Los escritores

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- Tus deseos son órdenes - dije acercándome al ascensor - ¿Subes? -

Ella asintió.

- ¿Y qué tal con los estudios? - le pregunté.

- Bastante bien, me he puesto manos a la obra, la semana que viene tengo examen... De los poemas de un tal García Larco... O algo así. - dijo quitándole importancia.

Yo me reí.

- ¿Qué? - me reí más.

- No es García Larco, es... Lorca. Federico García Lorca. - corregí.

- Lo que sea, el caso es que el examen es de muchos escritores, y yo ni siquiera me sé ese. - dijo frustrada.

- Te puedo ayudar - salí del ascensor, y cogí la llave para abrir mi apartamento.

- No, no gracias. Tengo que hacerlo yo sola. -

- Vale, como prefieras. Pero si necesitas ayuda me lo dices y ya ¿Okay? - abrí la puerta.

Ella asistió.

Entonces me vino un olor, que no era a limón, más bien... Más dulce... Como a... ¿frutos del bosque? ¿Quizás?.

Fui hasta la cocina y observé mi apartamento como si fuera la primera vez que pisaba aquel suelo, que parecía de madera.

- Algo falta... - le dije a Alicia.

- El olor... - dijo ella poniéndose a mi lado.

- Se ha ido ese olor, por más que he mandado a buscar a Allison al supermercado, no ha encontrado el olor que tenías antes. Y bueno... El de ahora es el de mi perfume. Lo siento. -

- No, déjalo, así está mejor. Da como un aire... Más... Agradable. No sé, es extraño. Pero me gusta. - le sonreí.

- Tu habitación sigue oliendo a limón -  dijo - Y tu ropa también. -

- Eso es porque hay un pequeño spray de ese aroma en la ventana de mi habitación. Me sorprende que no lo hallas visto - dije entrando a mí habitación.

- No he entrado muchas veces. Solo para coger ropa - dijo quedándose en la cocina.

Y en efecto. El olor a limón seguía allí. Pero desaparecía por la zona de la salida, y el aroma aumenta si te acercas a la ventana.

Llegué al piano de debajo de aquel ventanal, y observé la escena.

- Ha limpiado - dije para mí misma.

Todo estaba limpio, no había polvo en las guitarras de la pared, ni el piano, ni en las rendijas de la ventana.

No reconocía mi habitación en ese momento.

Yo no suelo ser tan ordenada y limpia.

Todo lo dejo por los suelos, y después si tengo que limpiar, los hago a un lado y ya. Pero ahora todo estaba limpio y organizado.

Acogedor - pensé.

- ¿Has comido? - preguntó Alicia asomándose por el marco de la puerta.

- ¿La bazofia del hospital? - me reí - Ni muerta me comería eso. Prefiero los sueros. - dije con alegría.

- ¿Qué quieres comer? -

- Sorpréndeme - dije saliendo de la habitación, pasando por el salón hasta la terraza.

Ella se quedó detrás de la encimera haciendo algo para comer.

El intento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora