[Villa Azucena, 20/7/2021, 02:01]
Hugo entró sin hacer caso a la presencia de Anaju, cualquiera diría que era ella a quién buscaba el cordobés. Siguió hasta el salón de la villa y se sentó en el sofá. Segundos después apareció Anaju, que no entendía que sucedía, y tras de ella apareció su pareja.
- Ponte algo de ropa, te espero aquí, quiero hablar contigo - gruñó el rubio con su mirada fija en Anaju. - A solas - matizó.
[Villa Azucena, 20/7/2021, 02:10]
Vestida con una sudadera y unas mallas negras, Anaju volvió a entrar al salón. Por un momento Hugo olvidó el motivo de su visita al ver como las mallas se ajustaban perfectamente al cuerpo de la aragonesa resaltando todas sus curvas. Volvió a recuperar el sentido cuando Anaju se sentó en el sofá, a una distancia prudencial de él.
- Tienes miedo? - gimoteó Hugo.
- No tengo miedo, porque quiero creer que no serías capaz de hacerme daño pero si es verdad que no pensaba que fueras capaz de llegar a este nivel de rabia. No me das miedo, me das pena. - Se lamentó Anaju.
Se volvió a formar un silencio incómodo entre ellos, ninguno de los dos encontraba las palabras adecuadas para dirigirse al otro, a pesar de tener tantas cosas que decir. Parecía que estaban viviendo un deja vu, solo que esta vez fue Hugo, quién hizo el amago de abandonar el sitio.
- Esperáte, no te vayas - Hugo dio una vuelta sobre sus pasos y volvió a sentarse en el sofá, respetando la distancia que ella había marcado. - Porqué has venido? - cuestionó sincera Anaju focalizando por primera vez su mirada en los ojos nácar del rubio.
- He venido porque eres la primera persona que he conocido capaz de evitar que le parta la cara a alguien. Necesitaba serenarme y resulta que tú eres la calma hecha persona - confesó Hugo sin apartar su mirada del suelo.
- Ah - fue lo único que fue capaz de contestar Anaju, sorprendida por la confesión del cordobés.
El silencio retornó a la estancia. Pero esta vez era un silencio cómodo. Hugo observaba a Anaju y viceversa. Él se fijaba en la cara de la morena, en esa peca que tenía encima de la ceja, le daba un toque intelectual pensaba él, al mismo tiempo intentaba encontrar las pupilas de esos ojos azabaches. En cambio, ella tenía la mirada fija en ese tatuaje del cuello que le provocaba tantas cosas desde la curiosidad hasta la excitación. Y si el rubio intentaba encontrar las pupilas de la aragonesa como si de un tesoro se tratasen, ella intentaba descifrar el mapa que era el color de sus ojos.
- Tenías razón - reconoció Hugo rompiendo el silencio.
- Razón de qué? - Anaju frunció el ceño ante la incógnita.
- Rafa y Eva me estaban engañando, los he visto enrollándose en la piscina - la ira volvía al cuerpo de Hugo al recordar esas imágenes, y él volvió a apretar sus puños. Anaju se dio cuenta, eliminó la distancia que los separaba y cogió los puños del cordobés.
- Ves - Hugo dirigió la mirada a las manos de ambos - eres mi calma.
Después de la confesión de Hugo, Anaju cerró el poco espacio que quedaba entre ambos y se fundieron en un profundo abrazo. El chico de piedra comenzaba a romperse.
- Ven - dijo Hugo separándose de los brazos de Anaju - vamos a dar una vuelta.
- No puedo Hugo - repuso Anaju en referencia a su novio.
- Está durmiendo, venga ven, confía en mí - rogó el chico.
[Villa Truvi, 20/7/2021, 03:34]
- Espérate aquí - pidió Hugo a Anaju, mientras él entraba al parking de la villa.
Salió del parking con su vespa y un casco de más. Inmediatamente la alcañizana entró en pánico, hacia más de un año que no se subía en una motocicleta.
- Hugo, no. No voy a subirme. - sentenció Anaju.
La chica inició el camino de regreso a su villa. Hugo, que ignoraba completamente que es lo que de repente había hecho cambiar de opinión a Anaju, la siguió con la moto hasta ponerse delante de ella.
- Qué te pasa Anaju? Has visto un fantasma o a un muerto? - ironizó Hugo.
- Nada, Hugo, no me pasa nada.
- Si no te pasa nada, y no tienes ningún problema conmigo, porque no te subes a mi moto? - intentó sonar lo más dulce posible y deshacerse de su característico sarcasmo. - He dicho que íbamos a dar una vuelta, era evidente que andando no sería. Menorca es una isla, pero es demasiado grande para recorrerla a pie. Ven, por favor.
Anaju se dejó llevar y por primera vez en más de un año se subió al vehículo de dos ruedas. Hugo le paso el casco y cuando se lo puso se agarró con sus manos al asiento de la moto. Hugo hubiese deseado que se agarrase a él, pero quería que ese acto naciese de ella. Después de media hora de trayecto el rubio aparcó la moto en frente de uno de sus lugares favoritos de la isla, el Faro de Cavalleria, uno de los siete faros de Menorca.

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Días de Verano
FanfictionDebía ser el verano de sus vidas, pero alguien se cruzó en ellas.