El infierno...Aquello quedó resonando en la cabeza de Marcelo. Y obviamente, causó asombro en las otras dos jóvenes.
─Se le nota... ─ Agregó la pelinegra mirando sonreída hacia la susodicha. ─Es infernal y jodidamente sexy.
Marcelo volteó a ver a la chica que en un principio lo había deslumbrado con su simpatía y belleza. Ella miraba a su jefa de la misma forma en la que él la había observado desde los asientos de adelante hace un rato.
─¿Eh?
─Tu jefecita es bastante bonita. Me la saludas...
─Pero se ve que es una señora muy seria. ─ Comentó la muchacha más joven que no había tenido chance de hablar.
─Es una golfa traidora y perversa. ─ Lauren se cruzó de brazos sin quitarle la mirada a la ejecutiva. ─Cuando trabajé en HomeWorld viví un suplicio con esa mujer ahí, se tiró a mi hermano y luego quería con mi novio...
─¡Te recuerdo que hablas de mi jefa! Yo la conozco más que nadie. ─ El hombre se sintió ofendido y ofuscado por las declaraciones de la rubia.
─Nadie puede llegar a conocer a esa mujer. ─ Dijo la misma chica.
Todos mantuvieron un silencio sepulcral.
─Creo que ni siquiera ella misma se conoce.
***
Verónica y su vestido color vino resaltaban entre los aburridos tipos con trajes de escalas grises y azules que la rodeaban. Sus movimientos y ademanes al expresarse tenían encantados a todos los susodichos, pero uno en especial la observaba con verdadera devoción y una especie de cariño.
Larry Hill era un hombre alocado, risueño y querendón. Fresco y tranquilo como era inimaginable. Conocía a Verónica desde hace cuatro años, y siempre se habían estimado muchísimo.
Claro, también habían compartido favores íntimos el uno con el otro. Y era por aquello, que la rubia de 25 años no soportaba a la pelirroja.
Bueno, también porque Albert Wilson, el ex novio de la joven mujer, siempre había estado tras las faldas de Verónica.
La sonrisa de ella iluminaba el sitio, y sabía que no sólo él lo pensaba así, también los hombres que la rodeaban, que parecían beber de sus copas encantados observando a la mujer hablar, evitando parpadear para no perderse de cada uno de sus gestos y movimientos.
─Es una mujer demasiado hermosa. ─ Agregó Arlett mirando en la misma dirección que el chico que la acompañaba. Al igual que las otras dos chicas. ─Debe ser alucinante trabajar tan cerca de ella...
─Alucinante para los tipos que la rodean y a los que envuelve como una vil serpiente. ─ Nuevamente Lauren despotricó en contra de la ejecutiva.
─¿Por qué hablas tan mal de ella? ─ Marcelo dejó de observar a su jefa, para mirar a la rubia; La chica era una preciosidad, tenía un rostro inugualable, sus ojos azul claro iluminaban su mirada, y su piel sonrosada la hacía lucir lozana. Pero sus gestos quitaban todo encanto de ella, a pesar de no superar los 25 años, su comportamiento era demasiado agresivo y amargado a su edad.
Todo aquello junto le recordaba a la persona que hace un segundo estaba obervando.
Pero para él, era imposible compararlas.
Su musa no tenía comparación.
─Albert siempre anduvo detrás de ella... ─ Le respondió la chica a Marcelo. ─Y yo no creo ese cuento de que la muy digna lo rechazaba. Un día la encontré follando al idiota de mi hermano en su oficina.
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Mi jefa, es una mujer peligrosa.
Mistero / Thriller¿Qué pasa si te reencuentras con la chica protagonista de tu efímero amorío juvenil? Y ahora, viviendo en la piel de tu jefa. Un joven hombre tendrá que soportar en carne propia la personalidad prepotente, déspota, y orgullosa de aquella mujer que e...