Epílogo.

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Nunca me creí capaz de sobrevivir en este mundo. No desde que mi hermana se fue de aquí. En ese entonces era una adolescente de diecisiete años que no sabía nada de lo que repararía el futuro. Sin embargo, sabía que siempre contaría con mi hermano. Luego conocí a Arthur. Después entendí a mis sobrinos.

Podría decir que tengo algo de cada uno.

Roger me enseñó a tener paciencia e ir tras lo que quiero. No puedo contar las veces que me regañó por eso, supongo que tenía miedo por mí.

De Dorothy aprendí que puedes controlar todo con dulzura y sin enojarse. Tratar a las personas con amabilidad, porque sin eso, ya nada tiene sentido.

Harper e Isabella me enseñaron a mantenerme fuerte y que todo con un poco de imaginación puede verse mejor. La creatividad de ambos era lo que me mantenía a salvo y no solo a mí, sino que a su madre igual. Los niños aportaban luz en cualquier lugar en el que se encontraran.

Príncipe Arthur...él me enseñó a amar. Amar de maneras distintas a veces, pero amor al fin y al cabo. Gracias a él sé que puedes luchar por alguien que está al otro lado del mundo y que, gracias a eso, podrías perdurar todo lo que desees.

Cuatro años más tarde.

—¡Déjame niño!

—¡Harper, deja a tu hermana en paz! -gritaba Roger desde la sala— ¡Anne! ¿Estás lista?

—¡En un segundo! —me coloqué mi corona y salí de mi habitación.

Asusté a Vida, quien se encontraba observando a su madre mientras arreglaba a Harper. Tenía sus manos en sus bolsillos traseros, Adán me había advertido que estaría presente y, pienso que Vida tenía algo de él.

—¿Arthur?

—Está en su apartamento, nos verá en el restaurante.

—Perfecto. Vamos.

Salimos del palacio y partimos hacia dicho lugar. Hoy se cumplían cinco años del asesinato de Charity, decidimos dejar de recordarlo como algo horrible y recordarla a ella. Íbamos a su restaurante favorito.

Al llegar nos encontramos con el príncipe.

—Te ves hermosa. —depositó un beso en mis labios.

Acaricié su mejilla.

—Tu anillo está algo frío. —lo besó. Él me había dado un anillo de promesa.

Nos mudaríamos unos años a Noruega. Sus padres necesitaban algo de ayuda en su castillo, yo ejercería mis tareas desde allí. 

Por medio de mis sueños decidí perdonar a Andreas, dejando que vaya con mi hermana. No hay excusa para justificar lo que hizo, pero decidí no vivir con rencor de ninguna manera. Ahora los niños pueden verlo junto a su madre en sus sueños.

Estoy feliz con mi vida y con el cargo que tengo en el mundo. Entendí que tengo muchas personas en las cuales confiar y ayudarme si es que caigo.

Ahora solo debo preocuparme por mis tareas, no seré reina hasta que mi hermano fallezca. ¿Tendré éxito?

Fin.

#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora