Mi jefa, es una mujer peligrosa.

Capítulo 4 - "Último verano, invierno del mañana"

El último beso, la última sutil caricia, su último mágico encuentro con esa hermosa chica, que luego huyó dejándolo dentro de ese cubículo en el baño, y desapareció de su vida.

Soñó con ella muchísimas veces, veía su sonrisa encantadora y dulce atormentándolo mientras le hacía saber que jamás la vería de nuevo, sentía sus labios besarlo con ternura, cariño, pasión. Ella se había vuelto una fantasía en su vida, un amor platónico que jamás olvidaría.

Y bien le había explicado de su partida en dos ocasiones, pero él jamás le dio importancia, y recordar aquello le carcomía el alma. Porque día a día la extrañó, le hizo falta el color que ella de una fría manera le daba a su vida, asesinó su corazón el día que emprendió huída din decir nada.

Sólo corrió siguiendo los pasos de la única familiar que tenía, y lo dejó a él suspendido en sus enredados pensamientos cada día que pasaba por el lugar que estaba asignado para ella en los casilleros.

Mi chica se ha ido, y jamás volverá.

Ella había sido su primer amor, su primer beso, la primera chica que lo subió al cielo y lo bajó de repente al irse del instituto sin dar concreto  aviso, un primer e inocente amor que lo dejó totalmente devastado.

Pasó un buen tiempo desde que los ojos color miel de ella dejaron de mirarlo sólo a él, los años habían transcurrido como si fueran días y ahora no podía creer que todos sus sueños se hubieran ido al suelo cuando obtuvo su título de Finanzas en la Universidad, para ser un desempleado más en el país.

Porque no tenía perfil de persona capacitada para un trabajo de alto rango, y siempre le pidieron una gran experiencia.

Había buscado trabajo en muchas empresas, constructoras, distribuidores, y bancos, pero estuvo presente su mismo problema de día de poca presencia y torpeza, aún no lograba deslumbrar a nadie con su hoja de vida.

Para todos los ejecutivos funcionarios de las empresas donde acudía, les parecía un chico "Demasiado novato y poco experimentado", apesar de haber sumado recientemente un año a su vida, teniendo ahora veintiséis.

─Necesitamos una persona más capacitada y con experiencia en ese cargo, disculpe. ─ Una mujer de oscuro cabello deslizó el documento Currículum Vitae hacia el chico, luego de haberlo revisado buscando encontrar el perfil para el nuevo vicepresidente financiero de la empresa, sin tener éxito. ─Y arréglese esa corbata, por favor.

El joven hombre caminando cabizbajo se retiró después de tomar su hoja de vida de la mesa, ya había sido demasiado por el día, necesitaba un descanso.

Su manera de ver las cosas había cambiado significativamente, y aunque era joven, lograba hablar y desenvolverse como una persona de gran trayectoria, aún era un poco tímido, pero vivaz, muy vivaz.

Trabajó de mensajero, de cocinero en un restaurante de comidas rápidas, también probó ser vendedor en una tienda de antigüedades, pero esos trabajos nunca lo terminaban por satisfacer, al paso que llevaba nunca podría comprar un auto decente.

Y la decencia para él, vestía de impolutos trajes, relojes finos y se movía por la ciudad en un deslumbrante Audi, un Peugeot, un Mercedez, o una camioneta de gran cilindraje.

Le gustaban los autos, y soñaba con comprar alguna de sus marcas favoritas, se esforzaba por ahorrar para pronto no depender del metro de la ciudad, o en un contado caso, de un taxi.

Había algo que no había podido dejar nunca, y esa era su leve torpeza, esa sería su compañera por siempre.

Y fue esa misma compañera quien lo acompañó a su nueva entrevista de trabajo.