Capítulo 1 - "Memorias de un ángel"

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Los pasillos de la escuela cada vez se hacían más largos por recorrer, el no tener amigos en aquel lugar lo volvía tedioso. Una adolescente algo callada, pero bastante risueña, caminaba pensando en que libro leer cuando llegara a casa.

Al salir hasta la cancha de fútbol, se encontró con aquel tipo, así lo llamaba, era un chico muy fastidioso y ahí estaba otra vez, molestando a un nuevo alumno pequeño de la escuela.

Cabe mencionar que a pesar de ser una joven juguetona, tierna, y aparentemente dulce, tenía un carácter... duro.

─¿No te ves tan grande para golpear a un niño? ─ Ella abandonó sus pensamientos y se acercó como bola de fuego hasta donde estaba aquel muchacho.

El rostro del chico se tensó al ver a esa joven entrometida creyéndose heroína de los más pequeños de la institución, aunque... luego una sonrisa ligera se plasmó en su cara ─¡Mira, tu no me metas! Además, no fue intencionalmente.

─A ver, ¿Por que no te metes con alguien de tu tamaño? ─ Observó bastante contrariada al niño que se levantaba del suelo con la nariz vuelta nada, sangrante y con un moratón cubriendo su tabique, y luego miró la sonrisa llena de descaro con la que Roberto observaba la situación.

Su sangre hirvió.

─Ay ya cálmate... No me digas que vas a pelear conmigo por ese estúpido. ─ Él podía sentir la ira de ella por como sus ojos color avellanas lo miraban, esas iris que parecían volverse fuego a causa de la tensión que en el rostro de la chica se denotaba.

─¡Eres insoportable!

─Lo sé... pero te encanto.. ─ Roberto miró sonreído los apetecibles labios rosados de la joven, sus mejillas rojas, sus facciones delicadas; Era una cascarrabias hermosa, bueno, por lo menos para él siempre estaba enojada, pero decían sus amigos que era una dulzura de persona. Así que intentaría quitarle el mal genio; se acercó fugaz y la besó descaradamente, de forma imprevista.

─¡Imbécil! ─ Ella llena de ira le dio una patada en el estómago, era un gran atrevimiento de ese tipo, ¡Es que ni siquiera eran amigos!... Pensó. ─¿Quien te dio permiso para tomarte esas  libertades?

La respiracion de Roberto se entrecortó, aquella niñita desquiciada le había sacado todo el aire, pero eso no se quedaría así. ─Eres... una maldita.. estúpida.

Con un gesto de desagrado lo miró y luego tomó la mano del niño para alejarlo de allí, no quería seguir con aquella absurda pelea, al fin y al cabo ella no era una bárbara cómo él para andar repartiendo golpes por la institución.

No lo era.

─Vete al diablo.─ Escupió la castaña, y mirando al niño a su lado, ordenó.─ Ya vamonos.. 

La chica y su nuevo compañero de tierno rostro, caminaron por un pasillo de casilleros de aspecto lúgubre en busca de un botiquín.

─Gracias, por defenderme ─ El chico miró con admiración y gran agradecimiento a la muchacha, pese a haber llegado un poco tarde, lo defendió de ese abusivo.

─No es nada, en realidad me cae mal ese tipo... No soporto verlo dañar a alguien.

Ellos se alejaron hasta el baño a pasos lentos, ensimismados en sus pensamientos.

─Mira como te dejaron esa nariz... ─ Añadió mirándolo preocupada, ella sacó un pañuelo de su mochila,
y acercó su mano hasta la pequeña nariz sangrante del niño, tan perfecta e imperfecta a la vez. La limpió con cuidado y delicadeza, cerciorándose de no lastimarla más de lo que ya estaba.

─Fue con el balón de fútbol.. ─ Él sólo se limitó a bajar la mirada con las manos de ella sobre su cara curándole, se sentía tan avergonzado y cobarde. Con diez años no había podido defenderse de aquel troglodita, y se sentía frágil, débil.

Mi jefa, es una mujer peligrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora