Capítulo 36 La pregunta

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—No debimos comer todo ese pote.

—Lo sé, estoy repleta.

—Además de eso... ¿No te sientes algo extraña?

—Un poco... —lo observé— ¿Cuándo es tu coronaci...?

El príncipe se acercó a mí rápidamente. Pegó sus labios con los míos. Continué el beso, se hizo más profundo con el paso de su lengua. Sus manos se infiltraron en mi pijama. Lo detuve.

—Espera. —su lengua pasó por mi cuello, jadeé— Va-Vamos a mi habitación.

Me cargó, mis piernas estaban enredadas en sus caderas. Reía de camino a mi cuarto. Una vez allí cerró la puerta y en la misma posición se sentó en la cama. Fue allí en donde decidí deshacerme de su remera, él hizo lo mismo conmigo. Esta vez yo comencé a besarlo, él enterraba sus dedos en mis muslos, apretándome contra su miembro, causando placer en ambos. 

Gemimos. Arthur me recostó y acto seguido metió sus dedos en mi pantalón, masajeando suavemente mi zona. Hice lo mismo, solo que yo acaricié su miembro. Los dos sabíamos que no habría penetración pues no teníamos condón. 

—Quítatelo. —dije refiriéndome a su pantalón, hizo caso y yo lo imité. 

Se recostó a mi lado, me puse de costado y ambos volvimos a nuestras actividades. Sus ojos y manos estaban enfocados en mí. Podía encontrar el universo en sus ojos. Pasó su lengua por sus labios, de alguna manera —y por razón desconocida— eso me enloquecía.


(...)


Era hora del almuerzo. Dorothy y Roger volvían de unas tareas que tenían hoy día. Arthur se había encargado de los niños, que, por orden de mi hermano se quedaban en casas de sus amigos. 

—Quería hablar contigo, Anne. 

Estábamos los cuatro en la mesa. 

—Las amenazas disminuyeron. Sin embargo hemos encontrado a la persona que disparó aquel día, ¿Tú viste a esa persona?

—No. —suspiré— Philip me atrapó y no lo vi. ¿Por qué?

—Arthur, ¿Tú viste a esa persona?

—Sí. —aclaró su garganta— Era...

—No me lo digas. —interrumpió— Tendrás que hablar con Luke porque han atrapado a esta persona y espera su juicio.

—¿Por qué le dices esta persona?

—Porque no puedo dar ningún dato. Podría entorpecer la declaración, bueno, si es que el príncipe está dispuesto a darla.

—Claro. Por supuesto que sí.

—Muchas gracias. —observé a Roger— ¿Puedo volver?

—Por hoy no. Esperemos a mañana, ¿Sí?

—Está bien.

—Isabella me pidió si mañana podría llevarla a una biblioteca...

—¿Isabella?

—Sí. Una amiga le dijo que era como un café literario o algo así. Tomas algo mientras lees.

—Eso es muy ingenioso.

—Lo sé. —rio— Pensé lo mismo. —aclaró su garganta— Si ustedes me dejan, quisiera llevarla.

—Por supuesto. —dijo Roger.

—No tienes que preguntar, son tus sobrinos también. —sonrió Dorothy— Sí tienes que avisarnos.

—Lamento cambiar de tema repentinamente pero, ¿Cuándo es tu coronación, príncipe?

Todos los presentes se quedaron congelados. Sabían algo que yo no. 

—¿Qué sucede?

Llantos de Vida comenzaron a oírse en ese momento.

—Déjenme ir por ella. —Arthur se levantó.

—Ustedes saben algo que yo no, ¿Verdad? 

—Creo que deberían hablarlo entre ustedes. —dijo Dorothy.

—¿Dejó la corona?

—Claro que no, Anne. Tranquilízate, por favor.

—Tu hermano tiene razón. Él te lo dirá cuando esté listo. No seas ansiosa, no pienso que sea algo malo.

—Debes pensar en un nuevo proyecto.

—He pensado en algo.

—Seguro que sí, pero debes ver entre la lista de necesidades.

—Está bien.

La lista de necesidades que tenía Escocia era lo que nos faltaba, o las cosas que no teníamos en abundancia, por ejemplo, en este país no necesitábamos nada que provenga de agricultura porque teníamos un 75% de eso. Prefería concentrarme en problemáticas sociales y cuando tenga más experiencia ya entrar en cuestiones económicas y de producción.

Arthur volvía con Vida en brazos, quien se encontraba con ojos llorosos tapada en su mantita con pequeñas coronas.

—Oh, les confesaré algo. Ayer encontramos su helado con Philip.

Dorothy y Roger escupieron el agua que estaban tomando.

—Lo lamentamos. —dijo el príncipe— Hoy en el paseo con Isabella les compraré uno.

—¿Co-Comieron todo el helado?

—Sí. —dije con vergüenza— En verdad lo lamentamos.

Dorothy lanzó una pequeña risa.

—No es gracioso, Dorohty. —la regañó Roger— ¿Ustedes...? ¿Qué hicieron luego?

Arthur y yo tomamos agua, no sé porqué pensaba que haciendo eso iba a poder ignorar la pregunta.

—Azul nos dijo...

—Entiendo. —interrumpí— Entonces... hicimos lo que ustedes hacen luego de ingerirlo.

El príncipe me miró sorprendido. Luego le explicaría.

#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora