Write On Me

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"Por sobre todas las cosas amo tu alma. A través del velo de tu carne la veo brillar en la oscuridad: me envuelve, me trasforma, me satura, me hechiza."

Alfonsina Storni





— Alex... — un ronco y gutural gemido salió de la sedienta boca de la rubia. Con su mano temblorosa y su respiración agitada buscó la atención de la periodista que atrapó sus labios para ayudarla a aliviar la desesperación de su cuerpo frenético, sudado, ansioso por conocer la gloria entre sus brazos.

Alex continuaba tocándola con esmero, atenta en cada movimiento del cuerpo de la rubia, besándola con deseos para aumentar su placer, para que supiera con sus caricias, que era una bella mujer, que necesitaba ser amada, acariciada, que la llevaran al cielo gozando del éxtasis que sabía que tenía guardado en su interior. Quería marcarle la piel de tal manera que la hiciera olvidar los momentos malos de su vida y que de ahora en adelante si estaba a su lado, solo iba a recibir, amor, goce y muchos orgasmos que se merecía.

— ¿Te gusta, mi amor? ¿Te gusta como te toco? ¿Te gusta sentir como te deseo?

La rubia no contestó solo gimió y apartó la mano de Alex de su sexo, ella frunció el ceño sin comprender que pasaba — ya tengo claro lo que me puedes hacer sentir, me quiero quedar esta noche a dormir contigo.

— Pero, no quiero dejarte así, estás a punto de correrte, ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? — inquirió confundida Alex.

— Quiero correrme mientras me haces el amor de verdad, en tu cama, vamos a casa, le hago la cena a mi hija, la llevo a la cama y seré tuya toda la noche, quiero dormir contigo.

La periodista suspiró tratando de controlar sus deseos, pero en realidad estaba más interesada en darle placer a su rubia, que supiera que ella si quería hacerla sentir realmente amada.

— Será como tú lo desees, bonita, pero te aclaro, si te quedas conmigo, no es a dormir, yo te voy a devorar toda la noche, te deseo demasiado y me gusta el sexo duro.

Piper sonrió tímida y de pronto abrazó a Alex con fuerza — gracias, por esperarme tanto, solo quiero que sea especial, será como mi primera vez — le dijo al oído.

— Así, será bonita, entonces vámonos, hoy quiero cenar temprano — susurró elevando la ceja con sensualidad.

Pasaron por los viñedos cortando algunos racimos de uva. Alex insistió en que tenían que comer uvas en su primera vez. Se besaron antes de salir de la viña y cada una fue a su casa. Piper llegó con una enorme sonrisa que no podía ocultar, fue a darle un beso a su hija que veía televisión, luego se encargó de preparar la cena ansiosa por ir con Alex. No podía evitar pensar como sería, que se sentía, saber que era la primera vez que se iba a entregar a alguien que realmente deseaba, imaginaba su cuerpo pegado al de Alex, siendo solo una solo en el éxtasis.

— Piper, ¿qué pasa contigo? Estás obsesionada con la limpieza últimamente — la regañó Celeste.

— Abuela, me has asustado — rezongó con timidez — ¿quieres cenar ya?

— Estás muy rara, es temprano para cenar — la analizó Celeste.

— ¿Sabes? Abuela, tienes razón, si tengo problemas en mi matrimonio.

— ¿Quieres que lo hablemos?

— En realidad... quería hablarlo con Alex — la miró insegura observando si la había herido, Celeste más bien sonrió.

— Me alegra escucharlo, si quieres hablarlo con ella, está bien.

— Tú... ¿le darías de cenar a Amy? — Celeste elevó la ceja y apretó sus labios.

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