Meet me halfway

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Cómo llamar a eso que deseo;

La pasión de mis sentimientos

Ruge como un tigre encadenado.

Amy Levy





POV: Piper Chapman

Suspiré feliz cuando vi que Alex salió en su bicicleta el lunes, Logan se había ido, Amy estaba en la escuela y mi abuela salió. Tomé mi bicicleta y me apuré a seguir a esa guapa e inteligente periodista, que me estaba haciendo sentir una mujer tan diferente a la que estaba acostumbrada a ser.

— Alex, espérame — le grité y ella inmediatamente, se detuvo y se volteó a verme con una enorme sonrisa.

— Hola rubia bonita, ¿me has extrañado?

— ¿Dónde vas?

— Voy a ver a Charlie, me tiene que dar una información — ella se mordió el labio inferior y me vio de pies a cabeza — ¿tienes algo mejor que ofrecerme? quizás... un premio, un besito, o ¿algo más sexy?

Era de mañana la acababa de ver y ya me estaba sonrojando — De hecho... sí, quería hablarte de los libros, ya los terminé, lo leí la misma noche que me los diste, incluso ayer los repasé de nuevo, pero no pude ir a verte porque... estaba ocupada.

— Me tienes que dar un premio doble, perdiste la lección de ayer — me reclamó arqueando su ceja con sensualidad como solía hacerlo.

— ¿Quieres ir conmigo a pasear en los viñedos y hablamos de tus libros? — pregunté un poco nerviosa.

— ¿Qué te parece si vamos rápido al pueblo hablo con Charlie y luego soy toda tuya para que me beses, me muerdas o hagas conmigo lo que te dé la gana, rubia bonita? — solo ella lograba causar en mí sentimientos inexplicables y una revolución en mi interior que me estremece sin poder impedirlo. Asentí a lo que ella dijo, acepté ir con ella, como decían los libros que Alex me había prestado, cada mujer debe buscar en ella su propia felicidad y la mía se estaba volviendo estar con ella.

Desde el sábado que la vi, no dejé de pensar en ella, en sus besos, en su sonrisa, en su olor, me sentía desesperada por ir hacía ella y hablarle, besarla de nuevo, decirle que me gustaba leer libros, contarle que me volvía loca su inteligencia, que adoraba que se preocupara por mí, porque fuera una mujer más libre.

Leyendo me di cuenta que Alex tenía razón en muchas cosas, yo no era una simple ama de casa, sino una mujer con sueños, una mujer que tenía mucho para dar, no solo lavar los platos y estar siempre para mi marido. No me arrepentía de besarme con Alex, lo veía a él durmiendo a mi lado y pensaba en todas las veces que he hecho algo solo por complacerlo, las veces en que he reprimido lo que siento o lo que sé por no dejarlo mal a él. Quizás Logan no tenía la culpa porque ambos habíamos crecido viendo ese tipo de actitudes como algo normal, pero yo ahora estaba entusiasmada con aprender más de esta bella mujer que había llegado a mi vida.

Las miradas de la gente estaban sobre nosotros al vernos pasear en bicicleta por el pueblo. Al principio me sentí un poco intimidada, pero luego me dejó de importar, no estábamos haciendo nada malo, nadie sabía que yo me moría por ella, ellos no serían capaces de entender nunca lo que sentimos.

Alex y yo esperábamos en el parque a Charlie, me negué a ir con ella a ese bar que frecuentaba, nos sentamos en una banca y casi ni podíamos hablar, las personas saludaban a Alex constantemente, ¿cómo la conocían tan rápido?

— Adiós, Daya, adiós Aleida, mañana llego a su casa, ¿lo recuerdan?

— No lo olvidamos, recuerda llevar lo que dijiste — Aleida le cerró el ojo. Abrí los míos sorprendida cuando Alex repitió el gesto de esa mujer.

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