Sinopsis:
Que hubiera pasado si Kara dejaba a los Danvers para ir con Astra.
Kara ha perdido a las personas que más ama, en más de una ocasión y de diferentes maneras. Tras perder a Rao rompe con su código más preciado, "no arrebataras la vida de...
Los días siguieron pasando, la complicidad que tenía con Lena aumentó si es que eso era posible, después de todo ella conocía casi todo de mí. Comenzamos a pasar cada vez más tiempo juntas, podía hablarle de Astra, algunas anécdotas y temores. Ella me escuchaba y confortaba, pero se mostraba preocupada por lo que pudiera pasarme. Es por eso que me reveló que había estado trabajando en un prototipo de traje que podría ayudarme en las peleas e inclusive podría curar mis heridas hasta cierto nivel.
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Aquello no era un secreto para mí, pues como Kira ya había descubierto en lo que se podían transformar sus pequeños proyectos. Pero eso, obviamente, ella no lo sabía; me pidió que le ayudara con datos y pruebas, cosa que hacía con mucho gusto porque sabía podría beneficiarnos a futuro. Uno de esos días por fin pude conocer a Hope, aun le faltaba bastante para llegar a ser lo que tenía planeado para ella, pero estaba en buen camino.
Por otro lado, Lena comenzó a insistir en que deberíamos salir más de nuestros departamentos y su oficina por lo que con frecuencia me invitaba a restaurantes de todo tipo. Desde el desayuno hasta la cena comenzamos a probar diferentes sitios, muchos de ellos pertenecientes a mi lista. También me había llevado a algunos bastante elegantes para que probase otros tipos de comida, aunque sólo confirmé que los potstickers, las hamburguesas y la pizza eran la mejor de las comidas. Cosa que con mis comentarios solía divertir a mi ojiverde e incluso en algunas ocasiones fui yo quien se ocupó de la comida trayéndola desde diferentes partes del mundo.
Sin embargo, Lena estaba poniendo tanto de su parte que no quería quedarme atrás. Por eso un día que recordé una vez me había comentado acerca de nunca haber ido a un parque de diversiones, me puse a la tarea de planificar una espectacular escapada. Por lo que un domingo la sorprendí con un par de boletos y un itinerario tentador para un increíble día en el parque de Ciudad Nacional. Aquel día Lena se emocionó tanto que no hubo un sólo momento en el que su sonrisa cediera, bueno tal vez sólo un poco en la casa del terror; al parecer no es muy buena con esas cosas, pero luego de aferrarla a mí todo fue mejor. Ese día lo habíamos pasado tomadas de la mano casi todo el tiempo, cosa de la que no me había percatado sino hasta que regresamos a su penthouse y tuve que despedirme de ella.
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