Pretty please

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"Llegaste, hiciste bien -te buscaba con ansia-

refrescaste mi pecho que ardía de deseo."

Safo





POV: Alex Vause

Me desperté con la cabeza aturdida de tomar tanto vino luego de que Piper me dejó con la sangre hirviendo de deseos. Me pasé las manos por el rostro y me moví con la espalda adolorida, definitivamente estaba pensando dormir en el suelo, era lo mismo que dormir en esa horrible cama. Extrañaba mi cama, mirar a New York desde mi ventana mientras leía el periódico y comía un rico desayuno. Me levanté sosteniéndome la espalda y fui a preparar un poco de café, mientras tanto encendí mi celular y de inmediato me empezaron a llegar una lluvia de mensajes; felicitaciones, gente sorprendida de donde estaba, mi mamá preguntando si comía, si me bañaba, otros criticándome y... un millón de amenazas de mi esposa.

Respondí lo más importante, y mientras me servía mi café recibí una videollamada, era Artesian, tenía la obligación moral de contestarle.

— Tienes dos días para regresar a New York, a tu casa, con tu mujer donde debes estar — me gritó apenas acepté la videollamada.

— Yo también te he extrañado, cariño — suspiré con sarcasmo — no ¿sabes qué? En realidad, no he extrañado nada de esto — dije molesta.

— ¿Te fuiste con una de tus putas verdad? ¿Están de luna de miel en ese pueblo mugroso? ¿Quién es? Kim ¿la zorra de los deportes? O ¿la estúpida Betty de entretenimiento? Sí, sí, ella es, no la he visto hace días por aquí — dijo con ese tono nervioso que me asustaba en ocasiones.

— Solo contesté porque quería saber si estabas bien, pero ya me di cuenta que estás peor que nunca — tragué saliva decepcionada, ella se notaba más delgada y afectada, me dolía verla así, pero ya no podía más — mi abogado llegará en unos días... con los papeles del divorcio.

Su rostro se quedó perplejo y sin color — ¿Qué? ¿De verdad me estás dejando, Alex? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntas? ¿Que no te importa que te amo? ¡No puedes dejarme, tú eres mía! — me gritó en tono amenazante.

— No, no soy tuya, yo soy mía — le aclaré — sabes que esto no tiene sentido hace mucho, no se trata de amar sino de la salud mental de ambas, nos estábamos destruyendo, Arti — dije preocupada.

— Si me dejas acabarás conmigo — expresó entre lágrimas.

— No, no es cierto, estarás mejor sin mí, lo estás, hablé con tu médico y me dijo que estás muy bien — le sonreí, estaba orgullosa de su avance.

— ¡Porque no sabía que me ibas a dejar! Alex, ven conmigo, mi amor, nos amamos — me pidió en tono suplicante — recuerda todos los momentos que hemos vivido juntas, somo la una para la otra, nuestro primer viaje a Australia, el verano que recorrimos el país entero en auto, cuando fuimos a Paris y te pedí que te casaras conmigo y buscaste en el traductor como decir me voy a casar y se lo decías a todas las personas que se cruzaban frente a ti — ambas sonreímos nostálgicas, sí, pasé momentos muy lindos con ella, pero ya eran parte de mi pasado, mi presente ahora tenía un nombre, Piper Chapman — regresa conmigo mi amor, salvemos nuestro matrimonio — agregó al verme pensativa.

— No, no es lo que quiero, cada momento a tu lado ha sido maravilloso, los buenos y los malos, pero lo hemos intentado mucho y siempre volvemos a lo mismo — suspiré y añadí — que seas muy feliz, Arti, cuídate, siempre serás importante en mi vida, pero ya no puedo estar contigo, adiós.

Corté la llamada y fui a darme un baño para sentirme más relajada. A Piper la conocía hace poco tiempo y provocaba que no pensara en nada más que no fuera ella. Ahora la quería a ella en mi vida, no sé como lo iba a lograr, pero íbamos a ser ella y yo nada más, sin ningún estorbo idiota que nos impidiera vivir el amor que estaba creciendo entre ambas. La deseaba demasiado y se que ella a mí, pero siempre nos calentábamos en los lugares equivocados.

LLEGASTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora