Cap.- 6 ¿En problemas?

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Pasó el tiempo, y ya era hora del almuerzo. En cuanto a las clases de Inglés y Fundamentos del Diseño, pude conocer más a mis compañeros y compañeras; algunos eran muy amables, otros callados o muy chismosos, y por último: los más engreídos, como el caso de mi prima y su amiga Anastasia; quien respondía absolutamente cada pregunta que hacía algún profesor.

—¿En serio comerás todo eso? —Alba miró mi bandeja de comida.

—Tengo hambre —respondí llevándome una de las dos hamburguesas que tenía a la boca— Mm... Está tan bueno —hablé con la boca llena, rodando los ojos al sentir el exquisito sabor.

—Éxtasis de sabor —rió divertida, para luego comer de su almuerzo nutritivo.

Terminé de comer al paso de pocos minutos. En realidad, estaba muy hambrienta, pero con lo que había terminado de engullir ya me sentía más que satisfecha.

—Entonces ¿No le harás nada a Rita? —estiré los dedos de mis manos, haciendo referencia a la venganza contra mi prima que habíamos hablado en clases de Inglés.

—Se me había ocurrido algo, y lo estuve pensando hace mucho tiempo. De hecho, lo llevaba pensando antes de que Rita alejara a Mason de mí. Pero no lo sé.

—¿Qué planeabas? —la miré expectante.

—Bueno, pensaba en darme un buen revolcón con el padre de Rita. Aunque, eso ya lo desean muchas aquí —sonrió dándole una mordida a su manzana.

—Incluyéndome —bulbuceé sonriendo—. No es mala idea, podrías hacerlo.

—¿Y yo cómo demonios hago eso? —preguntó curiosa.

—Te ayudaré —sonreí maliciosa—. Pero tendrás que dejar a relucir todos tus dotes de actuación.

—Nací para ser actriz, es lo que estudiaré —asintió divertida.

—Te contaré el plan, pero vámonos a otro lugar, aquí hay mucha gente —hize una mueca de desagrado, levantándome de la silla a la vez que tomaba mi bandeja.

Alba y yo salimos del comedor y nos fuimos al baño para lavarnos los dientes y las manos. Luego, decidimos ir a la biblioteca. Allí, se encontraban pocos estudiantes, y nos sentamos en el lugar más alejado y tranquilo que había.

—Bueno, Anton y mi tía no viven juntos, ambos mantienen una relación a distancia y ya han pasado por altibajos. Como por ejemplo: la acusación que tuvo Anton por abuso hacia una de sus alumnas cuando trabajaba en la Universidad de Oscurarts —hablé en voz baja.

—Sí, eso se supo por todos lados.

—El caso, es que Anton está solo, con una relación a distancia y se encuentra cesante. Bueno, aunque tiene un paciente: Oliver, pero en fin. Es evidente que caerá redondito a tus pies, tú eres una chica joven y atractiva. Además, Anton al parecer le gusta a las jovencitas, porque mentira o no, los rumores de lo que pasó con su alumna están. Pero, para que el plan resulte, tendrás que fingir necesitar ayuda psicológica. Así yo hablo con Anton y le digo que necesito de su ayuda para que vea tu caso, ya después es sólo cuestión de tiempo para que se entregue a ti.

—Me gusta —sonrió—. Y ¿Qué problemas me puedo inventar.

—Am... No lo sé ¿Depresión?

—Mm... Y qué tal, piromanía.

—Que loco, pero me gusta.

—Es que en realidad amo el fuego, me encanta incendiar cosas —confesó con seriedad.

—¿En serio? —pregunté curiosa.

—No —rió divertida.

—Ah... Vale —reí leve, desviando mi atención hacia un chico que nos llevaba observando hace un rato.

𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora