Cap.- 22 Camino Perfidioso

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1:00 PM мιé., 22 de αвrιl
Foreѕт Scнool

Oí el timbre del recreo; era la hora del almuerzo, así que me levanté de mi asiento y esperé a mi amiga junto a Darwin quienes guardaban sus cosas.

Tras la impaciencia, di un leve suspiro por la espera y me senté un instante sobre la mesa de mi puesto, columpiando mis piernas a la vez que observaba a Mason a la distancia.

Mase me miró por un momento al percatarse de que lo estaba viendo, y frunció el ceño algo extrañado cuando le guiñé un ojo. La verdad, es que ni yo me entendía... ¿Le coqueteaba a un chico que jugó con mis sentimientos e intentó asesinarme?. Estaba perdiendo la poca cordura que me quedaba.

—Lilith —oí la voz de Darwin, logrando captar mi atención.

—¿Mm? —lo miré, cayendo en cuenta que tanto él como Alba estaban listos para salir a recreo—. Ustedes adelántense, yo tengo que hacer algo primero.

—Espero no hagas ninguna locura —me dijo Alba, acercándose a mí para darme unas pequeñas palmaditas sobre mis mejillas.

—¿Una locura? —reí leve—. ¿Como esta? —entorné los ojos, bajándome de la mesa para luego sujetar el rostro de Alba y besar sus carnosos e hidratados labios sabor uva, sin darle tiempo siquiera a decir palabra alguna.

Alba me correspondió algo indecisa. Pero, prontamente se dejó llevar.

La timidez de sus labios poco a poco fue esfumándose, y la rigidez que invadía su cuerpo comenzó a relajarse, dejando que su lengua hiciera paso a través de mi boca; a lo que yo correspondí dichosa.

Mientras nos besábamos, los murmullos de los pocos estudiantes que quedaban en la salón de clases más el sonido que hacían las cámaras al sacar fotografías, hicieron eco en todo el lugar.

Al separarme de mi amiga por falta de aire, la miré a los ojos. Esta, me observaba boquiabierta y ruborizada, tocándose la boca.

Sonreí tomando una distancia prudente mientras veía todas las miradas caer sobre nosotras. Pero ¿Qué más daba? Mi reputación no podía ir a peor, y a mi amiga sinceramente no le importaba lo que pudieran hablar sobre ella.

—Nos vemos luego en el comedor chicos, adiosito... —me despedí de mis amigos, y caminé hacia la salida del salón.

Al salir de la sala oí comentarios de todo tipo; algunos divertidos, otros un tanto cachondos y no faltó algún que otro despectivo homofóbico, pero estos últimos los ignoré por completo.

...

Se suponía, que mi guía estaría esperándome en el mismo lugar de siempre, así que emprendí camino a la biblioteca para encontrarme con él.

Caminé hasta llegar a destino, y allí lo vi sentado...

En el rincón más apartado del lugar; donde había una solitaria mesa individual más unas cuantas sillas dispersas al rededor de esta, Daniel descansaba sus antebrazos sobre la mesa, y entre sus manos sujetaba un libro negro; uno de tamaño mediano y algo desgastado. Supe de inmediato que no se trataba de un libro de la biblioteca, ya que este tenía símbolos ocultistas en su portada.

—Dani —sonreí acercándome a él—. Ya por fin tengo el libro, aunque lo dejé en mi casillero —ubiqué una silla a su lado, para sentarme en ella.

—Deberías llevarlo siempre contigo —me miró con seriedad, cerrando el libro que tenía entre sus manos—. Veo que aún no le prestas real importancia a ese grimorio.

—Sé que es importante, pero qué quieres que haga... ¿Que me lo lleve metido en el culo día y noche?

Daniel sonrió ante mi comentario y me miró divertido, algo que no acostumbraba a ver en él.

𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora