LLEGASTE TÚ

Daylight

"Tenía la ternura torpe de quien nunca ha sido amado y debe improvisar."

Isabel Allende

POV: Piper Chapman

Su aliento cálido olía a uvas fermentadas, sentirla cerca erizó los poros de mi piel, estoy segura que ella también sintió la agitación en mi aliento. Tanta cercanía, esa mirada, ese olor, esa mujer. Ella se había dado cuenta, me dio mucha vergüenza, cuando sentí el roce de su nariz simplemente aparté mi rostro y corrí, corrí de vuelta a mi casa con el corazón queriéndome explotar en el pecho. Me quedé unos minutos en el jardín controlando mi respiración, volteé a ver a la cabaña, pero las luces estaban apagadas, no sé qué había pasado, estaba a punto de cruzar una línea que no debía.

Una mujer, nunca una mujer me había visto como ella, nunca había estado tan cerca de una como lo estuve de ella. Era hermosa, inteligente, no podía pensar en otra cosa que no fuera en ella, ella desnuda en ese río, ella desprendiendo sensualidad mientras hablaba, ella metiéndose a la boca sus dedos llenos de dulce de uva. Me pasé las manos en el rostro frustrada y entré a la casa cuando estuve más tranquila.

— ¿Y qué le pareció, cariño? — me preguntó mi abuela.

— Eh... dijo que estaba muy delicioso — dije cortante — me voy a acostar, me duele un poco la cabeza.

— Voy contigo amor, ¿quieres que te dé un masaje? — me propuso Logan.

— No hace falta, me daré un baño y voy a dormir, solo me siento un poco agotada — refuté.

Fui directo al baño, me miré en el espejo, necesitaba reconocerme, acababa de rechazar a mi esposo porque quería estar sola para seguir pensando en ella. De pronto sonreí recordando que le gustaba, yo le parecía atractiva a una periodista de New York, ¿Qué tenía yo que causaba interés en una mujer como ella? Era una locura porque ahora no la iba a poder ver a la cara de nuevo, ¿cómo? Si la vergüenza no me dejaba tranquila ¿Qué clase de mujer iba a pensar que era yo? Tenía un esposo, una hija ¿y si ella decía en sus escritos periodísticos que yo la estaba espiando mientras se bañaba?

Me quité la ropa sofocada por entrar a la tina con agua caliente, mis manos temblaron al sentir lo que la cercanía con ella había provocado en mi bajo vientre. Hacía mucho tiempo no pasaba, no con esa intensidad, me quedé con la mente perdida en la tina buscando una respuesta a lo que sentía, a la reacción de mi cuerpo cuando la veía o pensaba en ella.

Me asusté cuando Logan entró a la bañera, se abalanzo sobre mi para besarme, le correspondí de manera seca. Preferí recostarme en su pecho a tratar de pensar en todos los momentos lindos que habíamos vivido juntos.

— ¿Quieres que te haga el amor aquí? — escuché decir a mi esposo. Estaba en sus brazos, pero yo estaba perdida, ahora me lamentaba por haber huido — ¿Piper, estás ahí?

— Querido, mejor me voy a dormir, no me siento bien — lo evadí.

El domingo fui con mi familia a una feria de vinos que había en la plaza central. Nosotras teníamos un stand, pero mi abuela estaba ofreciendo nuestros vinos sola. A Logan no le gustaba la idea de verme vender, decía que la gente del pueblo iba a pensar que él no nos podía mantener a Amelia y a mí o que yo aún dependía de mi abuela. Él tenía razón, la gente del pueblo era muy atroz, ya se habían metido varias veces en nuestra relación.

Yo paseaba del brazo de mi esposo buscando un lugar donde sentarnos cuando la vi, tragué saliva y mi corazón empezó a latir más rápido.

— Sentémonos aquí — indicó mi esposo, era justo frente a donde estaba ella.