⇻Someone Else⇺Jenlisa/Chaelisa fanfiction

⇻Rosé

Sé que quieren que
actualice pero necesito que
entiendan que también tengo otros asuntos pendientes fuera de Wattpad, actualizo lo más pronto que puedo.

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  Park Chaeyoung, la menor de la familia Park. Nació un 11 de Febrero del año 1997, en un pequeño hospital de Auckland, Nueva Zelanda. Cabello negro como la noche al igual que sus grandes pero rasgados ojos, piel mestiza y facciones elegantes, similares a lo que podría ser un ángel personificado. La primera vez que vio la luz fue una cálida noche de verano, en la cuál sólo podían oírse los gritos de dolor por su madre en la blanquecina sala de partos, mezclados con las atropelladas y nerviosas palabras de su padre intentando calmar a su esposa. Su hermana Alice, había estado esperando ansiosa la llegada de su pequeña hermanita, aguardando pacientemente en la casa de una de sus tantas tías, con mucha ilusión a que sus padres volvieran a buscarla con una pequeña bebé en brazos. Podría decirse entonces, que Chaeyoung tuvo una buena infancia y parte de su temprana adolescencia, nunca le había faltado nada y su familia, se había encargado de enseñarle los valores fundamentales que debería tener cualquier ser humano. Creció rodeada de amor, comprensión, solidaridad y bondad. Pero de alguna manera u otra, Chaeyoung se las arregló para siempre ser egoísta sin que la gente notara aquello. Los sentimientos negativos son inevitables, nadie crece siendo un ángel libre de pecados, en algún momento a temprana edad, actuamos compulsivamente, producto de todas esas emociones que retuvimos o no habíamos experimentado antes. Todo comienza con una acción pequeña, tan mínima que es casi nula, tan natural que pasa desapercibida y esa simplicidad es sólo el principio de una cadena en reacción que no tiene fin, porque si salió una vez bien, ¿por qué saldría mal las otras, verdad?

  Todos decimos que nos gustaría que simpre se nos dijiese la verdad sin importar cuán dolorosa sea, sin embargo, somos los primeros en romper esa palabra. ¿Por qué mentimos? Mentir es egoísta porque no sólo estás engañando a la otra persona, también te beneficias de eso. Mentir es una elección, nadie te obliga a hacerlo, tú eliges, tú eliges maquillar la historia para nada más ni nada menos que para tu propio beneficio. Mentir es inventar excusas para nuestras acciones lamentables porque cuando estamos ocultando una parte de la historia, es porque sabemos que hicimos algo mal en ella.

  Park Chaeyoung aprendió a temprana edad que las palabras pesaban más que las acciones. Sí, siempre se dice que es al revés pero, ¿en realidad es así o es como nosotros creemos que es? A la larga, las acciones siempre tendrán más repercusiones que simples palabras. El problema es que nos damos cuenta muy tarde de ello y mientras tanto, nos dejamos cegar por las lindas frases o las promesas que alguien puede llegar a decirnos. ¿Por qué? Es la pregunta, y la respuesta está ante nuestros ojos pero nosotros elegimos, inconscientemente, no verla. Las palabras salen fuertes y ensordecedoras, con tanta convicción como si fuese un grito que atraviesa nuestros oídos y queda en nuestra mente y también entra, parcialmente, por nuestros ojos, con una sonrisa engañosa. Las palabras son como un seguro, no tenemos la certeza de que en algún momento se cumpliran o las necesitaremos pero están ahí, esperando a que llegue el tan ansiado instante. Las palabras pueden rondar en nuestra cabeza durante segundos, minutos, horas e incluso años, nos marcan queramos o no, provengan de alguien cercano e incluso de un desconocido. Logran manipularnos así como también tenernos bajo la merced de alguien. Chaeyoung engatusaba a las personas a su alrededor con estas, una mirada inocente, una sonrisa y acciones vacías las acompañaban, engañando a todo el mundo, incluso a ustedes, ¿verdad? Lisa también fue engañada con las mismas palabras que prometían tantas cosas pero que al final jamás dieron nada, dejándole no sólo inseguridades pero también insertando miedo en su ser, miedo a la misma persona que podía transformarse en una completamente distinta de un momento a otro y miedo a quedarse sola, sin nadie quien la quiera, si es que se atrevía a marcharse.