Un desconocido.

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Narra Alicia.

Escuché la puerta cerrarse, después de que salieran Victoria y María.

Hailee y yo estábamos paradas frente a frente. Nadie decía nada. Solo nos mirábamos.

- ¿Lo quieres? - le pregunté.

- Si... Se ve simpático, y tal. Pero no como para amar. Quizás seamos amigos - dijo levantando los hombros.

- ¿Y si te hace algo? - recordé lo que le sucedió a Victoria, esa vez que se emborracho.

Hay gente muy cruel en este mundo...

- No creo, pero de todas formas, iré con cuidado -

Yo asentí.

Me iba a asegurar de que alguien estuviera cerca, para vigilar que no sea ningún viejo morboso, o un secuestrador.

- ¿Entonces... Puedo quedar con él? -

- ¿Por qué tanto interés en quedar? -

- ¿La verdad? - yo asentí. - Me he enamorado... - susurró.

- ¿Que dijiste? - en verdad no la había escuchado bien, y quería comprobar si había dicho lo que yo creía haber escuchado.

- Me he enamorado - repitió más alto.

- Y porque no se lo dices... Digo ¿Quién es? -

- Eso es lo malo. El quién es... - miró hacia otro lado.

- Me lo vas a decir, o tengo que si sacartelo. -

- Es, es... Una chica. - volvió a jugar al juego de los susurros.

- Porque todo el mundo se empeña en que no lo vamos a aceptar - casi dije gritando.

Pasó lo mismo con Avalon y Laura.

Miedo de qué.

QUE NOSOTRAS TAMBIÉN SOMOS LESBIANAS.

Ella me miró con duda.

- Déjalo, cosas mías - dije acuerdo ademán para que continuara.

Ella asintió despacio y movió la boca buscando las palabras adecuadas.

- Es María. Mi mejor amiga. Y ella solo me ve como eso. Como una mejor amiga. Es dulce, tierna, inteligente, divertida, amable, comprensiva, sabe escuchar... Es un poco celosa porque a veces la dejo tirada, por irme con otras. Y me siento fatal, pero no soporto sentir esto que siento, y es peor si la tengo cerca. Pero también me siento mal, si ella no está. - dijo frustrada.

- Mmmmmmm. Díselo - dije intentando asimilar todo lo dicho.

- ¿Qué? ¿Estás loca? Ella me rechazará, y... Prefiero tenerla como amiga. A que después todo se vuelva incómodo. -

- ¿Cómo te trata ella? - pregunté.

- Bien, muy bien. Siempre tengo la necesidad de abrazarla y tenerla entre mis brazos. Ella es la única que puede calmarme en algunos momentos donde se me va la pinza... -

Eso me recordó a Victoria, las veces en las que yo la tranquilizaba cuando se despertaba por soñar con... La violación.

Encontraré a ese hijo de puta.

- Eso es porque te tiene mucho aprecio - le dije y ella me miró a los ojos.

- ¿Tu crees? -

- Claro. Y podremos saber si ella te quiere, pero en el sentido de querer como más que una simple amiga. - la miré con una sonrisa - CE-LOS. -

- ¿Celos? -

El intento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora