I Wanna Be Yours

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"Me estás enseñando a amar, yo no sabía. Amar es no pedir, es dar."

Gerardo Diego




POV: Alex Vause

Mi incansable rubia bonita, logré dormirla, logré que yaciera en mis brazos, desnuda, confiándome sus sueños, su amor. Su respiración golpeaba sutilmente en mi cuello, yo metía mis dedos en sus melenas rubias tan brillante que tenían el olor a la primavera que estaba por decir adiós. A esto le llamaba plenitud, era mejor de lo que siempre busqué. Ahora vivir para mí era, respirar el mismo aire que sé que respira ella, vivir por el mismo amor que sé que ella siente.

Eran las primeras horas del sábado, el sol se empezaba asomar al horizonte, tenía que despertarla, no habíamos hablado de lo que pasaría el fin de semana. Estábamos tan ocupadas amándonos que olvidamos aterrizar, besé sus cabellos y la pegué más contra mi cuerpo. Amaba su olor, la suavidad de su piel, los latidos de su corazón, como podía ser tan bonita y perfecta mi Pipes.

— Bonita, Pipes, mi amor, despierta, cariño le dije dándole suaves besos en su oreja, ella suspiró y se pegó más a mi cuerpo — no quiero dejarte ir, pero ya amaneció.

Apretó varias veces sus ojos, sonrió perezosa y buscó mis labios para darme un tierno beso de buenos días.

— Te amo — fue lo primero que me dijo, su primera frase del día, abrazada a mí, a pocos centímetros de mi boca y de una manera tan sincera.

— Y yo te amo ti, mi amor.

— Debo irme — suspiró.

Yo asentí con mi cabeza, tragué saliva lista hablar del fin de semana.

— ¿Qué va a pasar, Piper? — ella se sentó en la cama con la mirada baja.

— Hoy... debo dormir con él, lo siento, mi amor.

Eran demasiadas cosas pasando por mi mente, ella pasando años de infelicidad con ese hombre, no lo amaba, nunca la satisfizo ni lo haría porque ella ahora me amaba a mí. A ella la hacía feliz yo y tenía que dejar ir a mi amor a los brazos de él para fingir que eran un matrimonio feliz. Debía dejarla ir para que le fuera a servir la comida a un desgraciado que no la miraba con el valor que ella merecía.

Con la voz entrecortada y mis ojos brillantes le dije — hoy, pero ¿Qué va a pasar? ¿Con nosotras, con esto que sentimos? ¿Qué harás tú? Yo me estoy divorciando, yo estoy dispuesta a todo por ti — le expuse.

Ella continuaba con la mirada baja, se notaba nerviosa, asustada, levantó su rostro y me miró a los ojos — no lo sé Alex, honestamente no lo sé, yo no soy tan valiente como tú — sus ojos estaban llenos de lágrimas — te amo, puedo asegurar que has sido mi único amor, quiero dormir solo contigo, estar solo contigo, pero no sé cómo hacer esto. Tengo miedo a... perder a mi hija.

Su hija, ella tenía razón, debía pensar en ella, olvidé donde vivía y las acciones legales que la podían hacer perder a su pequeña. Supongo que esa niña era su vida, ella es una buena madre, la había educado muy bien, yo que siempre deseé ser madre tenía que tratar de comprenderla.

— Entiendo, tu hija es lo primero, pero entonces ¿Que puedo esperar de ti? ¿Quién seré yo en tu vida?

— La mujer que amo — me dijo al instante con mucha seguridad — ayúdame, Alex, ayúdame a hacer esto, tú eres muy inteligente, yo no sé cómo hacerlo sola.

No tenía idea que hacer lo único que venía a mi mente era que dejara a ese imbécil de inmediato, pero la niña, ¿Qué iba a pasar con ella? ¿Qué le iban a decir a ella?

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