Capítulo 8

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Una Cita Peculiar parte II

Continuaron hasta llegar a la entrada, estaba abierto así que entraron siguiendo el sonido de los gritos por los pasillos hasta que llegaron y se detuvieron mirando perplejos.

Una bestia similar a la que atacó a Marco aquella vez. (Les debo un dibujo de esta cosa xd) estaba acorralando a varios estudiantes en una esquina y se acercaba lentamente de manera amenazante.

Marco sin pensarlo mucho gritó para llamar la atención de la criatura.—¡Hey engendro! ¡Por aquí! —Esta giró a mirarlo haciendo que los chicos aprovecharan para salir cautelosos y huir. Pero con solo unos metros de ventaja la bestia volteó de nuevo hacia el grupo y fue tras ellos.

—¡Ay no! —exclamó Marco al ver aquello y junto a Hekapoo se apresuraron a perseguir a esa cosa.

Aquellos chicos corrían despavoridos entre gritos de desesperación, llegaron a una esquina y doblaron rápidamente. De pronto un poco más adelante se abrió la puerta de una de las aulas.

—¡Hey, por aquí si quieren vivir! ¡Rápido! —gritó Janna saliendo de ese salón. De inmediato el grupo se desvió entrando al aula y en sincronía Janna cerró sin titubear.

Habían más estudiantes allí dentro refugiándose.

Llevándose el dedo índice a los labios les indicó guardar silencio y luego movió las palmas hacia abajo para señalar que se agacharan. El grupo que había entrado se postró en el suelo como el resto. Janna en cuclillas y pegada a la puerta, se asomó por el cristal para ver. La criatura había doblado y pasó lentamente olfateando en busca de sus presas, o eso parecía.

Como si ya supiese dónde estaban el animal volteó abruptamente y se levantó en sus patas traseras golpeando la puerta. De la impresión Janna cayó hacia atrás y el resto del grupo comenzó a gritar del miedo. 

Golpe tras golpe intentaba abrirse paso y la puerta no iba a resistir mucho más. Un último golpe de la bestia hacía falta para derribarla. Janna apretó los puños y los dientes y aunque asustada como el resto, sabía que tenía que hacer algo.

La criatura tomó impulso y a escasos centímetros de impactar la puerta fue embestida por Marco arrastrándola varios metros.

Se enganchó por la espalda rodenando el cuello de esa cosa  e intentaba someterla de algún modo. El animal se paró en sus patas traseras y con esa acción Hekapoo quién venía en carrera aprovechó para atinarle un corte en el estómago con un hacha de emergencia que se encontró en el camino. 

Pero falló, la bestia esquivó el ataque, aunque más por los movimientos bruscos que hacía que por reflejos, por lo que Hekapoo pasó de lleno encajando el filo de la herramienta en el casillero sin poder sacarla. Cuando estaba a punto destrabar el hacha, la criatura lanzó un manotazo y la golpeó mandándole a los casilleros opuestos.

—¡Hekapoo! —gritó Marco al ver aquello pero en la misma secuencia la bestia impactó de espaldas contra los otros casilleros silenciándolo de golpe. Marco gritó de sufrimiento al sentir el intenso y agudo dolor provocado por un desgarro en la herida, propiciando que perdiera las improvisadas suturas y se abriera.

Con aquella agonía e intentando respirar, Marco fue tomado de su brazo derecho en un intento de la bestia por librarse de él y con un movimiento violento fue lanzado contra el piso pero para su sorpresa, logró caer de pie. Sin creérselo miró bajo sus pies un hoyo que se formó debido al impacto contra la cerámica, por lo que se preguntó cómo rayos no se había roto las piernas. Así mismo alzó la mirada y para su desdicha su mano se encontraba pegada con la pata del animal; la adrenalina suprimió el dolor que sentía ya que la bestia comenzó a lanzar golpes con su pata libre aunque de manera torpe ya que era un cuadrúpedo por lo que a su vez intentaba mantener el equilibrio.

Dimensión en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora