Capítulo 25 No soy tu Barbie

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Not Your Barbie Girl by Ava Max

Not Your Barbie Girl


No soy tu chica barbie, estoy viviendo en mi propio mundo.

No soy plástico, llámame clásicaNo puedes tocarme allí, no puedes tocar mi cuerpo.A menos que yo lo diga

(...)

Puedo tomar una cita para cenar

Me compro diamantes y un champagne
Ordena cinco platos, luego pastel de chocolate
Actuando como si me importara cuando quiero un hombreActuando como si me importara pero no me gusta, ¿Y? Hago lo mío, sí, mírenme bailar.






—No pueden hacer eso, ¿Verdad?

Charlotte negó con la cabeza.

—Va en contra de los derechos humanos, es imposible.

—Perfecto. —sonreí— Muchas gracias.

—Chicas, es hora de la cena. —habló Luke.

—Iremos en un momento. —respondió Dorothy, el chico asintió con la cabeza y se retiró de la sala.

—Me agradaría que me acompañaras mañana en la reunión con el concejo, ¿Te gustaría venir?

—¿Yo? N-No creo que sea muy conveniente.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno, no sabría cómo tratar con ellos.

—Tratas con jueces y presuntos criminales. —entre cerré los ojos— Piénsalo, ¿Sí? Sería genial que tú se los explicaras, eres abogada.

—Está bien, princesa. Lo pensaré.

—Muchas gracias.

Caminamos hacia el comedor en donde todos se encontraban ya sentados. Vida dormía en la pequeña cuna, lo bueno de ella es que podíamos hacer cualquier tipo de ruido y no despertaría.

(...)

Luke y Charlotte se habían ido debido a una emergencia de parte de Luke, nosotros nos encontrábamos comiendo el postre, se trataba de helado de chocolate con almendras. Delia se había llevado a los niños a descansar.

—Mañana iré temprano al concejo, quiero practicar un poco.

—Está bien, iremos juntos. —dijo Roger.

—Quisiera que me acompañaras también Dorothy...

—Tengo que cuidar a Vida...

—Dile a Delia que lo haga, no tardará mucho ¿O sí? Será solo exponer el tema y luego puedes volver.

—De acuerdo. 

—Espero que coincidan con tus ideas. —mi hermano llevó una cucharada de helado a su boca.

—No creo que tengan opción.

—¿Por qué lo dices?

—Por nada, olvídalo. —limpié mis labios con la suave servilleta de tela color rojo vino— Repasaré una vez más mis ideas y dormiré. Buenas noches. —deposité un pequeño beso en la mejilla de Roger, hice lo mismo con Vida y luego me dirigí a la sala.

No tocaría muchos puntos pues los demás países debían exponer sus ideas también, cada uno debía durar diez minutos, no más. Los países como Siria y Pakistán debían nombrar los motivos por los cuales sus ciudadanos no debían cruzar la frontera.

Charlotte nos había hablado de los derechos humanos y cómo en esos países estaban siendo violados. Busqué varias noticias acerca de crímenes hacia las mujeres, parecía ser que además de no dejarlas salir del país las solían encerrar y cometer abominaciones en contra de ellas. Era detestable, cada noticia que leía se volvía peor, pero prefiero no nombrarlas. 

El castillo se encontraba en total silencio, eso me agradaba, me ayudaba a pensar. Yo estaba muy nerviosa, ¿Qué pasaría si no aprueban la idea? Roger siempre me dijo que no hay que tomarse este tipo de cosas tan personales ya que saldría perdiendo, ahora mismo era capaz de entender porqué. Tendría que tener una larga sesión con mi psicóloga después de todo esto.

—Anne... —el príncipe se sentó a mi lado— Sigues despierta.

Asentí con la cabeza.

—¿Qué hora es? —fruncí el ceño y miré el reloj que tenía puesto en mi mano derecha, marcaban las tres de la mañana— Ya termino.

—Sé que piensas que es algo de mujeres, pero puedo ayudar si lo necesitas.

—No hace falta, solo me falta practicar, mañana lo haré. —cerré mi computadora portátil— Serán difíciles de convencer. —puse mi cabello detrás de mis hombros y acaricié mis hombros.

—Lo lograrás.

—¿Eso crees?

—Así es. 

—¿Por qué lo piensas?

—Princesa... —me miró— Desde que saliste de esa reunión te encuentras trabajando en ello. —sonrió& Quieres lo mejor para esas personas. Supongo que cuando haces las cosas desde el corazón y con mucho deseo algo bueno puede suceder.

—Ojalá. —suspiré.

Observé sus ojos, siempre que lo hacía —sonará extraño, pero— solía pensar que cambiaban de color, cuando los conocí los vi marrones, y con el tiempo se volvían verdes y luego marrones nuevamente. Era un fenómeno que no comprendía, sin embargo, no me molestaba en lo absoluto. Luego de aquel beso en la cocina no volvimos a hacerlo, no esperaba hacerlo tampoco, lo extraño es que no lo hablamos tampoco. Arthur solía preguntar o tratar de tener las cosas claras, supongo que se dio cuenta que no podía expresar claridad, al menos no ahora.

#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora