Capitulo 46 SuperGirl está de vuelta: Confusión, culpa y sentimientos

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Lena

Por fin podía estar un poco más tranquila, SuperGirl estaba libre de los efectos de la kryptonita roja, ya no representaba un riesgo para nadie. Aquello era un peso menos, aunque aún estaba bastante inquieta por Kara. Eliza llegó a los pocos minutos de que la D.E.O. fuera reabierta, al parecer mi rubia le insistió en que viniera a ayudar pues presentía que algo había pasado. 

Aquello me dejó inquieta pues su padre también estaba aquí para relevar a J'onn mientras se recuperaba. Eso quería decir que Kara estaba sola en su departamento, no obstante, cuando intenté salir de la enfermería para ir con ella guiada por aquel temor que me ha estado rondando por días; Eliza me detuvo entrando en su modo "mamá" al 100% por lo que tuve que volver a tumbarme en la camilla para que terminaran de hacer los estudios pertinentes asegurándose que no tuviera contusiones o heridas internas.

Mientras tanto Eliza me decía que Kara había insistido en que necesitaba un tiempo a solas para pensar, pero que fuera de eso se veía mejor, más tranquila y que le había pedido con tanto fervor que cuidara de sus dos personas favoritas que no pudo negarse. Aquello ultimo hizo que un pequeño sonrojo se instalara en mis mejillas y detuviera mis protestas. Dentro de poco la vería de nuevo, además, tampoco es como si pudiera dejar a SuperGirl sola mientras seguía inconsciente. Algo me decía que no estaba bien, que necesitaba estar con ella, era como estar entre la espada y la pared.

Tras varios procedimientos para que me dieran el alta calló la madrugada, en la enfermería sólo estábamos SuperGirl y yo ya que Eliza se había llevado a Alex para hacerle otros estudios y, sobre todo, alejarla de la Super pues no había dejado de intentar levantarse cada que le quitábamos la vista de encima para acercarse a ella con la intensión de asegurarse de que se encontraba bien. Por otro lado, SuperGirl aún seguía dormida, las lámparas solares habían hecho su trabajo, pero parecía que ella seguía exhausta. 

Así que ahí estaba yo, sentada a su lado velando su sueño como si de mi hermosa reportera se tratase. Se veía tan tranquila que parecía que todo lo sucedido en estas semanas había sido sólo un mal sueño. Sobre todo, lo acontecido hace unas horas y es que cuando no me reconoció tuve tanto miedo, pero no de ella sino de perderla, de ya no ser capaz de poder ayudarle y, como decía Alex, traerla de regreso. Era un temor similar al que tengo con Kara... de un tiempo acá muchas cosas son similares entre ellas...

Me dejé llevar por mis pensamientos hasta que sentí movimiento bajo mi mano, en algún momento había comenzado a cepillar su cabello con mis dedos. Creo que es un hábito que he adquirido poco apoco tras cuidar tanto de mi rubia. Enfoqué la mirada en el rostro de la mujer tendida en aquella camilla, parecía estar despertando. Me concentré en sus ojos cuando estos comenzaron a abrirse poco a poco. 

Parpadeo un par de veces como buscando enfocar la vista, de pronto aquel azul profundo y claro como el de un par de hermosas esmeraldas se perdió en mi mirada. Una tierna, casi ensoñadora, sonrisa comenzó a formarse en esos finos labios. Era como si estuviera viendo lo más bello del mundo, "tal vez sigue adormilada" pensé sin apartarme de ella, algo me mantenía fija en mi lugar, tal vez la fuerza de su mirada.

- Lena... - Dijo casi en un susurro acrecentando su sonrisa de una manera que debería ser imposible, al mismo tiempo que levantaba su mano derecha llevándola hasta mi mejilla en un movimiento gentil y delicado culminando en una cálida caricia que me llenó de tanta paz y seguridad.

Sin poder ni querer evitarlo correspondí con la mejor sonrisa que tenía, mi super por fin estaba de vuelta y todo podía comenzar su camino de regreso al rumbo que le corresponde. Con cada segundo caía más y más en las profundidades de aquellos orbes, casi podía jurar que me acercaba a ellos. Sentí su mano moverse por mi mejilla, acariciar mi mentón con aparente intención de llegar hasta mi nuca, pero una vez que rozó mi cuello aquella calidez comenzó a mermar hasta compararse con el frío y tosco hielo del Ártico. Salí del trance de aquellas jemas y puse más atención a sus gestos, su sonrisa había desaparecido al tiempo que aquellos orbes, que me tenían fascinada hasta hace poco, comenzaron a perder su brillo e inquietarse como si estuviera leyendo o indagando en algo que estaba ahí, pero yo era incapaz de ver.

Tierra 83 SuperCorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora