"Regálame el amanecer de tus pasiones,
el espejo frágil de tus lluvias,
y tu inocencia hecha mujer
con mis caricias."
Carlos Enrique Ungo
POV: Piper Chapman
No hay nada más delicioso que los suspiros de la mañana, esos que son involuntarios, en los que te mueves un poco y sientes contra tu cuerpo al amor de tu vida, esos pequeños detalles me gustan llamarles felicidad. Aunque todo al lado de mi amor es perfecto para mí. Mi despertar de ese día no fue nada más abrazarme más al cuerpo de Alex en busca de su calor, mi mujer se había despertado muy enérgica y besaba muy delicioso mi cuello mientras pasaba sus intrépidas manos en busca de mi vientre bajo.
- Mi amor - le dije suavemente tratando de despertarme.
- Buenos días, mi rubia bonita - me susurró antes de aprisionar uno de mis pezones entre sus labios.
Yo solo gemí y sonreí encantada con el desayuno que preparaba mi amada, Alex es tan perfecta, guapísima, inteligente, sucia, amorosa y cuando es todo a la vez es una locura total para mí. Nuestros mañanas eran así, no podíamos salir de esa cama sin antes entregarnos el placer matutino, bendito New York, definitivamente es donde se cumplen los sueños. Apreté los cabellos de mi novia mientras ella mordía con violencia mis pechos, su boca caliente sobre ellos me había terminado de despertar. Yo ya estaba muy caliente con ella contra mi cuerpo. Subió a mi boca y besó con dulzura mis labios, se coló entre mis piernas, sin soltar mis labios acariciaba mis muslos. Yo aproveché para darle un par de nalgadas, me volvía loca mi mujer.
- Ya estás bien despierta, mi amor - me dijo pasando su lengua en mi cuello, yo me arqueé un poco para darle más espacio.
- Tú me despiertas riquísimo siempre, mi amor.
- Mi día es feliz solo si te hago el amor en la mañana, mi rubia bonita.
Alex volvió a besar mis labios como si de eso dependiese su vida, amaba tanto su ímpetu siempre que hacemos el amor. A ella le encanta dejar que yo tenga el control, pero cuando tiene deseos de amarme simplemente es mágico, mi mujer besaba mi cuerpo como si yo fuese lo mas lindo que ella tenía, así me sentía de mimada por su labios y manos que recorrían tan temprano mi cuerpo. Mi periodista sexy frotaba mi clítoris con su dedo pulgar y con otros dos me embestía con a un ritmo delicioso lento, pero con fuerzas. Su boca también trabajaba chupando mis pechos, yo gemía para hacerle saber a mi amor lo mucho que la amaba, lo mucho que me encanta el roce de su cuerpo caliente, sus manos, su boca, su amor, saber que era mía en el amor y sentirme tan suya en momentos como estos.
Ella se sentó entre mis piernas con las rodillas flexionadas, me acercó más a ella de manera que mis muslos quedaran sobre los de ella. Pasó dos de sus dedos por mi sexo encharcado jugando con ellos provocándome temblores en mi cuerpo. Su mirada me calentaba muchísimo, mi coño ardía por mi mujer, que se chupó sus dedos llenos de mí.
- ¿Te vas a quedar toda la mañana, mirándome el coño, mi amor? - le pregunté con la garganta seca deseándola tanto.
- Me gusta verlo, me encanta jugar con él, me encanta darle duro, me encanta comérmelo. Tu coño me gusta más que escribir y comer uvas, Pipes.
- Que sutil y romántica que eres, amor de mi vida - sonreí.
- Es una bonita declaración de amor, ¿no te parece? - me consultó mientras volvía a meter dos de sus dedos en mí, estiró su otra mano y mientras se mordía el labio inferior amasaba uno de mis pechos.
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LLEGASTE TÚ
FanfictionPiper, una mujer de pueblo, descubre un nuevo mundo cuando conoce a Alex, una periodista llena de vida y aventuras. Una atracción irresistible las une, pero ¿podrá Piper dejar atrás su vida estable para vivir una pasión intensa?