Capitulo 39 Hermanas y un consejo no pedido

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Narrador omnisciente

Mientras tanto, en un edificio más al oeste de la ciudad la misma ráfaga de azul y rojo entraba por la ventana a su departamento. Al detenerse en su sala y enfocar la vista pudo observar a su hermana con un brazo inmovilizado y sus padres frente a ella cerca de la puerta. Pues antes de que la rubia llegara estaban intentando convencer a su hija de que regresara a la D.E.O. para terminar de tratar sus heridas a lo que la pelirroja se negaba encaprichada en buscar respuestas a lo sucedido con su hermana para ayudarla. 

Cuando los Danvers sintieron la ráfaga que entraba por la ventana y divisaron a la súper en medio de la sala el silencio se hizo presente, no podían creer que hubiese regresado. Mientras tanto Kara poco a poco perdía lo que le quedaba de fuerza al ser invadida por el dolor y recuerdo de la muerte de RAO y lo que este día significaba... porque sí, al ver a aquel alíen transformado recordó que día era y el porqué de su presencia.... Hoy era el aniversario de la muerte de RAO, se cumplían tres años exactamente desde que había sido asesinada y de alguna forma, por alguna razón malvada, a pesar de que lo había matado una y otra vez, este siempre regresaba el mismo día a la misma hora para atormentarla. Ella lo sabía... debía haberlo sospechado cuando comenzó a ver su sombra por la ciudad, pero no lo había hecho y eso la hacía odiarse por olvidarse de algo tan importante.

Nadie se movía, apenas respiraban, al ver mejor a Alex y percatarse de lo lastimada que estaba comenzó a tomar conciencia de todo lo que había hecho y cuanto había lastimado a las personas a su alrededor. El dolor por RAO sumado a la culpa estaban terminando de romperla; las lágrimas comenzaron a correr a mares incontrolables por sus mejillas empapando su rostro para terminar en el frío piso. Tanto Alex como sus papás intentaron llamarla para que reaccionara, pero Kara no respondía ni mucho menos se movía, por el contrario, parecía estar cada vez más distante perdiéndose en su mente lo que comenzó a inquietarlos pues al parecer algo en sus pensamientos comenzaba a molestarla ya que las venas en su rostro comenzaban a brillar en un tono rojizo lo que indicaba que en cualquier momento podría caer de nuevo en los efectos de la kryptonira roja.

- Kara... - Alex intentó llamarla de nuevo al tiempo que daba un paso hacia ella preocupada por su hermanita.

- Alex, no, deja que yo me encargue, saca a tu madre de aquí y esperen a J'onn... - Pidió su padre intentando detenerla.

- No. – Respondió decidida apartando la mano de su padre que sujetaba su hombro.

- Alex podría lastimarte de nuevo, por favor... - Intentó razonar con su hija mayor, no quería que la situación se complicara más para sus dos hijas.

- ¡No! Es mi hermana y está sufriendo ¡¿qué no ves?! No pienso dejarla sola de nuevo, no lo haré, aun si ella rompe mi otro brazo voy a seguir a su lado para ayudarla aun si limpiar sus lágrimas es lo único que puedo hacer. – La convicción en sus palabras y el dolor que reflejaba la mirada de su hija mayor al ver a su hermana en semejante estado lo conmovió e hinchó su pecho de orgullo por su hija. Dio un paso atrás confiando en que Alex estaba haciendo lo correcto, la pelirroja vio a su padre con una mirada de agradecimiento por confiar en ella para luego ver a su madre buscando su aprobación. Eliza le sonrió asintiendo ligeramente con la cabeza para alentarla, presentía que la menor de sus hijas necesitaba de su hermana en este momento.

- Kara... - Intentó de nuevo en voz suave, la rubia tenía la mirada perdida en la nada, pero sus ojos también comenzaban a teñirse de rojo, Alex sabía de primera mano que aquello no era para nada bueno, más no desistió en sus intenciones y comenzó a acercarse a Kara con pasos cuidadosos para no alterarla. – Kara...

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