Energesto. Parte 1
Amarys no abrió la boca, tampoco hizo el más mínimo gesto. De nada servía seguir eludiendo lo evidente, no obstante, decidió volver a su forma anterior, ocultando sus singularidades de Arcángel. Un destello de llamas rojizas la envolvió, llevándose consigo la cola y los cuernos. Así mismo, también desapareció la cicatriz de su ojo.
Se dejó caer, sentándose en el suelo, exhausta, mientras aguardaba a la reacción de la mujer, la cual no tardó en llegar.
Kazael dejó escapar un gemido extraño, cargado de entusiasmo, antes de liberar tensión en una carcajada ominosa carente de humor.
Amarys no supo distinguir entre una risa o un ataque de nervios. Lo cierto era que la mujer se notaba extasiada, como si tuviera frente a ella algo que había estado ansiando durante tanto tiempo. Cuando aminoró su risa, dijo:
—La conexión con el chico... —expresó meditativa—. Entonces a eso se refería Rhombulus... Ya me extrañaba que no se haya deshecho de ti en cuanto te capturó. Tiene sentido. Necesitaba llegar al chico antes de tomar medidas contigo. Ahora lo entiendo.
—¿Hablas de Marco? —inquirió Amarys—. Santo cielo, dime que Rhombulus no le ha hecho nada.
La mujer no contestó. Su mirada estaba clavada en el suelo mientras un sinfín de preguntas y conjeturas le cruzaban por la mente. Sus ojos se movían de un lado a otro, como si estuviera leyendo un pasaje escrito sobre la tierra.
De repente, la mujer estalló en una carcajada espontánea que la hizo irse de espaldas.
—¡No puedo creerlo! —vociferó entre risas nerviosas—. ¡Eres la viva imágen de los planes fallidos de Rhombulus! ¡No es posible ser más fracasado que eso! —Tuvo que sostenerse la barriga cuando la sacudida de su torso comenzó a incomodarle. Pero su risa no se detuvo hasta pasado un rato. Se levantó, limpiándose las lágrimillas que se alojaron en sus ojos antes de continuar, un poco más calmada—. Chica, eres un milagro viviente, ¿lo sabías?
Antes de contestar, Amarys se quedó asombrada ante la perspicacia de la mujer al deducir su origen. Y la reacción relativamente natural con la que se lo tomó.
—Estoy al tanto de eso —dijo la joven, bajando la mirada—. Me lo han dicho más veces de las que puedo recordar.
—Y no es para menos. La cantidad de energía que posees debería destruir tu cuerpo... Por mis cuernos, ¡esto se puso mucho más interesante! —exclamó mientras se inclinaba hacia atrás, apoyando las manos en la tierra. Sonrió, con un brillo en los ojos llenos de entusiasmo—. Ahora que te veo bien, de verdad te pareces mucho a tu madre.
La declaración de Kazael dejó a Amarys sumida en un silencio cargado de reflexión. La mención de su madre evocó recuerdos difusos y emociones encontradas que revolotearon en su mente como mariposas inquietas.
—Aunque, ¿por qué no eres pelirroja? —continuó la mujer—. No me malentiendas, tu cabello blanco se ve genial —dijo, obviando el hecho de que sí que había un tono rojizo en las puntas de su cabello—, pero las mujeres de nuestra familia siempre han sido pelirrojas. Qué curioso. —La joven hizo amague de responder pero Kazael continuó, agregando—: ¡Oh! ¡Espera! ¿Tiene que ver con el asunto de tus ojos incoloros? Apuesto a que sí.
Amarys levantó la mirada, conectando con los ojos ambarinos de Kazael. Apenas en ese momento fue que la joven se dió cuenta de lo mucho que se parecían a los de su madre. A decir verdad, cada gesto y expresión de ella se lo recordaban. Tuvo esa sensación desde el principio, pero ahora que sabía la verdad podía notarlo con claridad.
Por su parte, Kazael sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando los ojos de la chica inundaron su visión. Había un efecto en su mirada que la dejaba rígida y embobada por breves instantes.
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Dimensión en llamas
RomanceUna relación mal vista por muchos reinos y sus altos mandos ¿Una miembro de la alta comisión teniendo amoríos? Marco y Hekapoo enfrentarán muchos inconvenientes debido a sus sentimientos. Una relación que traerá muchos conflictos. Y una unión que af...