"En la vida hay altos y bajos, bajos en los que tocas fondo, y en el pozo de la depresión el agua te ahoga. Altos en los que ni siquiera puedes escuchar a las personas aclamar tu nombre, y la cima se vuelve tan alta que el oxígeno empieza a escasear."Verónica se vio corriendo al piso de arriba, su corazón latía a un ritmo veloz, estaba muerta del susto. Había desafiado al destino, y a la suerte, a su cabeza también.
Había jugado a ser valiente.
Finalmente llegó a su habitación, y su cuerpo sudado se derramó sobre la cama, sentía el aire escaso, y la respiración difícil. No sabía qué era lo que había hecho, ni tampoco qué le había hecho Luciano a ella.
Sólo cerró los ojos, y cayó en un sueño bobo.
------------------ Minutos antes -------------------
─¿Qué estupidez estás haciendo? ─ Gritó turbada, y también sofocada por la obstrucción del aire que no lograba pasar por su garganta. ─¿Me vas a demostrar otra vez que estoy mintiendo? ¿Sientes placer haciendo esto? ¡Dime!
El hombre furibundo escuchó aquellas palabras y en un abrir y cerrar de ojos las olvidó, tumbando a la pelirroja en el suelo mientras estrujaba su cuello con más fuerza.
─Estoy seguro que ninguno de ellos hace esto. ─ Dijo incrementando la fuerza en sus manos. ─Porque sólo a mi me lo has permitido.
Verónica tosió, y se desesperó por hacerle entender que lo que estaba haciendo ya no era un juego sadista. Era una agresión.
Pero no podía hacerlo cambiar de parecer cuando ella también estaba jadeando de placer al sentir sus manos ahogándola, y se condenaba por eso.
Porque no quería sentirlo así.
Luciano se trepó sobre ella buscando terminar con lo que había comenzado, se encontraba endemoniadamente excitado y estaba seguro de que ella también lo estaba.
Pero ella sólo estaba confundida.
─Seguramente estás ebria, porque de no estarlo, no dirías una bestialidad tan grande... ─ Luciano metió una de sus manos por debajo de la falda del vestido color rubí de ella, arrancando las bragas del mismo color que Verónica llevaba. ─¿O acaso no te retuerces como una perra cuando te estoy cogiendo? Así como coloquialmente dices tú.
El abogado sonrió, y la pelirroja se esforzó por abofetearlo. Pero él alejó su rostro, mientras que con una de sus manos desabrochaba su pantalón, y con la otra masajeaba uno de los pechos de la ejecutiva por debajo del vestido.
─Luciano... yo... ─ Verónica quiso excusarse por sus palabras.
Pero ya las manos de él estaban sobre su cuello de nuevo, y su cuerpo ya se había unido al de ella. De una manera bélica.
La embestía intentando llegar al fondo de su ser, tratando de no dejar ningún espacio de ella sin ser explorado por él, quería marcarla como suya mientras con sus manos apretaba salvajemente su cuello, y se hundía más en su cuerpo. No dejaba de moverse, lo hacía una y otra vez, jadeante como un enfermo, mientras que de la boca de ella sólo salían minúsculos gemidos.
No sabía qué hacer, su mente se había bloqueado, como siempre.
Aquella siempre había sido la mejor manera de empezar el día, pero esta vez no podía sentirlo así. Sentía asco por los dos, pero también sentía que ya se había vuelto igual de enferma que él. Sólo por permitirlo, y disfrutarlo.
No supo cuanto duró, había perdido la noción de todo, sólo sintió a Luciano derramarse dentro de ella luego de la desenfrenada faena, logrando que ambos jadearan desesperados, buscando el aire que el momento les había robado, a él por placer, y a ella, ella ni siquiera podía reconocer con claridad lo que había pasado.
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Mi jefa, es una mujer peligrosa.
Misterio / Suspenso¿Qué pasa si te reencuentras con la chica protagonista de tu efímero amorío juvenil? Y ahora, viviendo en la piel de tu jefa. Un joven hombre tendrá que soportar en carne propia la personalidad prepotente, déspota, y orgullosa de aquella mujer que e...