⇻Someone Else⇺Jenlisa/Chaelisa fanfiction

⇻Lisa

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Bienvenidxs a otro episodio de; me quedé dormida editando así que esto es lo que hay.

PD: No olviden votar y comentar!

PD2: Me respetan a Valeria Lynch que vi que se reían eh

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  Lisa tuvo un viaje un poco más turbulento y complicado que el resto de sus amigas porque todo esto le había dejado un trauma psicológico que le costó superar.

  Comenzó leve, casi tan tenue que nadie pareció notarlo hasta que se hizo enorme, gigante. El primer cambio fue el brillo de sus ojos, se fue apagando de a poco y al ser un proceso lento, ni siquiera Jennie lo notó. Lo siguiente que sucedió fue la pérdida de su sonrisa, la verdadera, la genuina. Lisa siempre había podido esbozar e imitar sonrisas que parecían casi auténticas y como la mayoría estaba tan sumido en sus propios asuntos, se conformaban con ver la hilera de dientes, creyendo que todo estaba bien. Después comenzó la pérdida de contacto físico, la rubia solía ser una persona muy cariñosa y afectiva, necesitaba dar y recibir amor todo el tiempo pero cuando alguien siquiera rozaba la yema de sus dedos contra su piel, los pelos se le erizaban. Cualquier tacto la ponía alerta y hacía que recordara los dedos bruscos pero suaves de Rosé, que la habían lastimado. La falta de besos, abrazos, coqueteos y palabras melosas despertó una alerta en Jisoo y en Jennie, las más allegadas a la menor.

  Lisa estaba sentada en el sillón del departamento que ahora compartían las tres amigas, Louis sobre su regazo mientras miraba televisión basura. Luego del juicio, las cosas de la rubia fueron traídas por Jennie a casa, ya que ella no se animaba a volver y ser golpeada por los recuerdos y en esas cosas, sus cuateo gatitos estaban incluídos, por supuesto. Lisa encontraba casi mágico el hecho de que criaturas que si bien no comprenden de todo el mundo exterior y las situaciones que existen en el, parecen ser capaces de saber cuándo las cosas van mal y qué tanto amor necesitan. Al menos eso era lo que sentía porque en los días en los que Lisa parecía estar sumida en un agujero negro, creyéndose un objeto, una cualquiera o una arpía como había visto a varios comentarios de Internet decir, esas cuatro bestias peludas aparecían de la nada y se ponían a jugar con ella con sus pequeñas y acolchonadas patitas. Incluso Leo, que era un gruñón, venía a acurrucarse con ella como queriendole decir que por más que así se sienta, no está sola.

  Jennie y Jisoo la observaban a una distancia que no se molestaba en camuflar su cercanía, ni tampoco sus miradas intensas pero Lisa parecía estar tan ajena a ello, últimamente siempre era así. Sin mucho habla, sin mucha reacción y sin mucha productividad, era casi como si su vida estuviese en stand by, solamente que el tiempo no perdona y sigue pasando.

—Uhm, Lisa—La llamó Jennie, con cautela, mientras retorcía sus manos.

  La rubia levantó su mirada atontada, la habían sacado de su pequeño mundo. Inclinó la mandíbula hacia adelante, haciendo un gesto con su cabeza que le indicaba a hablar. Así había sido últimamente, escaso diálogo con bastantes gestos pero al menos se comunicaban.

—Jennie y yo creemos que estás muy distinta... Y nos preocupa—Habló Jisoo dando un paso hacia adelante—. Queremos buscar ayuda, ya sabes... Ver si puedes ver un psicólogo que te ayude—Su voz era suave y aterciopelada, como le hablarías a un niño pequeño que acaba de llevarse su primera desilusión con el mundo y debes hacerle entender que a veces la vida no es color de rosa.

  Lisa la miró con sus grandes ojos bien abiertos, sus labios formaban una línea y parecía parpadear varias veces procesando la información, o intentando buscar las respuestas que buscaba en el rostro de la mayor. Dejó a Leo a un lado y se inclinó hacia adelante para poder reposar sus codos en sus rodillas y si rostro entre sus manos. Su mirada iba y venía entre las dos mujeres que la miraban intrigadas, ella tenía su rostro en blanco pero podían notar cierto conflicto en sus ojos, que parecían atormentados de repente para luego volver a aclararse. Remojó sus labios una, dos e incluso tres veces, cerró sus ojos y dio un leve sacudón y cuando por fin los abrió, parecían brillar como lo habían hecho siempre.