XV.

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[Plaza des Born, 22/7/2021, 10:15]

Los cinco publicistas aparcaron sus dos vehículos en la Plaza de Born de Ciutadella, donde las seis vespas ya ocupaban seis plazas de aparcamiento. Habían quedado con los pequeños para desayunar en una de las mejores cafeterías de la isla, según ellos, después dejar a Adri en el aeropuerto. Mai y Anaju se quedaron un poco rezagadas repasando punto por punto que es lo que debía hacer al entrar a la cafetería.

- Jujitis qué tienes que hacer cuando entremos?

- Aunque él no quiera hablar conmigo, conseguir que lo haga, explicarle porque que pasó lo que pasó el otro día y ya luego...

- Y ya luego qué? - solicitó Mai

- Y besarle - contestó Anaju vergonzosa.

- Joer Jujitis, pero dilo con más alegría, si te mueres de ganas por besarle!! - exclamó la de Pamplona. - Va, venga vamos para dentro, estás guapísima seguro que se cae de culo al verte.

[Bar Imperi, 22/7/2021, 10:25]

La que se cayó de culo fue Anaju al entrar al bar y ver la escena que vieron sus ojos. Hugo y Eva habían vuelto, Hugo y Eva se estaban besando.

- Es un gilipollas, Jujitis, es un gilipollas - susurró Mai al oído de su amiga - vas y te sientas, como si nada hubiese pasado. Dignidad, no quiero ver ni una lágrima, eh? Ni una!

El desayuno sorprendentemente transcurrió con tranquilidad. El pasado parecía haber vuelto para Hugo, que estaba en una actitud más cariñosa de lo normal, para lo que él era, con Eva. Anaju, a pesar de no querer darle muchas vueltas al tema, estuvo observando a Rafa de forma discreta durante toda la comida. No comprendía como el chico estaba tan feliz, si era verdad que Hugo y Eva estaban de nuevo juntos. Había algo que no le cuadraba, así que fue a sentarse a su lado para esclarecer sus dudas.

- Han vuelto? - preguntó Anaju al oído de Rafa.

- No, que va... El chico pensaba que si hacía ver que había vuelto con Eva sería capaz de captar tu atención, es todo un acting - murmuró el cordobés.

- Es gilipollas - masculló Anaju.

- Si, si que lo es. Es que a parte de sufrir del síndrome de Mario Casas, a veces también padece el síndrome de gilipollas.

- Mírame Rafa - pidió Anaju.

- Por qué?

- Te voy a besar

- Uy no, yo con aguantar un gilipollas ya tengo - antes de pudiera terminar la frase Anaju unió sus labios a los del chico del pelo rizado.

Al segundo Hugo huyó del bar derribando todo lo que había en su mesa.

- Pues ya la hemos liado Anaju, ya la hemos liado - suspiró Rafa mientras se levantaba para frenar a su amigo.

- No, Rafa ya voy yo - indicó la alcañizana mientras recogía sus cosas.

[Plaza de la Catedral, 22/7/2021, 11:03]

La alcañizana salió corriendo tras Hugo, logrando alcanzarlo unos metros más adelante.

- Hugo, joder, qué te pasa? - vociferó la chica.

- Qué que me pasa? Me pasa que te acabas de besar con Rafa. - A estas alturas todos los paseantes se fijaban en ellos, pero para ellos parecía no haber nadie más.

- Y es necesario que montes todo este espectáculo? A caso lo he montado yo cuando te has besado con Eva? No!!

- No es lo mismo!! - se quejó Hugo.

- Si lo es Hugo, si lo es. Por qué te has besado con ella? - cuestionó la chica.

- Por ti. Me he besado por ti, porque quería que me prestases atención, porque quería hablar contigo.

- Fuiste tu quién decidió dejarme de hablar - alegó ella.

- Pues ya ves, soy incapaz de hacerlo - admitió Hugo mientras abría sus brazos para que la alcañizana fuese a abrazarlo.

- Eres gilipollas - suspiró Anaju al tiempo que se lanzaba a los brazos del rubio.

- Lo sé, lo sé - murmuró él escondiendo su cabeza en el cuello de la aragonesa.

En ese momento la plaza se lleno de "oooohs" y aplausos, todos los espectadores que la pareja se había ganado estaban ovacionando su reconciliación.

- Ven vamos a sentarnos, quiero hablar contigo - dijo Anaju separándose de los brazos del rubio a la vez que el público a su alrededor empezaba a desaparecer.

- Cuéntame, de que quieres hablar? - preguntó el chico mientras se sentaban en la pequeña escalinata de la catedral.

- De ti, de mi, de nosotros, de lo que tendría que haber dicho el otro día - respondió con timidez Anaju.

- Aaaaah - se sorprendió Hugo de forma irónica.

- No seas tonto - se quejó dulcemente la aragonesa.

- Sabes que te encanta mi sarcasmo.

- Sí - suspiró Anaju - me encanta tu sarcasmo, me encantan tus tatuajes, me encantan tus ojos, me encantan tus labios, me encantas tú.

- A mi también me encantas Julieta.

- Si, si, ya me he percatado - esta vez fue ella quién hizo uso de la ironía. - Sabes? - dijo de forma más seria - una buena amiga me dijo que me dejase llevar, que perdiese el control y un buen amigo me dijo que estaba muy buena cuando perdía el control.

- Un buen amigo sólo? - inquirió Hugo arqueando una ceja.

- Está en tus manos ser algo más - se sincero Anaju.

- Y vas a perder el control? - Ella asintió - Entonces, ven - pidió Hugo mientras la agarraba de la mano.

La llevo hasta el centro de la plaza. Cuando la tuvo allí le pidió que cerrase los ojos, ella obedeció. Hugo la abrazó por la espalda, agarrandola de la cintura y empezó a girar sobre si mismo. Si antes eran los gritos los que llenaban esa plaza, ahora eran las carcajadas. Después de cinco vueltas los pies de Anaju volvieron a tocar el suelo. Se quedaron mirando a los ojos fijamente uniendo sus frentes. Las respiraciones agitadas eran ahora la banda sonora del lugar. No unieron sus labios, en cambio entrelazaron sus manos y empezaron a correr como niños por las calles del centro histórico de la ciudad.

Días de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora