Capítulo 8 {4 parte}

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Sólo hay silencio mientras me encojo de hombros.

—Estabas fuera con los chicos. No eres mi novio. No es tu responsabilidad salvarme cada vez que algo ocurre.

—Yo habría ido y te habría recogido —dice Niall, poniendo mi cabello detrás de mí oreja—. Los chicos y yo podríamos haber ido y salido contigo.

Eso me hace sonreír.

—Eso hubiera sido aburrido para ustedes.

—Oh, nunca es aburrido con nosotros —afirma Niall.

—Apuesto a que no —replico—. No querría molestarte. Sinceramente, tengo que aprender a estar sola, aunque me dé miedo.

Niall se burla.

—Eso es ridículo. O me quedaré contigo o tú te quedarás aquí esta noche.

—No puedo hacer eso —susurro, más tímidamente.

—Tonterías, te quedarás aquí. Lo último que necesitamos es que tu mamá vuelva a casa y tenga un berrinche porque yo estoy allí. Puedes dejar una nota diciendo que te estás quedando en casa de un amigo. Tienes 18 años, no puede decirte nada. —Antes de que pueda replicar cualquier cosa, Niall se inclina y me besa en la frente—. Alguien tiene que mantener un ojo en ti. Eres una alborotadora, después de todo.

Mirando hacia él, me río.

—Si ese no es el muerto riéndose del degollado no sé lo que es.

—¿Estás diciendo que soy una mala influencia? —pregunta Niall.

—No —contesto, dándole un codazo—. Eres la mejor influencia del mundo.

Con un guiño, Niall dice:

—Eso es lo que pensé. Vamos a conseguirte un teléfono.

En la compañía de celulares, voy rápidamente al más simple y barato teléfono.

—Esto servirá.

—¿Qué? No —resopla Niall —. Tenemos que conseguirte un teléfono inteligente.

—¿En serio? —respondo—. ¿Para qué voy a necesitar un teléfono inteligente?

Rodando los ojos, Niall dice:

—Para tener Internet, mensajes de textos, juegos... la lista es interminable, ah, y una lista de canciones.

—Tengo un reproductor de mp3 para eso —articulo—. De todos modos, mi computador ni siquiera sería capaz de sincronizar con una de esas cosas, y te juro que, si dices que vas a comprarme una computadora, voy a salir de aquí.

Con un gemido, Niall dice:

—Está bien, pero puedes utilizar mi computadora.

— Niall —silbo en voz baja, ya que un empleado nos está mirando—. Realmente no necesito un teléfono de lujo.

—Está bien, iremos con uno de esos teléfonos libres, pero todavía puedes obtener un teléfono muy agradable por firmar el contrato.

Suspiro.

—Bien, podemos hacer eso. —Así que, lo hacemos. Cuando nos metemos en el auto, sacudo la cabeza—. Me va a tomar un mes aprender a utilizar esto. Nunca he tenido un teléfono celular antes.

—Te ayudaré a hacerlo mañana. Tenemos que ir a buscar tus cosas para esta noche —dice Niall, mientras arranca el auto.

—¿Estás seguro de esto? Quiero decir, puedo quedarme en casa. No quiero tener que ocupar tu sofá.

Con una mirada de disgusto, Niall chilla:

—¿Quién dijo que ibas a dormir en el sofá? Puedes dormir en mi cama y yo me quedaré en el sofá.

Sacudiendo la cabeza con fuerza, tartamudeo:

—No, no, no, no voy a botarte de tu cama. Tomaré el sofá.

—Si te quedas dormida en el sofá, me limitaré a recogerte y ponerte en mi cama. Por lo tanto, puedes bien dormir allí en primer lugar —replica Niall con total naturalidad.

—Bien —me quejo.

Llegamos a mi casa, y yo empaco una pequeña mochila de cosas. Niall entra con mis bolsas mientras lo hago.

—¿Quieres que te ayude a colgar estas cosas? —pregunta.

—No —respondo—. Voy a hacerlo esta semana. Quiero lavar todo antes de usarlo.

—Yo nunca hago eso —añade Niall —. Debería, pero, bueno, soy un chico y no me importa.

Eso me hace reír. Cierro mi maletín y digo:

—Muy bien, estoy lista. —Hago una pausa y pregunto—: ¿Estás seguro de esto?

—Oh, sí —responde Niall —. Definitivamente estoy seguro.

—¿Esto no va en contra de llevar chicas a tu casa? —Me río.

Niall me guiña un ojo.

—Tú eres un caso especial.

—Bueno, te lo agradezco. Es sólo que no me gusta estar sola en casa.

—No hay problema —dice Niall, revolviendo mi cabello—. Vamos.

Cuando llegamos a su casa, él me acompaña hasta su habitación. La miro y rio.

—Eres un cerdo.

—Oye, soy el que tiene que vivir aquí, y estoy bien con eso. Lavé las sábanas, así que no tienes que preocuparte por los piojos.

Pongo mi maletín en el suelo.

—Piojos gratis, es bueno saberlo.

—¿Tienes hambre? —pregunta.

—Sí —respondo—. ¿Quieres que cocine?

—No, podemos pedir comida china. Dependo mucho de las entregas a domicilio. Los tengo en marcación rápida.

Resoplo y rio.

—Bueno, ya que estoy aquí, voy a cocinarte y entonces puedes congelar el resto de la comida.

—Esa es una buena idea. Realmente no tengo a nadie alrededor que cocine, por lo que nunca ha sido una opción. Ordenaremos comida china por ahora. Luego podemos configurar tu teléfono —afirma Niall, mientras camina hacia la sala.

Mirando a mí alrededor, sacudo la cabeza. Me va a tomar un día simplemente organizar este lugar, por no hablar de limpiarlo. Me río y apago la luz. Pasamos el resto de la noche comiendo, jugando con mi teléfono y viendo películas.

Por último, me acuesto en el sofá junto a Niall. Mis párpados empiezan a ponerse pesados y bostezo. Él me mira.

—Deberías ir a la cama si estás cansada.

—Sí, creo que me prepararé para dormir. ¿Necesitas usar el baño? —pregunto mientras me pongo de pie.

—No, es todo tuyo —responde, con una sonrisa.

Asintiendo, entro en su habitación y agarro mi maletín. No me toma mucho tiempo prepararme. Me pongo el pijama y me lavo los dientes.

Cuando salgo, Niall está tendiendo su cama.

—No tenías que hacer eso —digo, caminando detrás de él—. Tan sólo voy a hacerla un lío de nuevo.

—Sí, pero no hay nada como entrar en una cama tendida, se sentirá mejor. ¿Vas a estar bien aquí? ¿No necesitas nada? —pregunta.

Sonrío y le digo:

—No, debería estar bien.

—Está bien, buenas noches cariño —susurra Niall, mientras me da un beso en la mejilla—. Voy a estar allí si me necesitas.

—Voy a estar bien y, otra vez, gracias. De verdad, lo digo en serio. Gracias por... bueno... todo.

Él levanta su mano y pasa los dedos a lo largo de mi mandíbula.

—No hay problema. Estoy feliz de hacerlo. Ahora, a dormir un poco.

—Está bien —susurro.

Se da la vuelta y sale de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Levanto mi mano y toco mi cara. Se siente tan bien cuando me toca.

¡Basta, Alex! Ugh, él es tu amigo, deja de ser ridícula. Voy y me meto en la cama. Cuando me acuesto, me pongo de lado. Es entonces cuando olfateo la almohada y huele exactamente igual que él, realmente bueno. Me pego a mí misma en la frente y gimo. ¡Vete a dormir! Con eso apago la luz.

The Art Of The Life - NiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora