Capitulo 26 CADMUS II Kryptonita

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Luego de aquella platica salí a dar una vuelta por la ciudad para calmar mi humor, al poco tiempo escuché la voz de Lena llamándome, al instante me sentí mejor; eso necesitaba, ver por un momento aquellas esmeraldas que tanto me calmaban. Al llegar a su oficina Lena me contó sobre Ana, al principio se mostraba algo cohibida pero cuanto más hablaba de la pequeña más confianza y animo tenía. Tuve que interrumpirla para decirle que con gusto la acompañaría a verla, acordamos que iríamos en unos días cuando le dieran el alta.

Al día siguiente todo fue más tranquilo, no recibí noticas de Alex o Lucy, lo cual fue extraño por parte de esta última pues pensaba que seguiría fastidiando; aún tenía que pensar una forma de obtener su celular, con eso en mis manos podría terminar con ella de una buena vez. Pasado el medio día me encontraba garabateando unas ideas que tenía sobre algunas mejoras para los prototipos de Lena y que discutiría con ella el siguiente viernes. Hoy no podríamos almorzar o comer juntas porque tenía su día lleno de compromisos así que me estaba aburriendo un poco. Pasado el medio día me llegó una llamada de Alex desde la DEO acerca de un reporte de bomba en un área de construcción que estaba junto a una escuela. Sin pensarlo salí volando de CatCo rumbo a las coordenadas que me habían mandado.

Al llegar barrí el área con mi visión de rayos X, pero no encontré nada, ni bomba ni trabajadores; aquello parecía sospechoso. Aterricé en un área despejada analizando la situación y lo que podría estar pasando cunado algo golpeó mi espalda lanzándome contra una pirámide de vigas de hierro. Al momento en que sentí el contacto con mi espalda supe lo que me había golpeado, ese dolor lo conocía muy bien y me había acostumbrado a sus efectos, me habían disparado con un rayo de Kriptonita. Por la sorpresa e incertidumbre me quedé ahí tendida por unos segundos, pensando en que había pasado y lo que debía hacer. Al poco tiempo unos pasos se acercaron a mí y mis venas comenzaron a teñirse de verde, mi traje de SuperGirl no tenía activado los escudos anti kriptinita por situaciones como esta, nadie debía saber que podíamos hacerle frente. Cuando los pasos se terminaron de acercar provocando más dolor en mi cuerpo y la silueta de mi atacante se hizo clara me quedé sin palabras. Frente a mí, con un gran trozo puro de aquel mineral verde incrustado en su pecho, se encontraba Jhon Corben.

- Mira nada más que tenemos aquí, una mosca de color rojo y azul. – Decía con expresión victoriosa mientras me tomaba por el cuello y me alzaba.

- Corben... ¿cómo? – Dije con expresión de dolor y aferrándome a su mano intentando soltar su agarre en mi cuello. Todo esto era muy sospechoso y necesitaba respuestas así que decidí seguirle el juego. La kriptonita que él poseía, aunque pura, no me infringía mucho daño ya que por mi entrenamiento y constante exposición a una radiación más potente que esta había desarrollado una gran capacidad de resistencia a sus efectos, además el dolor no era algo que me acobardara, había experimentado una peor tortura mil veces peor que esta. No obstante, si quería que hablara debí darle por su lado.

- ¿Cómo estoy vivo? Verás... después de nuestro último encuentro quedé en coma, pero me salvaron y, como podrás ver, también me mejoraron... A mi jefa no le agradas y quiere acabar contigo y la sucia plaga que representas... así que hoy he venido a mostrarte las puertas de la muerte... - Dijo con total satisfacción y convicción antes de lanzarme hacía un lado y dispararme de nuevo.

Luego de eso no pude sacarle más palabras, comenzamos una pelea en la que dejaba que me golpeara mientras yo hacía intentos fallidos por defenderme. Me mantuve lo más cerca que pude de los resplandores verdes para que pudieran crearme el mayor daño posible, pues por mucho dolor que fingiera hubiera sido raro si mi cuerpo no terminaba golpeado. Aun así, acerté algunos golpes en el rostro y cuerpo de Corben para hacerlo enfadar. La situación era complicada, no parecía querer matarme, al menos aun no, pero debía descubrir para quien trabajaba y saber cómo era posible que tuvieran acceso a aquel mineral tan peligroso, podría derrotarlo en este momento, pero la raíz del problema seguiría intacta y a la larga provocar problemas a los planes de Astra. Luego de un largo intercambio de golpes y con mi cuerpo algo maltratado y con manchas de sangre en mi rostro, Corben me golpeo una vez más con aquel rayo, pero esta vez con un triple de potencia dejándome enterrada bajo algunos escombros. Se acercó de nuevo a mí y me tomó por el cabello, al poco tiempo sentí algo puntiagudo atravesar mi cuello.

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