Capítulo 19 {2 parte}

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No hay respuesta. Cierro el agua en la ducha y estiro la mano en busca de mi bata. Después de habérmela puesto, abro la cortina. Niall por supuesto, está en el piso, vomitando en el inodoro. Suspiro pesadamente y salgo de la ducha. Acuclillándome junto a él, pongo mis manos en su frente para ayudarlo a sostener su cabeza. Vomita durante un tiempo. Pensarías que esto me molestaría, pero he lidiado con esto lo suficiente con mi mamá. Esto no es nada. Da arcadas por un rato y entonces finalmente se detiene.

—¿Ya terminaste? —pregunto.

—Sí, eso creo —gruñe. Niall se desliza y se sienta junto al inodoro. Voy y agarro una toalla. Después de mojarla, regreso y se la entrego a Niall —. Gracias —murmura, limpiándose a sí mismo—. No tienes que ayudarme.

—Oh, Dios —gruño—. Sí, tengo que hacerlo. Relájate. —Girando, lleno una pequeña taza con agua y se la paso también—. Enjuágate la boca.

Lo hace y escupe en el inodoro.

—Siento como si me fuera a morir.

—No vas a morir —digo, cruzando mis brazos—. Tienes resaca. Desearías estar muriendo. ¿Cuánto tomaste anoche?

—Sabes —responde Niall —. No me acuerdo. Oh mierda. —Se inclina y comienza a vomitar de nuevo.

Me arrodillo junto a él y froto su espalda. Cuando termina, Niall apoya su cabeza en el inodoro.

—Me gustaría poder hacer más para ayudarte, pero créeme, no hay nada que pueda hacer. Tienes que esperar a que esto salga.

—Sí —refunfuña—. He pasado por esto antes.

Poniéndome incómoda, me siento en el piso. Arreglo mi bata así no muestro nada. Sabes que lo que pasó anoche no es importante ahora.

Niall gruñe y se desploma, descansando su cabeza en mi regazo.
Eso me hace reír.

—¿Por qué no te pones cómodo?

—Shh. —Me calla—. No tan fuerte.

—Lo siento —susurro, sin dejar de reír—. Lo siento, pero esto es un poco divertido.

Cierra los ojos y gime.

—No es gracioso.

—Sí, lo es. Tal vez te enseñará a no beber tanto.

Niall deja caer su brazo sobre su cara.

Sacudo mi cabeza. Suspirando, Niall finalmente dice:

—La luz del sol es tan malditamente brillante. ¡Ugh! —Solo me rio

—Entonces, ¿cómo llegué a casa anoche?

—¿Qué? —pregunto.

—Bueno, recuerdo haber estado en el bar y... entonces me desperté en tu cama —responde Niall.

Mi corazón se rompe en mil pedazos. Ni siquiera sé si puedo encontrar las palabras.

—¿No te acuerdas de anoche?

—Nop.

—¿Alguna cosa? —digo en voz baja.

Niall quita su brazo y me mira.

—No, ¿por qué? ¿Hice algo estúpido? ¿Cómo llegué a tu cama?

Creo que en realidad podría llorar... encima de él. La mirada en sus ojos es una de confusión. No le puedo decir, simplemente no puedo. ¿Qué diría? Sólo sería incómodo. No lo habría hecho si no hubiera estado borracho.

—No —digo finalmente, tratando de poner una sonrisa—. Sólo trepaste a mi cama y te desmayaste. No quería molestarte.

—Oh bien —suspira—. Sé que no manejé. Me dieron un aventón hacia el bar donde estábamos.

—Mmm —canturreo.

Mis ojos están empezando a llenarse de lágrimas. Clavo mis uñas en la palma de mi mano para tratar de distraerme. Aparto la mirada, esperando que Niall no lo vea. Cuando pone de nuevo su brazo sobre sus ojos, doy un suspiro de alivio. Una lágrima cae por mi mejilla y rápidamente la elimino. Hay solo silencio por un momento. Mi mano está probablemente sangrando por excavar tan duro.

—Entonces —digo finalmente, algo ruda—. ¿Qué podría animarte a beber tanto maldito licor?

No hay movimiento de Niall. ¿En serio se quedó dormido encima de mí?

De pronto, dice:

—Tiendo a emborracharme cada año en ese día.

—¿A propósito? —pregunto, estupefacta.

—No empiezo con eso siendo mi meta, pero normalmente termina de esa manera —contesta Niall. Lentamente, articula—: Para ahogar mis penas.

Mi mano alcanza la parte superior de su cabeza, y mis dedos comienzan a enrollar sus claros cabellos. Vacilante, pregunto—: ¿Por qué estabas triste?

Tomando una respiración profunda Niall dice:

—Ayer, bueno, ayer fue el aniversario.

—¿El aniversario de?

—Es el día en que Kaitlin murió. —El dolor en mi pecho decae por un segundo. Me está diciendo algo acerca de su pasado. ¿Qué digo? ¿Qué hago? Solo sigo enrollando su cabello y lo dejo para que hable al respecto. Niall quita los brazos de su cara y me ve—. ¿No hay preguntas?

—No, quiero saber quién es Kaitlin, pero prometí no hablar acerca de tu pasado, así que no voy a hacer ninguna pregunta.

—Bueno —dice en voz baja mirándome—. Creo que estoy listo para hablar de ello, pero tienes que prometer que no le dirás a nadie lo que te diga. —Asiento en respuesta.

Niall toma una respiración profunda y luego comienza:

—Para empezar, soy de Texas, pero tú ya sabías eso. Lo que no sabías es que... bueno... soy huérfano, supongo que se podría decir eso. —Me mira mientras mis cejas salen disparadas hacia arriba—. Ves, esa es la razón por la que no se lo digo a nadie, porque odio la simpatía por eso.

Sacudiendo la cabeza, replico:

—No lo estaba haciendo por simpatía, solo estaba sorprendida.

—Bien, bueno, estuve cambiando de casa de acogida a casa de acogida. Era bastante retraído y nunca realmente apegado a alguien. Era bastante parecido a ti. Nunca hubo muestras de cariño o el toque reconfortante de la familia. Entonces, así es como crecí. Durante el verano antes de mi año de octavo grado, finalmente llegué a mi último hogar de acogida. Eran personas muy agradables, pero yo era tan cerrado y tan cauteloso que mantuve mi distancia. La esposa era profesora de música y dijo que sería bueno para mí empezar a tocar un instrumento. Yo, por supuesto, me burlé de la idea, excepto que ella dijo que así era como me iba a ganarme mi mesada.

Interrumpo:

—Entonces ¿elegiste el violín?

—Sí, para mí era uno de los más bellos instrumentos de sonido que conocía. Entonces, comenzó a enseñarme cómo tocar y por lo maravilloso que soy, lo capté rápidamente. — Niall me sonríe y río suavemente—. Hacia el final de ese verano, Henrietta, mi madre adoptiva, decidió que iba a enviarme a un campamento de música por una semana. Yo estaba horrorizado. No quería ir, pero al final no había opción. Así que, fui al campamento de música. Por decir lo menos, no encajé muy bien. Era el chico que jugaba deportes y actuaba todo alocado. No era del tipo de sentarme y tocar música todo el día, pero me rendí y traté. Estaba detrás de todos los demás, así que me quedaba más tarde que el resto de los chicos y practicaba. Me frustré bastante conmigo mismo. Quería ser el mejor en todo. Bien, una noche, realmente me molesté y comencé a maldecir como un marinero, lo cual no es sorprendente viniendo de mí. De repente, ahí estaba esta suave voz diciendo:

—¿No te dijeron tus padres que no es bueno maldecir? —

The Art Of The Life - NiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora