Capítulo 21 - "El reflejo, un viejo amigo"

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El infierno...

Aquello quedó resonando en la cabeza de Marcelo. Y obviamente, causó asombro en las otras dos jóvenes.

─Se le nota... ─ Agregó la pelinegra mirando sonreída hacia la susodicha. ─Es infernal y jodidamente sexy.

Marcelo volteó a ver a la chica que en un principio lo había deslumbrado con su simpatía y belleza. Ella miraba a su jefa de la misma forma en la que él la había observado desde los asientos de adelante hace un rato.

─¿Eh?

─Tu jefecita es bastante bonita. Me la saludas...

─Pero se ve que es una señora muy seria. ─ Comentó la muchacha más joven que no había tenido chance de hablar.

─Es una golfa traidora y perversa. ─ Lauren se cruzó de brazos sin quitarle la mirada a la ejecutiva. ─Cuando trabajé en HomeWorld viví un suplicio con esa mujer ahí, se tiró a mi hermano y luego quería con mi novio...

─¡Te recuerdo que hablas de mi jefa! Yo la conozco más que nadie. ─ El hombre se sintió ofendido y ofuscado por las declaraciones de la rubia.

─Nadie puede llegar a conocer a esa mujer. ─ Dijo la misma chica.

Todos mantuvieron un silencio sepulcral.

─Creo que ni siquiera ella misma se conoce.

***

Verónica y su vestido color vino resaltaban entre los aburridos tipos con trajes de escalas grises y azules que la rodeaban. Sus movimientos y ademanes al expresarse tenían encantados a todos los susodichos, pero uno en especial la observaba con verdadera devoción y una especie de cariño.

Larry Hill era un hombre alocado, risueño y querendón. Fresco y tranquilo como era inimaginable. Conocía a Verónica desde hace cuatro años, y siempre se habían estimado muchísimo.

Claro, también habían compartido favores íntimos el uno con el otro. Y era por aquello, que la rubia de 25 años no soportaba a la pelirroja.

Bueno, también porque Albert Wilson, el ex novio de la joven mujer, siempre había estado tras las faldas de Verónica.

La sonrisa de ella iluminaba el sitio, y sabía que no sólo él lo pensaba así, también los hombres que la rodeaban, que parecían beber de sus copas encantados observando a la mujer hablar, evitando parpadear para no perderse de cada uno de sus gestos y movimientos.

─Es una mujer demasiado hermosa. ─ Agregó Arlett mirando en la misma dirección que el chico que la acompañaba. Al igual que las otras dos chicas. ─Debe ser alucinante trabajar tan cerca de ella...

─Alucinante para los tipos que la rodean y a los que envuelve como una vil serpiente. ─ Nuevamente Lauren despotricó en contra de la ejecutiva.

─¿Por qué hablas tan mal de ella? ─ Marcelo dejó de observar a su jefa, para mirar a la rubia; La chica era una preciosidad, tenía un rostro inugualable, sus ojos azul claro iluminaban su mirada, y su piel sonrosada la hacía lucir lozana. Pero sus gestos quitaban todo encanto de ella, a pesar de no superar los 25 años, su comportamiento era demasiado agresivo y amargado a su edad.

Todo aquello junto le recordaba a la persona que hace un segundo estaba obervando.

Pero para él, era imposible compararlas.

Su musa no tenía comparación.

─Albert siempre anduvo detrás de ella... ─ Le respondió la chica a Marcelo. ─Y yo no creo ese cuento de que la muy digna lo rechazaba. Un día la encontré follando al idiota de mi hermano en su oficina.

Mi jefa, es una mujer peligrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora