Capítulo 8 Sueño

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Volvíamos de hacer compras con Dorothy. Ella parecía querer algo de espacio, estaba todo el tiempo cuidando a su hija, es decir, la ama, pero creo que como toda madre, querría su propio espacio.

Al llegar al palacio me dediqué a hacer cosas para la oficina. Tocaron la puerta de mi habitación, acto seguido Roger entró.

—¿Pasa algo?

—Dentro de dos días llegan algunos de los familiares de Dorothy.

—¿Dos días? Roger, falta una semana para su cumpleaños.

—Lo sé, me equivoqué con los boletos... solo son sus hermanos mellizos.

Rodé los ojos.

—¿Qué se supone que haré con ellos una semana?

—No lo sé, te acompañaré algunos días...

—¿Dónde se quedarán?

—En el palacio de visitas. —hizo una cara que parecía ser tierna.

—¿Qué haces? —fruncí el ceño.

—Una cara tierna.

—No te sale.

—¿Irás o no?

Suspiré.

—Me debes favores por el resto de tu vida.

—¿El resto de mi vida? ¿Qué tal hasta el próximo mes?

—Hasta el fin del próximo mes.

—Hecho.

—Ahora vete de mi habitación, tengo que hacer cosas de la oficina.

—¿Cuándo tienes sesión con la psicóloga?

—El lunes, ¿Por qué?

—Por nada, cenaremos en unos minutos.

—No quiero cenar.

—Anne...

—Comí demasiado con Dorothy, pregúntale.

—Lo haré y si mientes, vendré a buscarte.

Asentí con la cabeza. Luego de dos horas me dormí.

¡Princesa!

Vi que Adán me saludaba con su mano desde el otro lado del río.

¡Ven aquí!

Inmediatamente lo tuve a mi lado.

¿Por qué no aparezco allí? —señalé el lugar en donde él estaba antes.

El otro lado del río es para las personas fallecidas.

Ahh.

¿Cómo estás, Eugennie? —me abrazó— Te extrañé.

¿No tienes compañía aquí?

Oh, claro que sí.

¿En dónde están?

No los puedes ver si no tienes vínculos con ellos.

Entiendo. —suspiré— ¿Tienes algo malo que decirme? —me senté en el césped.

Negó con la cabeza y se sentó al lado mío.

Lo estás haciendo muy bien. 

¿Puedes ayudarme con tus fundaciones? Ya no sé qué más hacer.

Cuando estábamos en Australia les prometiste a unas personas no olvidarlas.

¿A quiénes?

¿Todo tienes que saber?

Eres irritable.

Adán rio.

Te descuidaste mucho, Eugennie. —parecía regañarme.

Lo sé, estoy tratando de mejorar. —apoyé mi cabeza en su hombro.

¿Sabes la causa importante por la cual te estresas?

Dime.

Evitas pensamientos. Prefieres esconder que te duele lo que viviste y tus pérdidas. No importa si crees que hay alguien en peor estado, tienes que demostrar lo que sientes y cuando lo sientes.

Bajé la mirada.

¿Recuerdas el día en que le dijiste al príncipe que haga lo que sienta porque había sufrido una muerte?

Asentí con la cabeza.

Debes seguir tus propios consejos.

Lo sé, ya me regañaron bastante, quisiera que no lo hagas.

Ambos suspiramos.

Dejaste de esperarlo...

¿Puedes leer mis pensamientos?

Algo así. —sonrió.

¿Volverá?

Eso sí que no sé. Él también tiene sus problemas, te lo dijo esa noche.

Espera, ¿Estuviste esa noche? —el chico rio— ¡Adán!

Me fui antes de que hagan lo indebido.

Le pegué levemente.

Supongo que cada uno vuelve a lo que le hace bien.

Ojalá.

Hubo un silencio entre nosotros, el agua corría y los pájaros cantaban.

¿Siempre es de día?

No cuando cierras los ojos.

Ahh... ¿Sabes algo de Charity?

Sí. Se comunica mucho con sus hijos.

¿En verdad?

Claro, incluso la pequeña Isabella ha aprendido a dibujarla.

Los extraño.

Volverán pronto. —comenzó a levantarse— Nuevas personas se acercan.

¿Qué?

Serán algo pasajeras, pero la pasarás muy bien.

¿De quiénes hablas?

Nos vemos luego. —ahora lo veía al otro lado del río, sonriente— ¡Ve a tus sesiones! ¡Búscame en pájaros! ¡Canta en tu auto!

Reí y lo saludé con la mano.

#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora