𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]

Cap.- 24 Memoriae

3:30 PM мιé., 22 de αвrιl
 Foreѕт Scнool

—Por mis muertos —dije entre dientes haciendo una mueca de dolor.

Mis piernas dolían, mi espalda también; lo único que quería era tomar una siesta.

Al menos, agradecía que el pasillo del instituto estuviera desierto y la mayoría de estudiantes ya se habían ido a sus casas, porque no tenía ánimos de que alguien me viera.

A regañadientes, abrí la puerta de mi casillero con la intención de sacar el libro de los grimorios. Sin embargo, cuando vi el interior de este no había nada.

—¿Y mi libro? —me pregunté en voz alta.

—¿Buscas algo? —oí una voz severa y varonil a mis espaldas; una que conocía a la perfección.

Cerré mis ojos con fuerza, dando un lento y tedioso suspiro al saber de quien se trataba. Luego, mantenimiento una actitud algo apática me giré para verlo a la cara.

—Eso no es tuyo Mason, dámelo —exigí extendiendo mi mano al ver que este sujetaba el libro de los grimorios.

—¿Por qué debería hacerlo? —preguntó con burla en sus facciones.

—Si no quieres problemas, te sugiero que me lo entregues en este momento.

—Ser amenazado por una pitufa es muy aterrador —dijo con sarcasmo hasta ubicarse frente a mí—. Eres una golfa, Lilith… Sé lo que pasó entre tú y ese agente mojabragas —habló entre dientes.

—Soy dueña de mi propio cuerpo, puedo hacer lo que quiera y eso no me hace ser una golfa —espeté intentando apartarlo.

Di un sobresalto cuando de imprevisto vi su mano libre cerrar con brusquedad la puerta del casillero a mis espaldas; haciendo eco en todo el lugar, sintiendo así la frialdad metálica sobre mi nuca más el calor que emanaba de su cuerpo envolviendo el mío.

—No —bufó mirándome fijamente—. Nunca te librarás de mí, y si yo no estoy contigo, entonces nadie más lo estará.

—¿Qué harás por impedirlo, Mase? No tienes autoridad sobre mí, y si quiero tener sexo con medio Oscurarts, es mi puto problema —lo empujé con fuerza, tirándolo al suelo y acercándome a él para quitarle el libro.

Una vez con el grimorio en mis manos, lo miré indiferente y le dije—: Seré más pequeña que tú y aparentemente frágil, pero sabes muy bien que podría matarte en este mismo instante si así yo quisiera.

Él me miró en silencio mientras se levantaba del suelo; acomodándose la ropa. Seguidamente, sonrió a la vez que negaba con la cabeza.

—¿Qué te hace tanta gracia? —pregunté molesta.

—Si no hubiera sido por ese estúpido, te habría matado antes de que tus poderes surgieran, y antes de haberme enamorado de ti.

—¿Te la metió un payaso? Deja de decir chistes de mal gusto y dime de quién hablas…

—No te hagas la desentendida Lilith. A caso ¿Hay algún otro idiota que siempre te esté protegiendo?

—Nadie me protege, nunca nadie me ha protegido… ¿De quién demonios hablas? —espeté frustrada.

—Daniel —respondió molesto—. Él me dijo que si te llegaba a lastimar, me mataría.

—No creo que lo haya dicho en serio, sino ya estarías muerto. Además, ya lo estás… Eres un vampiro.

—Lilith…

—No te creo, ya me has mentido otras veces —desvié la mirada a la vez que guardaba el libro dentro de mi mochila.