Tierra 83 SuperCorp

Capitulo 14 La historia tras las esmeraldas

LENA 

-Hasta luego Kieran...

Aquel nombre y el tono con el que fue pronunciado me recordaron inmediatamente a alguien, sin embargo, todo en ella y lo que recordaba era completamente diferente...

Flashback

Hace un mes que me mudé a Ciudad Nacional, quería dejar atrás todo el mal que había dejado mi hermano a su paso, levantar la compañía y redirigirla para ayudar a la gente, así podría limpiar el nombre de mi familia, aquello era lo único que me quedaba. Después de lo de Lex me percaté de cuanto de lo que me rodeba era una mentira, las personas más allegadas a mí me habían traicionado de la peor manera. Ya no tenía a nadie, estaba completamente sola; al final terminé por aceptar a la mala uno de los lemas más importantes de mi familia. Durante toda mi vida al lado de los Luthor se me había enseñado a desconfiar de las personas, quienes se acercaban a mí era porque buscaban algún beneficio, por eso habían terminado todas y cada una de mis relaciones, incluso la más larga y real que pensé que tenía.

Por la locura de Lex perdí a mi hermano, la única persona de mi familia que me hacía sentir aceptada y querida, a mi mejor y única amiga, la persona que sabía todo de mí, desde mi preferencia por las mujeres, mis problemas familiares y mi único y más fantasioso sueño, y por ultimo a mi pareja, aquella con la que pasé dos años de mi vida, pero que en cuanto vio como caía mi apellido y compañía no dudó en dejarme por alguien con mejor imagen.

"No debes confiar en nadie..."

Aquel lema se repetía una y otra vez en mi cabeza durante el viaje a Ciudad Nacional. En cuanto Sara me dejo tomé mis maletas y salí de Metropolis, necesitaba empezar de nuevo en un lugar que no me recordara a nadie por eso había elegido esta ciudad. No hacía mucho se estaba planeando construir una nueva cede aquí por lo que ya se tenía un edificio y cierto personal así el cambio de matriz no sería tan complicado, además nunca había estado en esta ciudad antes por lo que no guardaba ningún recuerdo. Así comencé mi nueva vida, aunque no podía pasar muy desapercibida pues mi apellido era más que odiado en todo el mundo, sin embargo, en un año pude estabilizar la empresa por completo y preparar todo para cambiar tanto las oficinas centrales como el nombre de la compañía para así intentar comenzar de nuevo.

Durante ese año viví prácticamente escondida en mi villa en Irlanda, aquel lugar lo había adquirido hacia un tiempo, me recordaba a mi madre biológica y era un lugar sagrado y de escape para mí, nunca llevé a nadie conmigo, ni siquiera a Sara, pues era mi pequeño secreto, mi paraíso. Por lo mismo no podía establecerme de manera indefinida en aquel lugar pues si lo hacía en poco tiempo se vería inundado de reporteros y era lo último que quería. Trabajé desde ahí por casi doce meses saliendo sólo para eventos de extrema importancia preparando todo lo necesario para efectuar los cambios que deseaba en la compañía. Había dejado de lado todo lo que no era de trabajo, boté mi celular y compré uno nuevo sólo con contactos de negocios, borré mi correo para crear otro sólo para la empresa y dejé de abrir mis redes sociales, me aislé cuanto pude del mundo.

Al final ya no era la misma Lena, en un año mi imagen se endureció notablemente. Si bien era conocida por ser una mujer imponente a la que nada ni nadie intimidaba, ahora era casi un fantasma que aparecía de vez en cuando y cuando lo hacía tenía la mirada más fría y prepotente que doblegaba a cualquiera. También se me había tachado de engreída y rencorosa, pues cada que alguien se atrevía a hablar mal de mí en mi presencia, por más bajo que lo hiciera, me encargaba que la persona lo pagara caro; así desaparecí del mapa unas cuantas empresas absorbiéndolas en mi compañía, tampoco iba a dejar a la gente en la calle por la culpa de un jefe inepto.

Por todo eso me convertí en la CEO más joven y temida en el ámbito empresarial, para cuando llegué a Ciudad Nacional nadie sabía ni se esperaba mi llegada, ni siquiera el resto de los inversionistas tenían idea de mis planes, por lo que pasé unos cuantos días de paz hasta que di comienzo con todo. Durante la última semana la junta de inversionistas se había alterado bastante hundiéndome en juntas sin sentido para decir que el cambio de central y nombre sólo ocasionaría perdidas monetarias monumentales y que, aunque la empresa fuera estable ahora poca atención iban a recibir mis "débiles intentos de redención" según ellos.