⇻Someone Else⇺Jenlisa/Chaelisa fanfiction

⇻A donde sea que vaya

Actualización seguida porque todo el apoyo del capítulo anterior me conmovió.

Gracias por votar y comentar💛

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  Rosé no se había cruzado ni una vez por los pensamientos de Lisa hasta que la rubia llegó al portal de su edificio y entonces, la realidad volvió a ella. Se sentía infiel sin saber muy bien el porqué, no había pecado con físicamente pero si de manera emocional y psicológica porque cuando Lisa se encontraba con Jennie, la morena era la única que abarcaba todos sus sentidos. No era algo que usualmente sucediera con Rosé, Lisa solía recordar a la surcoreana entre besos o comidas, lo hacía inconscientemente pero aún así, se sentía culpable. Nunca pudo entregarse completamente a Rosé pero estaba casi segura de que la amaba, era un sentimiento distinto y difícil de expresar, cómo ya había mencionado antes, el amor de Lisa por Rosé se sentía muy distinto al que sentía por Jennie, siempre lo fueron.

  El amor de Rosé era tranquilo y silencioso, era como los tenues rayos de luz de luna que se reflejaban en la ventana, suaves como el sabor del té de hierbas y delicado como pétalo de rosa. Era como una melodía triste pero calma, que despertaba sentimientos sin que te des cuenta y para cuando lo haces, te envolvía desde afuera y te brindaba confort. Era protector, eran esos brazos que te acogían cuando lo necesitabas sin necesidad de decirlo, que te hacían sentir bien con sólo su toque. Era color rosa pastel, como el de sus mejillas, era tierno y dulce si se lo dejaba conocer y tenía muchísimo más que ofrecer que sólo un buen rato de consuelo. Rosé representaba la seguridad y el saber que habría un mañana, quizás no lleno de sonrisas u besos, pero saber que ahí estaría, en las buenas y en las malas. Porque todo se había tornado negro los últimos días pero nunca había abandonado su lado y eso era lo que Lisa necesitaba, alguien que no le tuviera miedo al compromiso o a los problemas, una persona distinta a ella y definitivamente distinta a la morena.

  El amor de Jennie era todo lo contrario, era turbulento y compulsivo. Era abrasador, nada podía compararse ni en lo más mínimo con la pasión presente en sus emociones. Era un ruido ensordecedor, era como una canción de electrónica que te motivaba a saltar toda la noche, era un cosquilleo que te consumía desde la cabeza hasta la punta del dedo gordo, era intenso como un café negro en la mañana sin azúcar y era tan fuerte como un largo trago de tequila puro, sin limón y sin sal. Jennie era una tormenta fascinante de ver, que con sus rayos y relámpagos te asustaba pero al ver como llovía, querías salir a danzar bajo era misma lluvia sin importar los evidentes riesgos. Era completamente impredecible, no te daba seguridad sobre lo que pasaría en un futuro, era inestable pero tan llamativo y poderoso como el pleno color rojo que utilizaba en los labios. Jennie no podía garantizar una vida a su lado pero era como jugar a la lotería, compras un boleto entre miles, esperando que el tuyo sea el de la suerte, el gran ganador, pero a pesar haberlo intentado varias veces, nunca pierdes la esperanza que llevas dentro de ganar y al día siguiente, lo volvías a intentar. Jennie un círculo vicioso, era saltar de un avión sin paracaídas, una caída libre esperando un milagro y Lisa se había dado contra el suelo varias veces pero lo haría muchísimas más hasta obtener el resultado que quería.

  La menor dio un pesado suspiro y echó un vistazo rápido a ambos costados e incluso detrás suyo para verificar que nadie la estuviese siguiendo y se adentró al edificio luego de pasar por el chequeo obligatorio de seguridad. Esta vez lo que menos quería era pensar así tomó el camino más fácil y rápido, se adentró al ascensor centrándose en el subir de los números mientras el latir de su corazón se elevaba como los pisos que iba subiendo. Llegó al séptimo y las puertas se abrieron, salió de la caja metálica y se dirigió a la entrada de su hogar y cuando ingresó, el olor a comida invadió sus fosas nasales.