percepción de que había algo diferente en ella, no tuvo tiempo de averiguar qué era puesto que la sacudida repentina de sus brazos le recordó el frío que estaba soportando.
Se apresuró hacia a la fogata y corrió las ramas de sitio, cuando estuvieron más cerca de ella sopló para avivar la llama que se había extinguido. Ambos suavizaron la expresión del rostro al ser abrazados por el calor.
Marco no esperaba un agradecimiento de su parte, sabía que ella no hablaría pero no le importó, solo le bastó ver cómo iba desapareciendo el temblor de su cuerpo para sentirse satisfecho. Atizó el fuego una vez más y alzó la mirada asegurándose de que fuera suficiente.
Mientras la veía peinarse con sus dedos y escurrir la humedad, no pudo evitar pensar en lo bien que se veía con el cabello suelto, y el estar mojado le daba un toque extra de belleza, los mechones caían y delineaban cada centímetro de esas pronunciadas curvas, se unían con el vestido cuya tela adherida a su cuerpo había sido trasparentada por el agua, su piel tersa e inmaculada siendo acariciada por pequeñas gotas que escurrían hasta desprenderse, y la gracia de una postura que presumía de la más pura elegancia femenina.
Aunque no veía nada através de la tela trasparente aquello fue suficiente para colorear sus mejillas, apartó los ojos cuando se percató de que la había estado mirando de forma descarada. Se levantó y comenzó a rodear la fogata con piedras, luego continuó moviendo las ramas para mantener estable el fuego, no solo por el frío sino también para iluminar el lugar.
—Podrías ser más discreto, ¿no crees?
Marco perdió el color del rostro al escuchar esa pregunta; sus ojos se ensancharon.
—¿A...a qué te refieres?
—Lo que viste en mis ojos. Noté que los veías. Ya te diste cuenta supongo.
Soltó el aire contenido y se suavizó la garganta tragando saliva. Si bien le sonó más como un reproche desganado, procesó la pregunta; sabía que había visto algo singular en esa mirada.
—Sí...noté algo pero no me fijé bien. —Hizo lo propio y esta vez lo percibió. Similar a la de un reptil, aquella única pupila visible se mostraba afilada en lugar de redonda. Marco enarcó las cejas con sorpresa.
—Como sea —dijo al constatar que ya lo había notado. Fijó su vista de nuevo hacia su cabello y continuó peinando—. Son los ojos de un demonio, la falta de magia los tornó así de nuevo, eso es todo.
—Ya veo...
No dijo más nada. Se puso de pie y se propuso limpiar el lugar. El interior era amplio y generoso, lo suficiente para acomodarse lejos de la salpicadura de la lluvia, miró al fondo y se encontró con una esponjosidad gigante, la cama improvisada que había hecho con un hongo la otra vez que estuvo allí. «Que bien, eso será suficiente para dos camas» determinó. Comenzó a recoger lo que suponía un estorbo, agrupó en un punto las ramas que encontraba y tiraba las rocas o escombros sueltos fuera de la cueva. Hekapoo lo miraba de cuando en cuando mientras seguía ocupada consigo misma, escurriendo ahora su vestido.
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Dimensión en llamas
RomanceUna relación mal vista por muchos reinos y sus altos mandos ¿Una miembro de la alta comisión teniendo amoríos? Marco y Hekapoo enfrentarán muchos inconvenientes debido a sus sentimientos. Una relación que traerá muchos conflictos. Y una unión que af...