⇻Someone Else⇺Jenlisa/Chaelisa fanfiction

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—Te amo—Dijo Lisa mientras daba un pequeño beso en la mejilla de Rosé.

  Estaban a punto de desayunar después de compartir la noche juntas. Parecía que estar abrazadas durante todas esas horas, habían hecho que el dolor se desvanezca y quedara en el olvido.

—Yo también te amo princesa—Le respondió dulcemente la mayor mientras seguía en lo suyo.

  Lisa se alejó para observar su perfil, el castaño de su cabello caía como cascada sobre sus hombros y con la luz solar que entraba por la ventana de la cocina, parecía tener destellos dorados. Su piel blanquecina y tersa y su sonrisa tan suave como brisa de verano hacían que parezca un ángel.
Sus manos trabajaban ágiles entre la sartén y la pequeña cacerola sobre el fuego y su carita de concentración era de lo más adorable que podía haber visto.

  La rubia sabía que aunque tuvieran diferencias, amaba a esa mujer con todo su corazón y aunque la estuviera partiendo en ese instante con su indiferencia ante sus deseos, no podía odiarla o negarle la felicidad que la música le otorgaba.

  Se sentó en uno de las banquetas de la mesada mientras esperaba ansiosa la comida que estaba siendo servida en los platos descartables. Era una urgencia el ir a hacer compras porque no podían usar utensilios desechables todo el tiempo o pedir comida a domicilio. Se supone que eso era lo que debía hacer ayer pero... Cosas pasaron.

  Un plato con su típico desayuno la devolvió a la realidad cuando sintió el olor que este emanaba. Rosé había tomado asiento frente a ella y la miraba expectante, esperando a que diga algo aunque no sabía muy bien el qué. Y ahí Lisa entendió que aún tenían una conversación pendiente y que por más que intentaran atrasarla lo más que podían, debían tenerla en algún momento. Quizás ese momento era ahora que estaban en calma y que podían pensar con un poco más de claridad.

—Creo que tu y yo tenemos que hablar—Comenzó la castaña algo nerviosa—. Pero antes de empezar quiero que intentes ponerte en mi lugar y que no nos gritemos esta vez—Tomó la mano de la rubia que reposaba junto a su plato—. Actuamos mal el otro día y no quiero volver a pelearme contigo Liz, eres lo único que tengo. Debemos actuar como adultas responsables, ¿de acuerdo?

—De acuerdo—Concordó la menor—. ¿Quieres contarme porqué aceptaste firmar el contrato si sabías que me ibas a lastimar? —Atacó.

  Habían empezado fuerte.

—Porque tenía miedo Liz, yo no soy tan famosa como tú o como Jennie y temía que nadie me aceptara por ser Rosé—Admitió—. Actue egoistamente porque dejé que el miedo me controlara, yo quiero hacer música.

—Rosie...—Lisa acarició la mano de la mayor con su pulgar—. Debiste habermelo dicho, podría haberte ayudado.

—Es que no entiendes Lisa—Rosé corrió su mano y la bajó de la mesa, ahora colgaba a un lado de su cuerpo—. No quiero conseguir algo por ser la novia de la Gran Lalisa Manoban, quiero conseguir algo por mí, Roseanne Park.

  La tailandesa bufó ante la actitud tan infaltil que había decidido tomar su novia, se supone que iban a controlar los impulsos y los gestos. Iban a actuar de forma madura pero ella era la primera en romper la regla.

—No me corras la mano Roseanne—Advirtió y de mala gana, la castaña volvió a tomar la mano de su novia—. Primero que nada, tu no eres nadie, eres la maravillosa Park Chaeyoung, con una voz única y especial y habilidades para el baile del infarto, si una empresa no puede verlo, entonces no vale la pena Rosie. Además, eres increíblemente talentosa y te aseguro que te reconocerán por ti y no por el resto, no dejes que los comentarios malintencionados de Internet afecten tu visión sobre las cosas pero sobretodo de ti misma—Le sonrío.