#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09

Capítulo 3 Primer día

Hace media hora habíamos llegado a Noruega. En este momento me encontraba de camino a una de las oficinas de Adán. Su abogado me había contactado para trabajar un poco desde aquí.

Arthur se había quedado con su familia, quise darles su espacio y él estuvo de acuerdo. Vendría a buscarme cuando terminara. Me gustaría decir que su familia me recibió bien, pero no fue el caso de su madre pues se limitó a ignorarme y lo entiendo, es decir, mandé a su hijo a la cárcel. No quisiera recordarlo.

Me adentré en el gran edificio y varias personas me recibieron con mucha educación. Quedé en verme con el abogado en este lugar para que pudiese guiarme un poco.

—Princesa...—hizo reverencia.

—Hola. —sonreí— No hace falta que hagas eso ni que me llames así. Puede llamarme Eugennie.

—Está bien, puedes llamarme Federick.

Asentí con la cabeza.

—Bien, le contaré un poco de esto. —comenzó a caminar, yo lo seguía— Hay oficinas en cuatro países exactamente, puede instalar más en otros pero debe ser conocida, de eso nos encargaremos luego. Ahora lo que tienes que hacer es decidir qué harás con la nueva fundación, la que Adán hizo para ti. Luego seguiremos con nuevas fundaciones, puedes pensar ideas pero también tienes ayudantes.

Nos detuvimos en una puerta. Sacó una llave de su maletín y abrió la puerta, era una oficina bastante grande.

—Esta es tu oficina. —entramos a la habitación.

—Federick, yo no tengo mucha idea de esto...

—Lo sé, por eso contratamos a un ayudante. —un chico se hizo presente en la habitación— Su nombre es Owen Harrison. Sabe de negocios, puedes preguntarle lo que quieras. Está aquí para ayudarte.

—Un placer. —hizo reverencia.

—Igualmente, n-no tienes que hacer eso otra vez.

—Debo irme, feliz primer día.

—F-Federick...—susurré, el hombre se iba, dejándome sola con Owen.

Miré al chico y sonreí, nerviosa.

—No tengo mucha idea de esto, no sé porqué Adán me dejaría esto a mí...

—Estoy seguro de que sabía lo que hacía.

—¿Lo conociste?

Asintió con la cabeza.

—He trabajado para él. Fue el único trabajo en el que no importó mi edad.

—¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno.

—Cielos, ¿Todos aquí son intelectuales?

—No todos.

Ambos reímos.

—P-Puedes ir a tu oficina si quieres...

—No tengo oficina señorita.

Observé toda la habitación, era enorme y solo tenía un escritorio, repisas y demasiadas carpetas.

—Pues tendrás un escritorio aquí mismo. Re decoraremos esto, no me sirve tener un espacio de trabajo en el que me siento incómoda. 

—Señorita...

—Ya sé, debemos enfocarnos en otra cosa.

—Así es.

—Bien, empecemos.

(...)

Me encontraba fuera del edificio esperando al príncipe.

Hablé con Owen y le dije todas mis ideas, estuvo de acuerdo con algunas, él expresaba su opinión a partir de las reglas y alcances de la empresa. 

Observaba todo el lugar, nunca conocí bien Noruega.

—Señorita...

—Eugennie. —corregí.

—Olvidó su chaqueta. —me extendió dicha prenda.

—Que tonta, muchas gracias Owen. —sonreí y la tomé.

—De nada.

—¿Eres de aquí? —pregunté.

—Me mudé hace tres años. ¿Usted?

—Realmente no vivo aquí, estoy de visita hasta febrero.

—¿En verdad?

Asentí con la cabeza y escuché un auto tras de mí.

—Debo irme.

—¿Hasta mañana?

—Hasta mañana. —sonreí y me subí al auto.

—Buenos días, princesa.

—Buenos días. ¿El príncipe? Creí que él vendría por mí.

—Tuvo una reunión de último momento.

—Entiendo.

Comenzó a conducir. Al llegar al castillo observé muchas personas en él. No me extrañó pues el concejo debía reunirse luego de la muerte de Andreas, solo que no sabría si había un tema central.

—Muchas gracias. 

Me bajé del auto y me adentré en el gran castillo.

—¿Eugennie?

—Hola. —saludé a Ignrid— ¿Pasó algo?

—Al parecer, un testamento.

—¿Testamento? 

La chica asintió con la cabeza.